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Alianza PRI-PAN

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LUIS F. SALAZAR WOOLFOLK

El anuncio de que las cúpulas de los Partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional, aprobaron ir en alianza en las elecciones federales del año entrante ha suscitado toda clase de especulaciones, sin embargo, los efectos en los militantes de ambos partidos y en el ánimo de los ciudadanos electores son de pronóstico reservado. Será hasta el día de las votaciones, el próximo seis de junio de dos mil veintiuno, que podamos conocer si la decisión tomada al respecto fue un error o un acierto de los aliancistas, en su intento por obtener resultados pragmáticos.

Los participantes justifican la alianza en la necesidad de establecer un contrapeso al Poder Ejecutivo, porque estiman que la mayoría del Partido Morena en el Congreso de la Unión, ha propiciado un ejercicio autoritario del poder por parte del presidente López Obrador. La alianza propone una estrategia de ingeniería electoral, que permita a PRI y PAN designar a un solo candidato común a la Cámara de Diputados, en cada uno de ciento treinta de los distritos electorales en disputa, con el objeto de sumar la votación que en cada caso logren ambos partidos y de esta suerte, lograr una mayoría de oposición a la política presidencial.

El hecho no tiene precedentes, y está de por medio no solo la dificultad de reunir a dos partidos de distintos principios e intereses, sino sobre todo, pesa sobre ellos la acusación de ser cómplices históricos en un uso indebido y hasta delictivo del poder público. El PRI funcionó como Partido de Estado por setenta años, y durante ese tiempo el PAN escribió páginas heroicas en la crónica de nuestra frágil democracia; como dos botones de muestra, están las luchas encabezadas en San Luis Potosí a mediados del siglo pasado por el Doctor Salvador Nava Martínez, en contra del cacicazgo priísta de Gonzalo N. Santos, y en Chihuahua por Don Luis H. Álvarez, frente al fraude electoral en el sexenio de Miguel de la Madrid.

Estos testimonios y muchos más que hubo, revelan que no es cierto que el PRI y el PAN hayan sido "iguales" o "lo mismo" ni en la lucha por el poder ni en su ejercicio sin embargo, el PRI fiel a su naturaleza de partido hegemónico, estando en el poder intentó por todos los medios controlar y absorber a las diversas formas de oposición que enfrentó, y contaminó a los gobiernos panistas, en el paréntesis de doce años en los que el PRI fue oposición. Los gobiernos de Fox y Calderón, no tuvieron la fuerza suficiente ni el apoyo de la mayoría en el Congreso para lograr un pacto nuevo de gobernabilidad que rompiera el cerco del Partido de Estado, y el sistema tocó fondo con el regreso del PRI en el sexenio desastroso de Peña Nieto.

Algunos panistas se han expresado en contra de la alianza en comento, y destaca al respecto Javier Corral Jurado, gobernador de Chihuahua que se ha distinguido por su eficaz lucha en contra de la corrupción priista del pasado reciente, y hoy se manifiesta renuente a marchar al lado del PRI. La justicia en el actual gobierno de Chihuahua, tiene en la cárcel o sujetos a proceso a priístas distinguidos, incluido un exsecretario del Comité Ejecutivo Nacional de ese partido, y hoy día, el exgobernador priísta César Duarte, enfrenta una orden de aprehensión para ser extraditado de los Estados Unidos.

Los escrúpulos del panista militante, e incluso del simpatizante del PAN al que se le pide votar en alianza con el PRI están en juego, y pesarán en los resultados de las próximas elecciones. En el caso de Coahuila, resulta increíble que a la base electoral del PAN se le pida que vote de la mano con el PRI de los Moreira, cuya complicidad con el crimen organizado dejó un saldo pavoroso de muertos y desaparecidos, y hasta el día de hoy padecemos los efectos del robo de recursos y un endeudamiento extremo, que tienen en quiebra a las finanzas públicas. Todos estos males, provienen de crímenes que en Coahuila permanecen impunes.

Morena y López Obrador exhiben a la alianza del PRI y el PAN como prueba de la complicidad histórica de ambos partidos en la corrupción institucional y sistémica, que puso fin al equilibrio de fuerzas que estuvo vigente hasta las elecciones de dos mil dieciocho, en tanto que los participantes en la alianza, la consideran un medio para salvar a la democracia mexicana. Ambas posturas, estarán en la boleta electoral el próximo seis de junio.

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