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Ataques al Reforma

Sin lugar a dudas

PATRICIO DE LA FUENTE

Sin importar la línea editorial que suscriben los medios de comunicación, estamos obligados a defender todo aquello que nos hace libres. Ya sea desde una nueva normalidad inexistente o en tiempos de crisis, nuestra fuerza radica en siempre estar unidos. Tal frente común donde nos acompañan millones de ciudadanos que con su apoyo posibilitan el ejercicio periodístico, señala y denuncia cualquier ataque a la libertad de expresión. Sin importar de dónde venga ni el tamaño del enemigo que aceche, no estamos solos.

El día en que como sociedad extraviemos la capacidad de alzar nuestra voz para poner el dedo en la llaga, ese día habremos fracasado.

Te invito a denunciar ataques a la libertad de expresión y a salvaguardar la integridad de quienes hacen posible todos y cada uno de los esfuerzos editoriales que existen en México. Sin importar si son afines o no a la ideología o creencias que abrazas, suplico y apelo a tu intuición de lo que es justo, ético, posible.

Cuando el Estado fracasa y renuncia a su obligación de ofrecer garantías y protección a quienes hacen periodismo, nuestro rol como sociedad será el de suscribir dicha defensa. Sin embargo, en lo que al caso de Grupo Reforma atañe, el Gobierno de la república y las instancias correspondientes están obligados a conducir y llevar a buen término las investigaciones que deriven tras los ataques y amenazas perpetrados en contra del diario.

Le exigimos al titular del Poder Ejecutivo Federal y también a quienes participan en una campaña orquestada que busca incomodar a los medios de comunicación y a quienes critican y ponen en entredicho al Gobierno, a que paren en seco, a la de ya, tal clima de encono y polarización que ellos mismos propician todos los días desde el púlpito de la mañanera. También, a frenar tal campaña emanada desde otros espacios dependientes del área de comunicación social de la Presidencia de la república. Sumemos a la oposición en dicho exhorto, para que tampoco ellos incurran y repliquen conductas similares.

Cada uno de nosotros, en menor o mayor grado, somos corresponsables de tal polarización. Sin embargo, cuando es el propio jefe del Estado mexicano quien diariamente ejerce y practica violencia verbal y acoso hacia los medios de comunicación, ello invita y abre la puerta a consecuencias fatídicas. Hoy lo estamos viendo.

Estoy seguro de que ni el presidente ni los ciudadanos de bien queremos ni aspiramos a eso. Por ello, urge rectificar.

El titular del Ejecutivo se encuentra en el derecho de estar o no de acuerdo con el trabajo de los medios de comunicación. A lo que no tiene derecho, bajo ninguna circunstancia, es a demeritar ni a ofender al gremio todas las mañanas. La libertad de expresión es un valor no negociable en cualquier democracia. Habremos de ejercerlo en este y en los sexenios venideros a pesar de actores políticos y otros poderes fácticos.

El rol de la prensa, por lo menos como a mí me lo enseñaron, no consiste en agradar ni congraciarse con el poder político. Se pueden buscar puntos de coincidencia, tender puentes y ser subjetivos como en ocasiones yo mismo soy porque también lucho por causas, sueños y defiendo banderas. Tengo, como todos, una interpretación sesgada de ciertas cosas, pero ello no puede ni debe nublar mi entendimiento y capacidad crítica. En mi calidad de editorialista de El Siglo de Torreón y El Siglo de Durango, pero también como alguien que conoce de primera mano lo que implican ataques directos a un medio de comunicación y a sus colaboradores, expreso a Grupo Reforma solidaridad en momentos difíciles. Lo mismo haré siempre, sin importar si coincido o no con determinada entidad periodística, de repetirse tal circunstancia.

Nuestra tarea irrenunciable y permanente, si aspiramos a ser una sociedad civil robusta y madura, es frenar cualquier abuso e injusticia y siempre alzar la voz. Ayer fue El Siglo de Torreón , hoy es Reforma, mañana y todos los días subsecuentes serán otros. Basta ya.

Sé que como sociedad somos mejores que eso y que debemos aspirar a mejores prácticas. Me niego, con todas mis fuerzas, a legarles a las generaciones venideras tal clima de encono, división y violencia. Hagamos, cada uno, lo que nos toca para reinventar el hoy.

COROLARIO

Tras condenar los ataques a Grupo Reforma, ayer el presidente de la república volvió a atacar al periódico. Salvo a sus huestes, cuates y clientela electoral, Andrés Manuel López Obrador ha sido muy exitoso cuando de agraviar a todos los sectores sociales del país que disienten de él se trata.

Jamás le apostaremos a su fracaso y de nueva cuenta lo invitamos a convertirse en presidente de todos los mexicanos. ¿Cuántas veces tendremos que repetírselo? Por mi parte, las veces que sea necesario, porque hasta ahora de su Gobierno y lo que representa solo hemos recibido insultos y magros resultados. Revirtamos al país, cada quien desde nuestra trinchera, porque todo apunta a que con el presiente, hasta ahora, sencillamente no contamos.

Twitter @patoloquasto

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