Cultura

Arturo Robles, el sanador de los libros

El lagunero lleva siete años en el oficio

Segundo aire. A lo largo de siete años, el restaurador lagunero calcula haber arreglado alrededor de 500 libros. (EL UNIVERSAL)

Segundo aire. A lo largo de siete años, el restaurador lagunero calcula haber arreglado alrededor de 500 libros. (EL UNIVERSAL)

DANIELA CERVANTES

En esta vida existen las mentes que imaginan historias y lideran a sus manos que golpetean el teclado para dejar impresas sus palabras dentro de las entrañas de un libro. Asimismo, ese compendio adquiere su forma por otra persona que lo trabaja, o por la imprenta que lo gesta entre su maquinaria y luego lo deja salir en busca de ser tentado por los lectores.

Es así que los libros son impresos y luego distribuidos. Cada uno tiene su viaje y su experiencia. El tiempo pasa, son hojeados. Una y otra vez sus páginas mallugadas son repasadas y por ende desgastadas, quien las lee se alimenta de conocimiento, pero irreversiblemente los ejemplares sufren deterioro.

Y es precisamente en esta urgencia, donde entra el trabajo de otras manos, como las de Arturo Robles, hombre que lleva siete años interviniendo compendios enfermos de desgaste para restaurarlos. Compartió que llegó a este oficio primero empujado por un proyecto personal de querer escribir literatura y él mismo realizar el trabajo de encuadernación de sus historias.

"No sabía nada al respecto de encuadernación, entonces investigué y luego tomé algunos cursos. Mi trabajo ha sido de práctica, básicamente", expresó.

Maravillado del proceso de este trabajo, Arturo estuvo seguro que se quería dedicar a colocar compendios sobre la plancha para mejorarles sus dolencias. Es así que a lo largo de 7 años, calcula haber restaurado aproximadamente 500 ejemplares en el quirófano de su taller de compostura.

Algunas de sus anécdotas es que: "me piden muchas veces rescatar libros antiguos y ya no vuelven por ellos. Hay algunos que si son muy valiosos y he buscado a las personas pero no las encuentro". Refirió que la mayoría de esos clientes son personas mayores, que deduce, tal vez olvidan que dejaron en sus manos a sus agonizantes volúmenes.

"La mayoría de las veces quieren rescatar libros tanto por herencia o libros que fueron obsequios que tienen valor sentimental. A veces no son libros de obras clásicas o por el estilo, pueden ser libros sencillos, pero que la persona valora".

Sobre el equipo que utiliza para restaurarlos, mencionó que su trabajo se basa en usar materiales básicos, los cuales maneja de manera artesanal, "porque hay otra fase de la restauración que ya entra digamos en territorios de laboratorio, ya que se requieren sustancias, herramientas y materiales y estudios sobre todo de cómo saber usarlos. Yo uso herramientas y materiales todavía a la mano, pegamentos para encuadernar, herramientas como guillotinas, navajas y todo lo que está la mano".

Enfatiza que lo importante en ambos escnerarios, es saber aplicar las técnicas con precisión.

Sobre el proceso, explicó que "en el caso de un libro manchado, o que le falta alguna parte, primero se separan las tapas, las cubiertas y se procede a separar ya sea por folios, por grupos de hojas, o de plano hoja por hoja y digamos se le da un pulimento a cada hoja según el deterioro, ya después se hace la costura adecuada y se une otra vez las tapas. Esto es si se tiene que cubrir de nuevo con alguna impresión distinta o si se trabaja sobre algún material ya antiguo".

Para este cirujano de compendios, el valor de su oficio se enfoca en hacer prevalecer la memoria, tanto de los libros que opera como de las libretas que realiza para que alguien más escriba dentro de ellas. En ese sentido, mencionó que aparte de darles un segundo aire a los libros usados, también se dedica a la hechura de libretas que pueden ser personalizadas y elaboradas con un sin fin de materiales, tales como telas, pieles y viniles.

El tiempo ha hecho que Arturo Robles sea un experto de la anatomía de los libros y una persona confiable para dejar en sus manos la mejoría de algún tomo que requiera algún tipo de restauración. Igualmente, relata que realiza un tipo de servicio social, pues en ocasiones se lanza a bibliotecas en donde hurga en busca de ejemplares que requieran de su intervención, para luego, regresarlos recuperados a los estantes. Para él, dice, es una forma de practicar.

Por último, invitó a la sociedad a buscar una actividad que los haga felices, un oficio del que puedan vivir y divertirse. A los interesados en contactar los servicios de este cirujano de libros, se puede realizar una cita por medio del Facebook: Cymera. encuadernación.

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