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La silla de 4 patas

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Una vez más, en la semana pasada se pudo dar cuenta en las redes sociales de un video donde se observa a un grupo de seis elementos de la Dirección General de Tránsito de Torreón agrediendo arteramente a un par de ciudadanos que claramente estaban ya sometidos, puesto que yacían en el pavimento totalmente sujetados por un par de los oficiales de vialidad. En los hechos sucedidos en la madrugada del domingo 20 de septiembre pasado en la antigua carretera Torreón-San Pedro se puede mirar el primer plano del video en cuestión, donde se observa con claridad cómo un elemento uniformado patea cobardemente en la cabeza al primer ciudadano dominado por un compañero de la corporación. No conforme con haberle propinado el puntapié de la manera más vil, el mismo sujeto con casaca amarilla toma un tolete de esos que se despliegan como antena de automóvil para seguir tundiendo al pateado en el cráneo.

En la misma escena, el segundo individuo que se encontraba tirado en el piso sometido también recibe patadas fuertes, no obstante la súplica de una fémina que claramente pide que dejen ya de agredir al par de ciudadanos. La petición es ignorada y, así como el primero, el segundo también lleva la pataliza.

Este video es además uno más en la escalada de materiales audiovisuales que han sido grabados por los dispositivos que miles de personas suelen portar, particularmente teléfonos celulares con capacidad de videograbar y que posibilitan obtener material de este tipo de escenas. Particularmente, durante la presente administración municipal de Torreón, ha sido recurrente el reporte de hechos en los que se aprecian escenas de violencia física entre los propios agentes de Tránsito y ciudadanos comunes. En algunos de ellos se aprecia que en ocasiones son los oficiales quienes se exceden o abusan, como fue este último, así como en otras tantas son los ciudadanos quienes han llegado a agredir arteramente también a los servidores públicos.

Esta concatenación de videos se atribuye directamente al estilo de dirigir del hoy exdirector de Tránsito de Torreón, Pedro Luis Bernal, quien por iniciativa propia o por encomienda de su jefe, el alcalde Jorge Zermeño Infante, endureció el criterio de su corporación en cuanto a la aplicación del reglamento para los automovilistas que transitan por la ciudad, lo que generó un sensible incremento en la recaudación por concepto de multas, convirtiéndose en una apetecible fuente de ingresos para las arcas municipales.

El estilo en ocasiones hasta estrambótico de conducirse del hoy exdirector permeó entre sus subalternos provocando estos roces con la ciudadanía que no solían ocurrir con los agentes de Vialidad, por ello hay vasta evidencia en los videos ya antes referidos.

En los hechos particularmente del día 20 del mes pasado, estos provocaron la respuesta primero mediática y luego en los hechos del gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís, quien declaró que en el ámbito que a él le correspondía no iba a permitir conductas de este tipo. En tanto el gobernador de extracción priista se manifestaba de esa forma, las autoridades del municipio de Torreón guardaban hermetismo sobre el suceso. Fue entonces cuando el gobernador pasó a los hechos y a través de la fiscalía ordenó el arresto de hasta 36 horas de Pedro Luis, bajo el argumento de que este había desobedecido los citatorios que se le habían girado para atender la denuncia interpuesta contra sus agentes.

Bernal cumplió con el tiempo que establece la ley para la sanción que se le aplicó y recuperó su libertad el domingo pasado, para luego ser separado de su cargo un día después, aunque no se quedó sin empleo porque el presidente municipal, Jorge Zermeño, así lo dispuso.

Cuando se anunció su separación, Zermeño Infante enfatizó en reconocer la honradez y el trabajo de Bernal, puntualizando que no existe evidencia de que Bernal haya actuado con deshonestidad alguna, puesto que nunca le ha pedido centavo a algún agente de Tránsito (es una práctica en las corporaciones de Vialidad que se gesten pirámides de corrupción que se alimentan de los sobornos que los agentes pudiesen recibir de los ciudadanos).

No existe evidencia pública alguna de que Pedro Luis haya actuado apartado de la honradez, nadie se la ha cuestionado. Sin embargo, eso no es suficiente para ser funcionario público. Por supuesto que ser decente debería ser una condición sine qua non para desempeñar puesto público alguno, pero además de esa cualidad se deben tener otras, como prudencia y templanza, que claramente Pedro Luis no mostró cuando fue director.

Las sillas regulares tienen 4 patas que deben ser sólidas para realizar su función correctamente. El exdirector de Vialidad tiene una pata muy sólida, la de la honradez, pero carece de otras y así las sillas no funcionan.

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