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El daño psicológico

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Ya pasaron los primeros cinco días después de la finalización de lo que la autoridad federal denominó como la Jornada Nacional de Sana Distancia, y para desgracia del pueblo de México parece que los calendarios establecidos para la contención de la pandemia no han tenido en lo absoluto el resultado deseado.

El pasado 23 de abril se publicó una nota en el diario capitalino El Universal donde el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, pronosticaba que el coronavirus mataría entre 6 mil y 8 mil personas en México. En comunicación aparte el propio doctor López-Gatell había previsto que el pico de los contagios llegaría entre el 8 y 10 de mayo.

Es evidente que las proyecciones, por las razones que se quieran, fueron erradas y que justo ahora, que algunos sectores de la economía se empiezan a reactivar, tanto los reportes de infectados como las defunciones están en el nivel máximo desde que se comenzó a darse seguimiento puntual a los estragos que genera este novel germen que tiene de cabeza al mundo entero como no sucedía en los últimos 102 años.

El grave problema del fallo tan profundo de los pronósticos es que se tomaron las medidas de confinamiento cerrando grandes sectores de la economía, lo que hoy está generando ya caos en la población mexicana que ha visto cómo el número de desempleados que ha producido esta epidemia superará el millón de puestos de trabajo perdidos, lo que traerá penurias en cientos de miles de familias mexicanas.

Así pues, por un lado las autoridades paralizan la economía por más de dos meses y anuncian con semanas de anticipación que el pasado primero de junio sería la fecha para volver a echar a andar el ciclo económico tan importante para todos, pero con el conocimiento generalizado de que el mentado COVID-19 podía matar a miles, y el pueblo en general tuvo que asumir la suspensión casi absoluta de todos los negocios en aras de salvaguardar la vida y el bienestar, esperando que sus proyecciones se cumplieran y justificaran el esfuerzo de detener la actividad económica. Para que ahora que se está sufriendo ya en carne y hueso la devastación económica resulte que el pico que se esperaba para hace 4 semanas esté ocurriendo ahora.

Esto quiere decir que por desgracia parece evidente que no es posible permitir la vuelta a la normalidad, o lo que ahora se denomina la "nueva normalidad", sencillamente porque el número de infectados y de muertos en estos últimos días no hace otra cosa más que crecer. Ya se tuvo un día incluso con más de mil muertos y no se ve por ningún lado que la famosa curva de contagios se aplane, como ha sido el objetivo desde el principio. Sobre este mismo tema, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha dicho que se ha logrado domar la contingencia porque hasta ahora se ha conseguido no saturar el sistema nacional de salud, por lo que no han ocurridos decesos por razones de escasez de camas, lo que sin duda todavía haría más dramática la situación que todos estamos viviendo.

Los reportes oficiales señalan que más del 50 % de camas de hospital y de las camas con posibilidad de intubación están disponibles, por lo que el presidente desde ese punto de vista tiene razón.

El drama es el daño psicológico que creó Gatell con sus pronósticos fallidos, porque el hambre entre los más desprotegidos de la población se está haciendo más presente y eso no puede soslayarse. Así que se vive entre la desesperación por la carencia de lo indispensable y la angustia de que el COVID sigue con fuerza entre nosotros.

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