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Faltan más reformas

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Antier en el marco de la acostumbrada conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador se dio a conocer el proyecto de reforma al sistema de pensiones mexicano que pretende salvar para el futuro la precariedad que hoy depara a los que cotizan en el marco legal regulatorio que se expidió en 1997.

Se vio acompañado de los líderes de la Cámara de Diputados y del Senado de la República, del secretario de Haciendo, Arturo Herrera, además del senador Carlos Aceves del Olmo, secretario general de la otrora poderosísima Confederación de Trabajadores de México (CTM) y del presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelín, dándose muestra de que el proyecto reformador en esta ocasión es totalmente incluyente.

¿En qué consiste esta reforma? Básicamente en reducir el número de semanas obligatorias trabajadas de 1250 a 750, para tener derecho a una pensión jubilatoria, y al aumento de las aportaciones patronales de 5.15 % de la actualidad para llevarlas al 13.8 % dentro de diez años. El incremento comenzará dentro de dos años y se irá aplicando a razón del 1 % anual.

Con esas medidas lo que se obtiene es que por un lado las personas que hayan tenido una vida laboral formal podrán tener acceso a su pensión con 14.37 años de trabajo en vez de 23.9, que establece la ley actual como requisito. Además, los montos de las jubilaciones serán mayores, garantizando una mejor cuantía a las personas en retiro que les proporcione, si no una mejor calidad de vida, sí un sustento más digno.

Encima de todo el beneficio aparente, solo los empresarios absorberán el sobrecosto que esta reforma significa. En términos claros los empleadores tendrán que incrementar lo que pagan de nómina en un 8.65 %. Ante esto, Salazar Lomelín dijo que ciertamente toda la carga es para el empresariado, pero confía en que al final de cuentas cuando se den los incrementos anuales los factores de la producción (capital y trabajo) negocien sabiendo que, de inicio, ya hay un 1 % de incremento por default en los costos, así que si se propone, por citar un ejemplo, un incremento de 4 %, el patrón le hará ver al sindicato que este será del 3 % al salario y el 1 % para el retiro.

La verdad es que de consumarse la reforma, como todo indica que así será, es un gran logro material del presente Gobierno. Además, tiene el gran mérito de que la esencia de esta propuesta es de todos ángulos de carácter social y estabilizador, incluyendo el gran mérito que tiene el presidente al aplicar una visión de estado de la misma, ya los beneficios de este cambio se verán en el futuro cuando él ya no esté en el poder. Incluso que todo el costo sea para el empresario refleja un cariz social con contenido compensatorio para la clase trabajadora. Inapelable.

Sin embargo, si lo que la presente Administración propone en la reforma para los trabajadores es que la economía formal sea justa, esta está incompleta. Solo aquellos que hayan laborado formalmente por más de 14 años tendrán ese derecho a la pensión, ¿pero qué pasará con la otra más de la mitad de los trabajadores que viven en la economía informal y que por lo tanto no tendrán ese beneficio?

Ahora le toca al presidente, si en verdad es un hombre sin sesgos y justo para todos, proponer una reforma fiscal que nos obligue a contribuir a todos, no solo a los que estamos inscritos de alguna forma u otra a la economía formal y que por lo tanto pagamos impuestos.

¿Cuándo el dignatario propondrá por ejemplo un IVA generalizado a todo que irremediablemente nos obligue a todos a contribuir?

Hay que celebrar, cierto, esta reforma, pero con mesura. Por supuesto que no es justo el México profundamente desigual, de privilegios, de capitalismo de cuates que hacen pingües negocios al amparo del poder que López Obrador jura combatir, pero tampoco es justo que más de la mitad de la economía esté en el terreno informal y no aporte mientras todos los incrementos y cargas siempre nos caen a los mismos. El tiempo dirá entonces si la visión presidencial es de justicia para todos, o solo quiere redimir a un grupo por más grande que este sea y no a todos.

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