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Al Larguero

Una mirada

Alejandro Tovar

Cuando reveíamos los videos de Santos campeón en 1996, todos en el estudio de tv sentíamos cómo corrían lágrimas silenciosas en el rostro de todos, incluyendo al DT Alfredo Tena, que tenía fama de duro pero que en realidad era un profesional completo que respiraba futbol y que tenía como base el trabajo. Desde que llegó traído por Martín Ibarreche, se dedicó por completo a ello.

El futbol y sus recuerdos suelen ser como rebanadas de vida. Cuando el grupo de Alfredo se fue diezmando y las incorporaciones no rindieron al nivel de los cedidos, los números y era natural, fueron a la baja. Ahí, Tena agudizó su honradez con el reportero “tal vez ya no debo exigir más a estos muchachos. Tal vez ya dieron todo y remató, hacemos lo que podemos con lo que tenemos”.

Es difícil ubicar y descubrir a quienes hacen de la excelencia un hábito, sobre todo en estos difíciles tiempos, cuando no hay garantía sentimental ni futbolística, sin sentido estético como sucede a Santos, cuando se habla en voz baja de su escasa producción. Este equipo está lejos de ser el líder de la campaña anterior, cuando ahora por doquier, tenemos una sensación decadente.

¿Nos corresponde ahora vivir en la oscuridad? Ahora tenemos una predisposición a fantasías, a personas, situaciones, anécdotas y mundos diferentes a los que se vivieron y ya ante una realidad como la que dejan los dos últimos partidos, la gente no puede apartarse de la vida real, del mundo verdadero en alas de la imaginación, pues por primera vez el último domingo se durmieron todos frente a la tv. No vieron en sus jugadores la fe de los héroes que tiraban con el alma plena.

Molesto, incómodo, luchando para conservar la calma, el DT Almada les dijo a los medios en una especie de comparecencia conciliadora y sincera, “No tenemos jugadores” luego explicó que enfermedades y lesiones pero sin poder evadir que su banco de suplentes no tiene profundidad, que voltea hacia ellos en momentos de angustia y necesidad pero no encuentra elementos líder. Siempre se ha comentado.

Santos le dio al uruguayo un plantel limitado en número y calidad, por lo tanto no se le puede exigir espectáculo y resultados si solo falta que él entre como defensa central para marcar a Torres, furia desatada y joven que por los riesgos que toma, ponen a palidecer a todos. Almada ha hecho lo que ha podido y da oportunidad a los muchachos nuevos, quizá no tanto por descubrir nuevos valores, sino porque en la escasez no tiene alternativa.

Decía Soren Kierkegaard con cierta insolencia que “los grandes objetivos no se logran con talento, ni con dinero; se logran con pasión, paciencia, tiempo y perseverancia”. Los laguneros han demostrado siempre su pasión y perseverancia pero los de la generación anterior a ésta, ¿es que tendremos paciencia y tiempo? porque la espera suele ser ansiosa y depresiva.

*Alejandro Tovar *[email protected]

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