Columnas Social

Personajes en la historia de méxico

José León Robles de la Torre

NÚMERO 18 DE LA SERIE CINCO COAHUILENSES PRESIDENTES DE MÉXICO

México-Tlaxcalantongo. El 5 de mayo de 1920 se pronunció el gobernador de Sonora, Adolfo de la Huerta, en Guerrero estaba Obregón que hizo lo mismo, el general Fortunato Maycotte en Texcoco y en esos rumbos también se pronunciaba el general Pablo González que era el que protegía el Gobierno en el Estado de México, e igual hicieron las fuerzas de Puebla, Morelos y Oaxaca. El gobierno contaba con las fuerzas del Ejército del Norte, de Guanajuato hacia Chihuahua, el mando del general Diéguez; en Tamaulipas estaba el fiel Murguía; en Veracruz se contaba con las fuerzas de Cándido Aguilar y de Guadalupe Sánchez. Murguía había sido llamado urgentemente a México por el presidente, para contrarrestar a Pablo González y organizar en caso necesario, la evaluación del capitán, ya que también había defeccionado el General Jacinto B. Treviño.

Carranza decidió salir rumbo a Veracruz, donde estaban las fuerzas que lo apoyaban de Guadalupe Sánchez, Cándido Aguilar con la división de Oriente, Adalberto Palacios, Antonio Portas, Librado Lara Torres, Francisco Durazo, Nicolás Martínez Luna y otros. El día 6 se organizó la salida para el siguiente día por la mañana. El coronel Paulino Fontes fue encargado de organizar los convoyes necesarios. Estaría a cargo de los cuerpos diversos generales, Juan Mérigo, Murguía como jefe y Francisco L. Urquizo, como ministro de la guerra; también iban el general Mariel, Rodríguez Malpica, García Lozano, López de Mendoza; los coroneles José María Ruiseco y Alberto Salinas.

Empezaron el calvario, dejando la Villa de Guadalupe pasaron las estaciones de Santa Clara, San Cristóbal y Tepexpan. Pronto los empezaron a hostilizar las fuerzas del General Pablo González con la caballería mandada por el General Jesús Guajardo.

Pasaron Apizaco. El presidente Carranza pasó revista a sus generales. Allí estaban Murguía, Lucio Blanco, Pilar Sánchez, Millán, Bruno Neyra, Dávila Sánchez, Montez, Barragán, Marciano González, Mariel Musel, Heliodoro Pérez, Olvera de la Torre, Alcocer.

Entre perdidas de equipos, combates y defecciones, llegaron a los Aljibes, donde tuvieron un terrible combate el día 13 de mayo de 1920, pasándose al enemigo el 5 Regimiento de Infantería al mando del Coronel José Ma. Ruiseco. Por otra parte las Fuerzas Leales de Veracruz ya estaban como enemigas efectuándose la traición de Guadalupe Sánchez, de Higinio Aguilar, Garay y otros. La situación estaba perdida, en trenes desde México iba Jacinto B. Treviño en su persecución y el resto de los enemigos al frente y ambos lados. Los trenes atacados por todas partes y las fuerzas carrancistas impotentes contra tan poderosos enemigos. Murguía, Urquizo y los demás generales acordaron con el presidente que era urgente abandonar los trenes e internarse en la sierra rumbo a Puebla donde esperaban salvarse.

Carranza por fin, atendió suplicas de Murguía y de Urquizo, montó calmadamente su caballo y emprendieron lentamente la huida. La caballería del Colegio Militar al mando del Coronel Casillas, les escoltaban. Pasaron Santa María, en la Sierra, San Miguel Malpais y Pozo de Guerra.

El 18 pasaron por Tetela de Ocampo. El 19 por la tarde llegaron a Coamachalco, un rancho en lo mas escarpado de la Sierra. El general Herrero, que era de las fuerzas rebeldes y se había rendido y unido a las del general Mariel, en plena Sierra llegó con el general Murguía para que lo llevara con el presidente Carranza, a quien le manifestó que estaban en los terrenos por él dominados y que no se preocupara que él lo sacaría a salvo. Así llegaron por la tarde del 20 a San Antonio Tlaxcalantongo. Llovía a cántaros y unos cuantos jacales poblaban ese lugar en Alto de la Sierra al pie de profunda barranca y Sierra Escarpada. Herrero escogió el mejor jacal para el presidente Carranza y lo acomodó.

Después diciendo que un hermano suyo había recibido un balazo en una riña y necesitaba su ayuda, y su presencia, se retiro del lugar. En el jacal del Presidente, Secundino Murguía, y Urquizo en un cobertizo más retirado. Cuando ya todos dormían, o por lo menos descansaban, se oyeron ráfagas de bala y nutrido fuego en el jacal Presidencial. Carranza recibió el primer balazo en una pierna, luego dos más que le remataron. Hubo muchos muertos y otros fueron hechos prisioneros y algunos lograron escapar por la honda barranca, como lo hicieron Urquizo Pilar Sánchez, Luis López y Bulmaro, quienes sin darse total cuenta de lo ocurrido y en medio de la lluvia y por las barrancas, con penurias, sin comer y casi sin ropa llegaron a Xico el 23 de mayo de 1920, donde fueron alimentados y les dio ropa seca el presidente municipal don Juan Esquitín. El cadáver del presidente Carranza "yacía en el centro de la estancia, cubierto con la Bandera Nacional y lleno de flores y coronas con listones impresos.

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