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KIERKEGAARD

Alejandro Tovar

En esta vida de realismo, nadie se puede esconder detrás de sí mismo, porque es una existencia que perdura hasta donde alcanzan los recuerdos y no como nostalgia de un pensamiento tolerante, sino porque la película de este entorno te hace entrar al mundo de Soren Kierkegaard (1813-1855), fenomenal pensador danés, que nos sumerge con sus teorías a campos impensados.

Dice que la libertad es responsable de los actos del sujeto, que suele entrar en un proceso de angustia y desesperación que se genera porque el hombre al existir, elige y quien elige, arriesga. En esa proyección de pensamiento caímos quienes, ilusos, esperamos el futbol como bálsamo y encontramos señales diferentes de un mundo irreal, porque en la famosa Copa GNP donde la tv manda y dispone juegan equipos deshilvanados y los comentaristas gritan y promueven un juego que no existe en la cancha, solo en su imaginación y dibujan a seres invencibles e invisibles.

Dice Kierkegaard, “la desesperación es demoledora y se da después de la libertad, como signo de existencia y la angustia es un vértigo de lo que aún no es pero puede llegar a ser”. Todo eso ocurre en ese pequeño grupo de nuestros equipos. Primero los Tigres se querían comer a Siboldi y los insultos reiterados de Pizarro se reproducen en redes. Luego lo de Peláez el domingo porque el penal que dobló a Chivas, ” fue inventado”. Para Reyes Jr. “si no se marca, nos vamos a penales”. Como se puede ver nadie sale inmune, cuando esa copa ridícula se puede comprar en la esquina.

Ahora la tecnología permite grabar todo y cualquiera puede hacerlo. Ella nos muestra el léxico de los irascibles protagonistas que dan grandes exhibiciones, lejanas a verdaderos profesionales y eso confunde más al auditorio, que espera espectáculo, veracidad, futbol y enseñanza en tv pero el negocio tuerce el deseo de la fuente de agua limpia y lo que sale es muy parecido al huachicol.

Los santistas, también cabemos dentro del patio de Kierkegaard, quizá porque el COVID-19 nos ha metido en una timidez, esa condición ajena al corazón, esa categoría, esa dimensión que siempre desemboca en la soledad y sacamos las viejas banderas en el primer tiempo del BBVA para luego casi quemarlas, junto con el televisor, en la segunda parte. Santos y Almada saben bien después de los tres goles que somos lo que hacemos, no lo que pensamos o lo que sentimos.

Santos no tiene los lujos de un plantel como los regios y se ve empobrecido ante el desfile de figuras en el papel, porque en la cancha tardan en revivir. Evidencia Almada la idea pero si ese grupo solo tiene aire para media función, va a sufrir. A falta de un plantel generoso y profundo, debe tomar el papel de un cuadro aguerrido, intenso y punzante. Que eso supla la falta de calidad.

Aunque dicen los soñadores que lo único que no se debe perder son la ilusión y la curiosidad, uno entra en el ambiente, otra vez, de S.K. que sostiene: “La duda es la parte racional del pensamiento de la persona” aunque uno encaja más en su “estudio estético” donde se busca el placer inmediato y la comodidad en todos los sentidos. ¿Será feliz en esa egolatría el hombre?.

*Alejandro Tovar *[email protected]

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