Columnas Social

PIÉNSALO, PIÉNSALO

POR PROPIA MANO

ARTURO MACÍAS PEDROZA

La organización de la comunidad político-social con sus leyes e instituciones no es sino la manera en que la persona humana pone en acto su naturaleza social. Con inteligencia, creatividad y libertad, ha creado civilizaciones que han hecho progresar al ser humano con inventos como el lenguaje, la escritura, las legislaciones, la creación de instituciones, desarrollo de tecnologías y descubrimientos científicos.

Es cierto que estas organizaciones creadas por la sociedad, muchas veces han caducado o se han vuelto contra los mismo que los crearon, provocando crisis que propician transformaciones de esta misma sociedad hacia nuevas formas de organización.

En México los errores en la administración pública al enfrentar la problemática nacional e internacional han demostrado la incapacidad del gobierno para enfrentar el cambio de época que está transformando toda la cultura nacional e internacional. Las críticas, protestas y oposiciones ante la situación son el pan de cada día, pero también se están creando brotes de "hágalo usted mismo," propios de la creatividad nacional, como respuesta ante la situación de hartazgo y desesperación que está viviendo la ciudadanía (justicia por propia mano, economía alterna, organización local contra la pandemia, tratamientos alternativos de curación, acciones solidarias, nuevas maneras de educación, producción y consumo local, etc.). la desilusión y la desesperanza, atizadas por el hambre, el desempleo y el confinamiento, catalizan actitudes y sentimientos que ya no pueden taparse ni con grandes cortinas de humo del tamaño de un avión presidencial.

Existe el peligro de inestabilidad social y de anarquía; situaciones que pueden hacer más daño que bien: linchamientos, protestas fuertes contra la figura presidencial, rebeldía ante las normas de prevención del virus; en la confusión han surgido bandas delincuenciales, grupos, sindicatos y organizaciones que quieren sacar ganancia del río revuelto.

Sin embargo estos brotes manifiestan que ha empezado en México la construcción de una nueva sociedad. Es ineludible la remodelación de estructuras que conformen una nueva cultura. ¿Hacia donde? ¿bajo qué proyecto? ¿detrás de cual bandera? ¿tras de quién? ¿bajo qué lema? ¿con cuales armas y herramientas?

Elementos importantes serán la juventud organizada, la Iglesia con su estructura y fuerzas inmanentes y trascendentes, las organizaciones de la sociedad convocadas en un gran proyecto, las comunidades de familias, de profesiones, de comunidades actuando como tal o unidas… sobretodo la gente común, la gente que no sólo grita en un estadio o un concierto, la gente creativa, solidaria, alegre, ingeniosa, pensante, que ha descubierto que puede hacer revoluciones y que tiene el poder de construir una nueva sociedad. Gente que no ha sido conquistada todavía por el egoísmo, el individualismo o el pesimismo. Gente impulsada por valores trascendentes como la fe, la Patria, la familia, la vida, la justicia, la verdad, la paz.

Ante la injusticia y la violencia, sabrá construir instituciones fuertes que combatan la impunidad y la delincuencia; ante las deficiencias en la educación, sabrá dejar fuera las instituciones caducas y crear un nuevo sistema de transmisión de conocimientos; ante el fracaso de la economía, creará una economía alterna, solidaria, de consumo local y con respeto de la persona y del planeta, ante las deficiencias en el manejo de la pandemia, tomará cada uno su responsabilidad y sabrá organizarse. Ante la oportunidad de modelar una nueva época, construirá una nueva cultura, una nueva sociedad, un nuevo México y un nuevo mundo.

Nuevamente toca a la humanidad usar su inteligencia, su creatividad y su libertad para esta tarea. ¿Quién serás capaz de hacer sinergia y llevar adelante este proyecto sin engaños ni intereses mezquinos personales o de grupo? ¿podremos mantener esta dinámica renovadora con una motivación mayor que el coraje o la frustración? Nuestra ruta no está predeterminada, el camino no está marcado aún. Hacer una ruta exige pensar y actuar por sí mismos, lo que supone rigor y método, capacidad de análisis y tomar distancia crítica, a fin de no dejarse atrapar por la última idea de moda. Ante estas grandes cuestiones, la respuestas prefabricadas y definitivas no son de gran interés.

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