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Aborto y protección de la vida

RICARDO HOMS

El tema del aborto ha sido origen de graves conflictos de opinión alrededor del mundo. Sin embargo la observación simple muestra que focalizar la discusión a partir de la judicialización del aborto, o en su caso la liberalización de las responsabilidades jurídicas para quien lo ha practicado, o participado en su consumación, no resuelve el problema.

El aborto es la posible conclusión de un embarazo no deseado.

La visión simplista de responsabilizar solamente a la mujer que aborta constituye una gran injusticia, pues significa cargar el peso total de la responsabilidad en solo una de las partes involucradas. Debemos reconocer que todo embarazo se origina en una relación de pareja.

Hoy el reto podríamos focalizarlo en neutralizar las causas que generan abortos, lo que significa reducir y preferentemente evitar, los embarazos no deseados. Los embarazos no deseados, aunque se pueden derivar de variadas circunstancias, en un importante porcentaje son el resultado de la conducta irresponsable de un hombre.

Que una mujer considere al hijo que lleva en sus entrañas como un problema, es una actitud que generalmente está asociada con una profunda crisis emocional y esta, puede derivarse entre otras causas, del abandono de la pareja masculina. Hay hombres que cobardemente abandonan a la mujer cuando se enteran del embarazo o por lo menos se desentienden de este sin asumir responsabilidades.

Esta práctica también puede ser consecuencia de una actitud masculina irresponsable cuando el hombre se niega a utilizar preservativos. Incluso, el embarazo no deseado puede derivarse de una agresión sexual en contra de la mujer, la cual, no siempre es realizada por un desconocido, sino que también puede suceder en el seno de la familia. Por tanto, para inhibir las condiciones que generan el embarazo no deseado, es necesario dar un giro radical, que podría iniciarse legislando a favor de fincar un respaldo jurídico a la corresponsabilidad masculina que debe haber en todo embarazo. Debe considerarse al padre biológico tan responsable como a la madre y esto podrá estimular actitudes masculinas solidarias.

Antes era imposible acreditar la paternidad, pero hoy una simple prueba de ADN puede confirmar la relación filial de ambos padres con el hijo engendrado. Legislar sobre el fortalecimiento de la corresponsabilidad masculina será un acto de justicia, que además, puede representar un alto impacto en el combate a las condiciones que generan embarazos no deseados. Independientemente de cualquier consideración moral o jurídica, debemos reconocer que en un país con tantos rezagos en materia de justicia, condenar a una mujer a la cárcel por la interrupción del embarazo no sólo no resuelve el problema, sino que constituye una injusticia porque representa un castigo a la pobreza.

Campañas de educación sexual para fomentar la responsabilidad masculina en relación con la paternidad, así como la creación de programas de atención y apoyo para mujeres embarazadas primerizas, a fin de darles una alternativa en contra del aborto, además del fomento de la cultura de la adopción responsable y la creación de protocolos gubernamentales más eficientes que no desestimulen el interés, representarían una alternativa más efectiva.

Este tipo de acciones en conjunto seguramente podrían ayudar a combatir el aborto y así salvar vidas.¿Usted cómo lo ve?

@homsricardo

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Escrito en: Editorial Ricardo Homs

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