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En el ocaso de la LXI Legislatura

JUAN ANTONIO GARCÍA VILLA

La LXI (61) Legislatura de Coahuila entró en funciones el 1 de enero de 2018 y concluirá su encargo el próximo 31 de diciembre de 2020. Acaba de iniciar su sexto y último periodo de sesiones ordinarias y será historia. Pero, ¿hará historia?

El orden del día de las sesiones del Congreso local incluye, aunque no siempre, un punto que va al final de la jornada denominado Agenda Política. Ésta se forma con "pronunciamientos" que hacen los diputados sobre un tema que inscriben, indebidamente no sujeto a discusión, en torno a algún asunto que consideran de interés, frecuentemente efemérides.

En la sesión de ayer miércoles formulé un pronunciamiento, del que transcribo algunos de sus pasajes centrales:

Dije que al dar inicio el último tramo del encargo legislativo "algunos consideran que es llegado el momento de hacer un balance de la legislatura, bajo el supuesto de que en el corto tiempo que falta se considera imposible hacer lo no realizado en tres años".

Antes de entrar propiamente en materia relaté que "hace poco más de medio siglo Adolfo Christlieb Ibarrola, extraordinario mexicano y jefe sobresaliente que fue de mi partido, Acción Nacional, escribió que el ciudadano común de entonces ni la más remota idea tenía de la existencia de los Congresos locales".

De manera gráfica, Christlieb -lamentablemente fallecido de manera prematura-alguna vez explicó lo que en los años 60 del siglo pasado sucedía: "De las legislaturas estatales poco es lo que se puede decir, no por falta de interés sino por ausencia de materia". Con ironía, en otra ocasión dijo: "Si alguna vez se llega a publicar algo sobre algún diputado local, hay que buscarlo en la página roja de los periódicos". Y tenía razón.

"En aquellos tiempos todos -dije ayer miércoles-- absolutamente todos los diputados locales del país, sin excepción alguna, pertenecían a un mismo partido: el PRI. Su papel como legisladores consistía en simular la existencia de un Poder Legislativo" que en realidad no lo era, "porque sus integrantes eran meros levantadedos y aplaudidores, muy dados a la lisonja y a la adulación del gobernador en turno, como ahora aún lamentablemente sucede". En Coahuila, para no ir más lejos.

Expresé a continuación: "¿habrá alguien que considere que esta Legislatura es en su funcionamiento muy diferente a como operaban las legislaturas de Coahuila hace 50 o más años?"

"Si así lo creen, ¿cómo justifican entonces los diputados de la mayoría priista que en las comisiones legislativas rara vez intervienen para discutir los dictámenes, aun en asuntos importantes? ¿Por qué razón en el Pleno sólo obedecen la consigna de votar como se les indica y de rechazar, a manera de reflejo condicionado, todo cuanto otros diputados proponemos y razonamos con argumentos, sólo atenidos -los priistas-- al número de votos con que cuentan, incluidos los de sus conocidos y permanentes aliados?"

"¿Por qué no debaten, por qué rehúyen la discusión? ¿No les resulta inadmisible no dar en el Pleno las explicaciones que sobre alguna cuestión se les solicita, como sucedió la semana pasada, con el pobrísimo argumento de que como en comisiones el dictamen se aprobó por unanimidad no procede dar explicación alguna? ¿No les da vergüenza?".

Dije que contra lo que muchos priistas y sus aliados piensan, la función de un diputado no es -y menos aún la principal-- la llamada gestoría, que muchas veces más corresponde a tráfico de influencias o vulgar coyotaje, que a verdadera labor legislativa. La auténtica función del diputado es hacer y reformar las leyes. Y más importante aún son las funciones de control, en particular sobre el poder Ejecutivo y propiciar la correcta orientación de la administración pública, por las vías de la discusión y aprobación del presupuesto y la verdadera rendición y revisión de cuentas.

Luego de una serie de consideraciones en torno al punto, concluí mi intervención así:

"Si la mayoría de esta asamblea tiene disposición y voluntad, en los cuatro meses que aún faltan esta Legislatura puede perfectamente reivindicarse y pasar a la historia como un Congreso que asumió con dignidad, responsabilidad y categoría su auténtica función de representación calificada del pueblo de Coahuila".

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Escrito en: Editorial Juan Antonio García Villa

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