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'NACE UN NUEVO HOMBRE'

ARTURO MACÍAS PEDROZA

La pandemia nos ha hecho descubrir la realidad de que el mundo en una pequeña aldea, creando al mismo tiempo problemas mundiales y requiriendo soluciones al mismo nivel. La problemática económica que vendrá deberá ser analizada más allá de una limitada visión consumista que basa la economía en las ganancias, sin tomar en cuenta la situación mundial, en la que la destrucción de la ecología es solo la expresión superficial de una profunda descomposición de las relaciones entre los pueblos. El rico México con muchos pobres, necesita afrontar una nueva perspectiva económica, ante la crisis que ya estábamos viviendo desde hace más de un año y que tiene en el COVID-19 un buen chivo expiatorio.

México paga un alto precio por la contaminación, la explotación de recursos y la esclavitud de su población. Obligados por las reglas de un sistema injusto que les hacen creer que es el único que existe, se someten a él buscando obtener los menores daños. La población manipulada mediáticamente, anhela tener un trabajo aunque sea esclavizador, con sueldo miserable y en condiciones inapropiadas.

Ante esta riqueza material, ecológica y cultural del México, existe un nuevo rumbo basado en la construcción de nuevas relaciones sociales, nuevas subjetividades y conductas reformuladas, que logren la utopía, para crear un nuevo sujeto social que opere con una lógica diferente a la dominante, reflejando desde ahora la sociedad que se quiere construir. El cambio exige transformaciones radicales que solo pueden venir de acciones conjuntas.

¿Estamos hablando de cambiar desde las relaciones interpersonales básicas todo un sistema imperante mundialmente? ¿No es luchar contra Molinos de Viento? Reconociendo que la labor es titánica, la alternativa sin embargo es la injusticia, el dolor, la destrucción y la muerte. Esta economía solidaria será la respuesta válida a la problemática de pobreza, desempleo, ineficiencia en la administración y la falta de recursos. Es la oportunidad de dejar un sistema consumista irracional, insostenible y suicida. Los frutos de una economía social de consumo local serán rápidamente visibles y cada vez serán más quienes están dispuestos a participar. La población necesita prácticas que formen su subjetividad, interioricen nuevas ideas y generen acciones renovadas y entrelazadas para poder llegar a constituir un sistema diferente.

La posición estratégica de México al lado del país representante de la economía capitalista, su importancia en el concierto internacional, la fuerza de su cultura enriquecida con valores sorprendentemente valiosos y la dinámica que ha despertado en la sociedad el coronavirus con grandes dosis de participación, exigen un liderazgo que no vendrá de quien detenta actualmente el poder, y que no está dispuesto a promover el respeto a los derechos fundamentales de la vida y la familia, necesarios para tal transformación. De esa manera renuncia morena a un liderazgo de cambio de repercusiones mundiales, convirtiéndose irónicamente en lo que tanto dice odiar: un "conservador" que no sabe, no quiere y no puede asumir la responsabilidad que la coyuntura histórica le ofrece.

En lugar de dividir en forma extraordinariamente fuerte a la sociedad y confrontarla, corresponde a un nuevo liderazgo unir las organizaciones de la sociedad que ante las grandes necesidades, están más que dispuestas a hacer sinergia de transformación del nuevo modelo económico que rechace los valores fundamentales del consumismo: la acumulación, la competencia y el dinero como la medida del éxito, y que en contraposición solo producen bajo crecimiento económico, empleo precario y salarios devaluados que convirtieron a nuestra economía (independientemente de lo que digan los informes del gobierno) en una fábrica interminable de pobres y una sociedad con grandes desigualdades.

México cuenta con los recursos necesarios para dar un viraje fundamental que promocione el empleo, los salarios, la economía solidaria y el trabajo digno. ¿De qué se trata esta economía alternativa, social, solidaria y sustentable? ¿Quién o quienes pueden ser los líderes de esta transformación?

Estamos hablando de una red que promueva el consumo local de productos, bienes y servicios por medio del trueque, intercambio, membrecía, e incluso el uso de una moneda alternativa virtual. Todo ello requiere formación fuerte en con bases cooperativistas, solidaridad y confianza que solo la Iglesia tienen.

Las fiestas pascuales que estamos empezando hoy en medio de una cuaresma-cuarentena, lejos de ser inhibidoras del espíritu religioso de los cristianos, se han convertido en lo que debe ser la Pascua: una profunda reflexión y toma de conciencia, una verdadera liberación de esclavitudes, una re-creación del hombre, un paso de la muerta a la vida en plenitud, una toma de conciencia de la dignidad de Hijos de Dios, una Resurrección.

Este nuevo hombre tendrá que asumir su nueva relación con el Resucitado enfrentando la problemática mundial con la que se encuentra al salir de su "tumba". No le queda sino responder con creatividad, solidaridad, unidad y organización para reconstruir este mundo. La caridad lo apremia a dar no solamente una respuesta a las necesidades urgentes, dejando todo igual, sino a hacer un cielo nuevo y una tierra nueva, a construir el Reino de Dios en la Tierra. ¿Podrá la Iglesia dar una respuesta a esta coyuntura histórica para recuperar la credibilidad y actuar la comunión, la caridad y el servicio? Si no lo hiciere, no solo perdería una oportunidad de recuperar el liderazgo y protagonismo, sino que iría en contra de su misma esencia de ser signo e instrumento de salvación para todo el género humano. Este es el tiempo de la Iglesia.

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