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Torreón 113: Fe, constancia y unión

ÉDGAR SALINAS URIBE

La semana pasada se cumplieron 113 años de que Torreón fue elevada a la categoría de ciudad. Soy de quienes consideran que el pasado lagunero, previo a esa fecha, debe ser reconocido y conmemorado más que la efeméride de una de sus poblaciones, al menos en lo que respecta a la conformación del carácter regional. No obstante, el haber sido distinguida con esa categoría representa un hito para Torreón que, para entonces, contaba, por lo menos, con poco más de seis décadas de haber sido construido el torreón del que tomó su nombre.

Antes de que el ferrocarril se asomara por acá y con su cruce histórico marcara en definitiva el sitio de mayor bonanza en la región, el puñado de personas que construyó el torreón estaba motivado por la idea de hacer productivas las tierras situadas hacia el este de la ribera del Nazas. Podemos imaginar que por sus cabezas pasó la pregunta de qué hacer para que en lugar de un erial esa zona fuera tan productiva como otras áreas comarcanas. La respuesta fue construir un canal que eventualmente posibilitara conducir agua de las avenidas hasta ese rumbo. También construyeron una represa y el torreón del que tomaría su nombre la futura ciudad. Para entonces solo había un par de casas en el rancho, pero el ímpetu para transformar un erial en tierra productiva ya distinguía a la gente de la región.

Qué hacer para que la Comarca sea tan productiva como se necesita y puede es una pregunta que, como las avenidas extraordinarias del Nazas, revisita a la región de tiempo en tiempo. Nos encontramos ahora, a 113 años de haber sido considerado ciudad el otrora rancho del torreón, con la misma pregunta, pero en un contexto diferente.

Una cuestión tan relevante para la viabilidad de las condiciones que posibilitan el bienestar de una población no puede responderse integralmente sin revisar los cimientos que han sostenido su desarrollo. Por eso llamó mi atención una foto publicada por el Archivo Histórico de Torreón en la que aparece la fachada de la Jabonera "La Unión". Si recurrimos al nombre de las primeras industrias destacadas encontramos un poderoso triángulo de significado sobre el cual afianzar la prosperidad sostenible para Torreón y para La Laguna: Fe, Constancia y Unión. Los nombres de tres empresas emblemáticas de la naciente ciudad en los albores del siglo XX.

La fe consiste en creer en que algo es posible de lograr pese a las adversidades y dificultades. Pero conlleva acción. No puede afirmarse que se tiene fe mientras el temor muestre que se rehúye al movimiento. La fe se manifiesta con hechos. La fe emprende. Salvo excepciones que quizá la historiografía tenga documentadas como extraordinarias, solo la constancia posibilita alcanzar objetivos cuando algo se ha emprendido. Por sí sola la perseverancia no garantiza el éxito, pero no hay éxito registrado que no haya sido acompañado de trabajo, esfuerzo y dedicación, es decir, constancia. Y, en cuanto a la unión, se trata del mayor ejercicio de humildad con el que un grupo puede mostrar su fortaleza. Quizá el ejemplo empresarial lagunero de mayor éxito actual sea, sobre todo, un ejemplo de unidad. La unión permite sumar cuando se está dispuesto a reconocer que la genialidad es la reserva de unas cuantas mentes privilegiadas a lo largo de la historia humana. El resto de los grandes logros ha sido de equipos, de grupos, de sociedades unidas en torno a metas comunes y aspiraciones compartidas. Sostengo que cuando la unión es escasa, el déficit real es de humildad.

La pregunta por qué hacer para crecer a la región, para encontrarle rumbo económico sostenible que ofrezca sustento a las aspiraciones y bienestar de las personas ha tenido momentos especialmente desafiantes al final de la Revolución, luego con la decadencia del algodón, más tarde con lo que el TLCAN dejó y ahora en el amanecer posterior a la pesadilla de la violencia, el nacimiento del TMEC y la irrupción del COVID-19.

Un futuro sostenible para La Laguna requiere de muchos elementos coordinados, pero siempre alimentados por el triángulo de sentido que desde su pasado distingue a la región: fe, constancia y unión.

@EdgarSalinasU

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Escrito en: editorial Edgar Salinas Uribe

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