Fernando, Pecky y Huguito. (Erick Sotomayor Fotografía)
Se dice que el primer sonido que todos escuchamos es el latido del corazón de nuestra madre. Allí, en ese mundo acuático, tenemos los primeros diálogos que despiertan esa conexión que nos une a la vida. Por eso todos vibramos y tenemos ritmo: la tierra, las mareas, las cuatro estaciones, la luna, etcétera.
También, nuestro cuerpo tiene ritmo: el latido del corazón, las ondas del cerebro y la respiración forman su orquesta dentro de nuestro ser. Sin embargo, muchas veces, pensamos que no tenemos ritmo porque lo comparamos con el ritmo del otro o del músico, o no nos hemos dado cuenta de él, pero está ahí, dentro de nosotros.
Indudablemente, el ritmo es inherente en el ser humano. Despertar nuestro ritmo o sonido es recuperar algo natural, por tanto, algo saludable. El sonido del tambor es como el sonido del corazón, ese que el ser humano escucha desde en el vientre de la madre. El golpe del tambor está dentro de nosotros y, traerlo fuera es exteriorizar nuestra emoción y conexión con la tierra, y así laguneros celebraron ayer el Día Internacional de la Paz.
