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Fratelli tutti: la voz política del Papa

ÉDGAR SALINAS

Con ocasión del día de San Francisco de Asís, el Papa Francisco ha publicado su Carta Encíclica "Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social". El documento permite leer, en un solo texto, el pensamiento social y político disperso en discursos, homilías, encuentros y diálogos diversos del jesuita al frente de la Iglesia Católica, lo que facilita profundizar en sus ideas.

Apenas fue publicada, en pocos minutos la Encíclica se hizo tendencia en redes. Varias críticas predominaron: algunas señalaron que se trataba de un documento cuyo lenguaje dejaba de lado a la mujer; otras aludieron a la opulencia de las curias como elemento paradójico con la crítica al capitalismo contenida en el texto; algunas más indicaban que la motivación generada por el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb podía generar aún más división en los pueblos del islam. Varias tendencias no parecían orgánicas sino una más de las típicas campañas de redes sociales nacidas en el anonimato de intereses. Al leer la Carta, uno podría explicarse tales reacciones.

Respecto de si la Carta deja de lado la realidad de la mujer y el lenguaje utilizado margina la condición femenina me parece una generalización que requiere matices. La lectura permite notar un uso, tímido, si se quiere, del lenguaje inclusivo. Considero, sin embargo, que una trilogía magnífica de cartas encíclicas del Papa Francisco podrían constituirla Laudato si´ (sostenibilidad), Fratelli tutti (sociedad y política) y una específica sobre la mujer en el mundo y en la Iglesia Católica, está, sin duda, nos falta.

Fratelli tutti es un documento provocador que requiere una lectura atenta y abierta. Son muchos temas los abordados, aunque todos desde una misma intención: la amistad social. Se podría leer rápido, pero se trata de uno de esos textos nacidos para conversar y meditar. No se busca imponer un pensamiento sino, en palabras del autor, se publica "como un humilde aporte a la reflexión para que, frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras."

En esta ocasión me detengo en dos temas. El primero "La ilusión de la comunicación", en esa reflexión, Francisco señala que "Todo se convierte en una especie de espectáculo que puede ser espiado, vigilado, y la vida se expone a un control constante…El respeto al otro se hace pedazos y…sin pudor alguno puedo invadir su vida hasta el extremo…Por otra parte, los movimientos digitales de odio y destrucción no constituyen -como algunos pretenden hacer creer- una forma adecuada de cuidado grupal, sino meras asociaciones contra un enemigo… Las relaciones digitales, eximen del laborioso cultivo de una amistad…", en este contexto, considera, se pierde la disposición y la capacidad de escucha y se sustituye por el tecleo veloz y ansioso de las redes digitales.

Otra reflexión cuya recepción no será cómoda es la ofrecida en el capítulo quinto denominada "La mejor política", donde comenta las nociones de pueblo, populismo y liberalismo. Señala: "El desprecio de los débiles puede esconderse en formas populistas, que los utilizan demagógicamente para sus fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos." Suena familiar esa aseveración, aunque quizá aún más la siguiente: "Esto llegó al punto de pretender clasificar a todas las personas, agrupaciones, sociedades y gobiernos a partir de una división binaria: "populista" o "no populista". Ya no es posible que alguien opine sobre cualquier tema sin que intenten clasificarlo en uno de esos dos polos, a veces para desacreditar injustamente o para enaltecerlo en exceso."

Si estas citas parecieran tener vigencia para México, es dramático constatar que se escribe desde una perspectiva de alcance global. La información a la que se tiene acceso desde el Vaticano alimenta las reflexiones contenidas en la Carta. Más que comentar, por ahora, la Encíclica, considero valioso leerla y enfrentar las propias posiciones a esas reflexiones. Al final, mucho de lo que busca en la Carta lo resume, Francisco en el diálogo, hay que propiciar el diálogo, porque: "La falta de diálogo implica que ninguno, en los distintos sectores, está preocupado por el bien común, sino por la adquisición de los beneficios que otorga el poder, o en el mejor de los casos, por imponer su forma de pensar".

@EdgarSalinasU

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Escrito en: editorial Edgar Salinas Uribe

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