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Un acuerdo que reconoce lo que todos sabemos

JOSÉ GONZÁLEZ MORFÍN

El pasado 11 de mayo, el Diario Oficial de la Federación publicó un Acuerdo por el que el Ejecutivo podrá disponer de las Fuerzas Armadas para llevar a cabo tareas de seguridad pública en todo el territorio nacional. Más allá de que no dejó de ser sorpresivo y podría también tener algunos visos de inconstitucionalidad, me parece que con el mencionado acuerdo, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador reconoce que, en la situación que vivimos, solamente las fuerzas armadas tienen la capacidad para devolver al país la seguridad y enfrentar el desafío que representan las bandas del crimen organizado.

El tema de la seguridad sigue siendo una de las mayores preocupaciones de la sociedad. Hay la percepción de que las cosas van de mal en peor, y que las decisiones tomadas por los distintos gobiernos en los últimos años no han dado los resultados que se esperaban. La violencia y la inseguridad han alcanzado niveles inquietantes. El enojo y el desencanto de los ciudadanos va en aumento. Pensar que la crisis de inseguridad solo pone a prueba el liderazgo de la institución presidencial o del Poder Ejecutivo sería terriblemente ingenuo. Todos los poderes del Estado, de los tres órdenes de gobierno, están a prueba. Todos los actores económicos y sociales también. Esta es una prueba para México.

Como lo he expresado en otras ocasiones, me parece que en buena medida la pelota está en la cancha de los gobiernos locales. Es urgente romper el círculo vicioso en que se encuentra el país: los gobiernos de las entidades federativas piden la intervención del gobierno federal porque solos no pueden hacer frente a las bandas delincuenciales; pero al mismo tiempo, no hacen nada para contar en sus entidades con policías bien preparadas. Urge encontrar los mecanismos para que cada quien ponga su esfuerzo para recobrar la convivencia civilizada y salir del laberinto en que nos han metido autoridades omisas y corruptas.

El año pasado, como es de todos sabido, el Presidente de la República impulsó la creación de la Guardia Nacional. Se nos dijo en ese momento, que este nuevo cuerpo se encargaría de llevar a cabo las tareas que en materia de seguridad venían realizando durante los últimos años el Ejército Mexicano y la Armada de México. Evidentemente, esto no se ha logrado. Tenemos que reconocer que aún es muy poco el tiempo como para evaluar si realmente podrá algún día cumplir su cometido. Ojalá así sea. Creo que la idea de contar con un cuerpo policiaco de carácter civil a nivel nacional es buena. Por eso también considero que fue un error acabar con la Policía Federal, que tenía ese objetivo y en la que se había invertido mucho dinero y mucho esfuerzo.

El tema a cuidar sin duda, por el bien de nuestras fuerzas armadas, es de los derechos humanos, en el que desde la reforma del 2011, México cuenta con una legislación de avanzada. No tengo ninguna duda de que las fuerzas armadas son lo mejor (en algunas regiones, lo único) que tiene el país para controlar la violencia y enfrentar a las organizaciones criminales que han puesto en duda nuestra viabilidad como nación. Pero también es urgente que, aunque sea paulatinamente, la Guardia Nacional adquiera su carácter civil que le dio origen y que, al mismo tiempo, se exija a los gobiernos locales un mayor esfuerzo en la construcción de cuerpos de seguridad civiles debidamente capacitados y certificados para que se encarguen de las funciones que hoy realizan las fuerzas armadas. Así, y solo así, podremos aspirar a que algún día, nuestro país deje de ser el país inseguro que padecemos.

Twitter: @jglezmorfin

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