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La rebelión de los artistas en Cuba

JORGE RAMOS

En Cuba gobierna una brutal dictadura y una de las cosas más peligrosas que existen en la isla es protestar contra ella.

Desde 1959, cuando se implantó la revolución de Fidel Castro en el país, muchos de los que se han atrevido a manifestarse en contra del régimen se han enfrentado a tres duros destinos: la muerte, la cárcel o el exilio. Por eso es crucial apoyar a los cientos de jóvenes artistas que en los últimos días han salido a defender la libertad de creación y expresión en Cuba. Lo están arriesgando todo. Si esto sale mal, podrían terminar en prisión. Si sale bien, estarían (por fin) resquebrajando la dictadura y abriendo una posibilidad de cambio democrático en Cuba. Estos días, se juega mucho en la isla.

No es la primera vez que hay descontento hacia el gobierno en el país. Pero la serie de protestas más recientes han sido quizás uno de los episodios de indignación más visibles. Este brote de inquietud social comenzó tras el arresto del rapero Denis Solís. El 6 de noviembre, un agente uniformado se metió en la casa de Denis en La Habana. Y el artista, indignado por esta intromisión sin ningún tipo de orden judicial, se defendió de la única manera que tienen los disidentes en Cuba: con su celular.

Solís transmitió en vivo durante más de siete minutos, a través de Facebook, su intercambio con el agente. "¿Quién lo mandó usted a pasar sin pedir permiso?", le preguntó Denis al agente. "¿Por qué tú me estás molestando a mí? Cuando yo, que yo sepa, no he matado a nadie, ni he roto una puerta, ni he robado como suele hacer tu maldito verdugo".

En un momento el agente también sacó su celular y empezó a filmar a Denis, quien le dijo: "Fílmame que yo también te filmo". Pocos días después, Denis fue detenido, juzgado sin abogado defensor ni ninguna garantía y sentenciado a ocho meses de prisión. Todo por la osadía de filmar y difundir el video de un agente que se había metido sin permiso a su casa. Lo que Denis puso al descubierto con su celular, para que el mundo lo viera, es la maquinaria represiva del régimen cubano.

Después de su detención, un grupo de artistas y disidentes se pusieron en huelga de hambre y sed para exigir la liberación de Denis. Muchos de ellos son miembros del ecléctico Movimiento San Isidro -nombrado así por un barrio de La Habana-, que reúne a cantantes, escritores, científicos, periodistas y ciudadanos. Pero el 26 de noviembre las personas reunidas en la sede del movimiento fueron arrestadas temporalmente por fuerzas de la seguridad del Estado.

Un día después el gobierno cubano enfrentó una de sus más grandes rebeliones en años. Arriesgando el arresto, más de 300 artistas, jóvenes y estudiantes se reunieron pacíficamente el 27 de noviembre frente al Ministerio de Cultura para exigir la excarcelación de Denis y pedir mayores libertades en Cuba. Para algunos medios y observadores presentes, fue una de las mayores protestas en las últimas décadas.

Ese desafío sin precedentes -que dio origen al movimiento 27N- obligó al viceministro de cultura, Fernando Rojas, a reunirse con tres decenas de los manifestantes. Ellos llevaron a la reunión un pliego petitorio en contra de la represión y el hostigamiento. Tania Bruguera, una reconocida artista cubana, fue una de las que estuvieron presentes.

"Estamos discutiendo las libertades de expresión en Cuba, no solamente para los artistas pero también para los ciudadanos", me dijo en una entrevista desde La Habana. "Las libertades y el respeto al disenso político en este país". ¿Cómo se piden mayores libertades en una dictadura?, le pregunté. "Podemos pedirlo porque el pueblo lo está pidiendo, los intelectuales lo están pidiendo a su gremio. [...] La gente está saliendo a la calle. La gente ya está cansada".

Tras ese primer encuentro, el gobierno cubano suspendió el diálogo, acusando falsamente a los artistas de mercenarios y de ser financiados por Estados Unidos.

Esta no es la primera rebelión en Cuba en seis décadas de tiranía. Basta recordar la revuelta conocida como el "Maleconazo" en 1994, la valiente misión de las Damas de Blanco a principios del siglo y la arriesgada labor que los periodistas independientes han hecho en los últimos años. Pero esta es la primera vez que el régimen castrista se enfrenta a una oposición armada digitalmente (con celulares, internet y redes sociales).

"Nada de esto pudiera pasar sin las redes sociales. En Cuba han pasado muchas cosas extraordinarias durante estos 60 años. Hay muchas personas increíblemente valientes. Pero la diferencia ahora es que todo el mundo se está enterando. Antes nadie se enteraba […]. Y fíjate si el gobierno sabe del peligro de las redes sociales que ha empezado a apagar ciertas aplicaciones", me dijo Bruguera.

Y, como muchos saben, las dictaduras empiezan a morir cuando pierden el control del discurso público. Eso ha comenzado a pasar en las redes sociales con el régimen cubano. Así ocurrió con Solís, quien al final de su desafiante video dijo: "Estamos superconectados. Cualquier cosa, les transmito nuevamente". Sin internet, Denis sería un anónimo prisionero en uno de los hoyos negros del sistema carcelario cubano. Y yo no estaría escribiendo esta columna sobre él y los resueltos jóvenes del Movimiento San Isidro.

Lo que es totalmente inaceptable es que en este 2020 haya todavía dictaduras brutales, represoras y asesinas como la cubana. Solo dos personas han gobernado de facto la isla en más de seis décadas: Raúl y Fidel Castro, quien murió en 2016. Dos. Nada más. El legado de Fidel Castro, concluye un comunicado de Human Rights Watch, es de "miles de cubanos fueron encarcelados en prisiones en condiciones deplorables, otros miles fueron perseguidos e intimidados y a generaciones enteras se les negaron libertades políticas básicas". Aunque "Cuba logró avances en salud y educación", dice el reporte, "muchos de estos logros se vieron contrarrestados por largos períodos de dificultades económicas y políticas represivas".

Hoy, ese sistema autoritario continúa. Hay un solo partido político, no se permiten partidos opositores y la prensa independiente es asediada. Cuba es el único país del hemisferio que no permite la visita de observadores de derechos humanos ni de Amnistía Internacional.

Es imperdonable y vergonzoso que todavía haya gobiernos en América Latina, como el actual de México, por ejemplo, que no se atrevan a criticar públicamente los abusos y crímenes de la dictadura cubana. Es de una enorme incongruencia afirmar estar a favor de la democracia de los mexicanos y otros latinoamericanos pero mantener silencio sobre los atropellos dictatoriales que sufren los cubanos.

No debemos dejar solos a estos artistas en la isla. Como dijo Tania Bruguera -a quien recientemente la amenazó frente a su casa un coronel de la seguridad del Estado-, lo que está ocurriendo en Cuba actualmente "es más grande que cualquier deseo individual".

Es ingenuo pensar que esta rebelión de los artistas en Cuba pueda terminar con una dictadura de 61 años. Pero sí ha demostrado tres cosas: que el régimen castrista es vulnerable, que las redes sociales están abriendo opciones de protesta que hasta hace poco eran impensables y que no hay nada más poderoso que la gente oprimida buscando su libertad.

Algún día, quizás de un video como el de Denis, surgirá la Primavera cubana.

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Escrito en: Editorial Jorge Ramos

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