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Margarito Cuéllar

Margarito Cuéllar gana premio Juan Ramón Jiménez

Fue reconocido por su libro Nadie, salvo el mundo

Galardonado. Nadie, salvo el mundo aborda el eje temático de la 'matria', para introducirse en pasajes más intimistas.

Galardonado. Nadie, salvo el mundo aborda el eje temático de la 'matria', para introducirse en pasajes más intimistas.

SAÚL RODRÍGUEZ

Un verso del poeta salvadoreño Jorge Galán fue el detonante que hace aproximadamente tres años, provocó que el poeta y periodista mexicano Margarito Cuéllar, (quien también ha sido colaborador de la revista Siglo Nuevo) comenzara a redactar lo que sería su poemario Nadie, salvo el mundo. En este proyecto, el tiempo fungió como un escultor en las ideas de Cuéllar, pues el desarrollo del libro fue un pensamiento que lo acompañó en sus viajes hasta alcanzar su madurez.

Para sorpresa de Cuéllar, Nadie, salvo el mundo resultó ganador del XL Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez, el cual es organizado por la diputación provincial de Huelva, en España.

La obra aborda el eje temático de la "matria", desde la cual se revisan conceptos como la mexicanidad y la familia, en un equilibrio que aparece cuando se habla del país y cuando se habla de la madre.

"Tiene que ver con mis raíces potosinas, de mis abuelos, de mis padres. Tiene que ver con los hijos, con las figuras del padre y de la madre, con la memoria. Tiene que ver con migraciones, con fronteras, con la violencia del país. Tiene que ver con reflexionar sobre la palabra, la poesía, el poeta, el lenguaje", comparte el poeta Margarito Cuéllar en entrevista.

Cuéllar también se adentró de manera involuntaria en el realismo mágico, pues también dialoga con fantasmas y con muertos, surcando la herencia literaria que le ha dejado el legado de Juan Rulfo.

"Lo que creo es que la poesía de pronto nos tira al piso, nos araña, nos revuelca. Luego te da una palmadita y te dice: 'Vas bien, amigo, vas bien, por ahí es'".

EL ORIGEN

Las inquietudes que llevaron a Cuéllar a escribir Nadie, Salvo el mundo provienen de su preocupación por el origen, la raíz y la memoria. A esto se sumó la situación de la salud de su madre de 86 años, a quien cuida en turnos diferentes en compañía de sus familiares.

"A todos nos toca un día en específico. A raíz de estos diálogos con mi madre, empieza la memoria a fluir, a dar vueltas, y en esas conversaciones te da un hecho que tenías olvidado o que no conocías. Te da un detalle de la infancia que no sabía que existía, un detalle de los otros o de la misma descendencia, de los antecesores que no conociste. Entonces se va hilando un recorrido que luego toma forma literaria. Por eso se fue armando, porque creo que tiene que ver con esa fase de la edad mayor en la que te vas dando cuenta de que el deterioro de los demás es tu propio deterioro".

Y es que para el poeta, tomar conciencia del decaimiento de la vida es un proceso muy duro, pero muy real y posible. Se trata de una catarsis, de una búsqueda temporal donde el autor es consciente de su presente al retroceder y hurgar en su pasado.

Cuéllar habla de una "casa mayor", conformada por el sistema político y social del país, la cual afecta directamente al hogar de cualquier mexicano a través de las crisis y la violencia.

A diferencia de otros trabajos de Cuéllar, Nadie, Salvo el mundo se caracteriza por su tinte intimista. Cuéllar define su poesía como muy directa, pero piensa que a comparación de su anterior libro Teoría de la belleza (Premio del Festival de la Lira de Cuenca 2019), su reciente obra se interesa más por los poemas largos que después se fragmentan.

"Esa es la diferencia, el tono intimista y la metáfora que se hace con lo fronterizo, con lo híbrido, con la vulnerabilidad misma del país".

Asimismo aclara que no se trata de un libro triste ni alegre, más bien apunta sus versos hacia el horizonte de la ironía para que los factores de la vida aligeren su carga. "El amor, la soledad y la muerte se tratan desde una óptica distinta".

Otro aspecto es la influencia del poeta salvadoreño Jorge Galán, de quien es asiduo lector y cuya poética le ayudó para construir la atmósfera de Nadie, salvo el mundo.

"Esto nos lleva a otra cosa: nos debemos a los demás, nos debemos a nuestros padres, a nuestros abuelos, a las personas que a diario conviven con nosotros y nos toleran. Nos debemos también a otros autores, a los que también les hemos tenido reverencia. Entonces, ahí está Vallejo con su profundo dolor para América Latina, como una vena abierta".

El XL Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez consta de una bonificación de 12 mil euros y la publicación de la obra. Se notificó que el próximo año pasará a un formato iberoamericano, para incluir también trabajos de lengua portuguesa.

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