En medio de esta pandemia que tiene al mundo de cabeza y en la que a toda hora es posible acceder a las actualizaciones de nuevos contagios y defunciones propiciadas por la infección del COVID-19 -luego de ver cómo primero en China, luego Europa, particularmente en Italia y España, para después observar el mismo fenómeno, tal vez potenciado por la necedad del presidente Donald Trump en los Estados Unidos, y luego irremediablemente tenerlo en nuestro país-, y los estragos económicos y sociales debido al encierro generalizado, en todas las sociedades del mundo occidental un extraño suceso está ocurriendo en México que no se había reportado en otras latitudes.
Autoridades del estado de Durango reportaron el primero de abril que compañeros del sector salud ya estaban sufriendo discriminaciones y acoso verbal en las calles y en el transporte público; que incluso algunos autobuses ni siquiera hacían la parada para evitar que se subiesen a ellos. Esto debido al temor que a algunas personas les genera ver en la vía pública a médicos, enfermeras y todo aquel que portando un uniforme delate que ciertamente trabaja en hospital o clínica. Tan lamentable es el caso que las propias fuentes que brindaron esta información señalaron que una de las medidas tomadas es permitir que personal pueda trasladarse a su centro de trabajo con ropa de civil y que tanto en su llegada como en su partida puedan cambiarse de uniforme en su sitio laboral.
En tanto, El Siglo de Torreón publicó el día 9 del presente mes que en la ciudad de Mérida, Yucatán la enfermera de nombre Ligia Kantun fue agredida cuando salía de una tienda de conveniencia luego de realizar una compra. "Nos vas a contagiar a todos", le espetó un hombre que le lanzó café caliente a la trabajadora del sector salud en el sureste mexicano.
Asimismo, el 22 de abril en Querétaro dos mujeres habían sido detenidas por la policía debido a que estas habían agredido a una trabajadora del sector salud queretano, adscrita al Hospital de Especialidades del Niño y la Mujer, simplemente por el prejuicio de que la agredida necesariamente era portadora del coronavirus.
Un día después se reportó que brigadistas que realizaban una campaña en la zona oriente de la ciudad de Aguascalientes para intensificar la recomendación de la campaña Quédate en Casa y Susana Distancia, habían sido apedreados cuando realizaban un perifoneo en un vehículo particular, resultado con abolladura.
Estos son solo algunos ejemplos de terribles cosas que han sucedido en diversos lares de México y que penosamente son justo lo inverso a lo que las noticias internacionales han reportado que sucede con los hombres y mujeres que trabajan en los sistemas sanitarios de sus respectivos países, y que son la primera línea de combate del terrible mal que hoy asola a la humanidad.
Imágenes de aplausos multitudinarios, reconocimiento y agradecimiento profundo han sido la regla en muchas partes del mundo, mientras que acá en distintas entidades federativas hay reportes de agresiones y discriminación.
Por fortuna, ayer en las redes sociales circuló un video que fue recogido por El Siglo donde los empleados de la tienda Alsuper sucursal Campestre de La Rosita en Torreón le hacían paseíllo a una enfermera que terminaba de hacer sus compras con aplausos incluidos. Ya en la puerta una mujer le brinda palabras de reconocimiento por su heroica labor.
Algo extraño pasa en la sociedad mexicana que tiende a la discriminación y hasta a la agresión a aquellos que son los encargados de luchar por nuestra salud. Esto debe ser un tema que nos preocupe y ocupe a todos luego de que amaine la epidemia, porque algo torcido está ya para que haya este tipo de actos.
Por ello es una gran noticia, y qué orgullo que pasó aquí entre laguneros, el reconocimiento que se les debe hacer a todos los médicos, personal de enfermería, camilleros, brigadistas, paramédicos y todas aquellas personas que forman parte del sector salud y que hasta con su vida en riesgo están luchando para cuidar la salud y evitar incluso la muerte de miles de mexicanos.
