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Verdades y rumores

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AGENTE 007

Las medidas anunciadas este miércoles por el "góber" de la provincia de Coahuila, Miguel Riquelme Solís, en el marco de la sesión extraordinaria del Consejo Estatal de Salud para "blindar" a Coahuila del temible coronavirus, que trae en jaque a medio mundo y al otro medio lo tiene nervioso, exhibieron el grado de desconocimiento que tienen principalmente los alcaldes y alcaldesas de algunos municipios en cuanto a la implacable pandemia y sus implicaciones de salud pública, así como las repercusiones sociales y económicas para la entidad, de manera tal que la mayoría ni siquiera ha emprendido campañas serias en sus redes sociales para orientar a la población en lo más básico.

Nuestros subagentes, disfrazados de gel antibacterial reducido en alcohol, nos informan que todo estuvo bien con la información dada por los especialistas sobre el COVID-19 y su propagación, además del dato de que Coahuila sigue libre de algún caso confirmado, pero apenas el "góber" anunció acciones como la necesidad de "endurecer" controles, como el cierre temporal de cines, teatros, eventos culturales, deportivos o religiosos como los viacrucis, así como bares y antros de alta concentración de personas, además de extender las medidas preventivas a restaurantes y hoteles, todo para evitar contagios a la población, el rostro de varios ediles se descompuso y pelaron los ojos como para que pusieran gotas, incluso varios hasta dejaron de bostezar y ver sus celulares. Llamó la atención que muy pocos alcaldes expresaron con enjundia su deseo de sumarse a la postura del mandamás coahuilense, quien anda tan asustado con el tema del virus que hasta citó a reunión a sus homólogos de Nuevo León y Tamaulipas.

Sin embargo, cuando los alcaldes tuvieron que hacer uso de la palabra, enfocaron sus baterías más en cuestionar si las disposiciones no eran muy radicales, como las llamó el alcalde de Torreón, Jorge Zermeño, quien dijo que primero habría que valorar cuáles antros sí y cuáles no, al igual que el caso de restaurantes. También cuestionó el cierre de algunos espacios públicos como el Bosque Venustiano Carranza o la Línea Verde, lo que a nuestros subagentes, en medio del pánico, les causó tremenda risa porque son precisamente las áreas que más tiene en el olvido la actual Administración. A otros ediles les dio por preguntar si las disposiciones serían por medio de un decreto o solamente de palabra, la cosa es que así estuvieron entretenidos un largo rato sin percatarse del inminente anuncio de que empresas como Chrysler decidieron suspender la operación de todas sus plantas en Coahuila a raíz del virus. Todavía este jueves el alcalde Zermeño "endosaba" a las autoridades del Consejo Estatal de Salud "las órdenes" de cierre de negocios para quitarse de encima a quienes salieron a protestar, sin asumir como alcalde una postura que muchos otros ediles del país y el mundo sí han mostrado: la de ¡mejor prevenir que lamentar! Como si evitar los contagios fuera un tema que no más le compete a un nivel de Gobierno.

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Aprovechando las últimas horas de luz antes de someterse a cuarentena, el alcalde Zermeño, al mejor estilo Uber, condujo el camioncito que arrienda su flamante Administración para hacerle de chofer a los pocos medios de comunicación que lo acompañaron a un recorrido de obras. Nuestros subagentes, disfrazados de cubrebocas de tres usos, dicen que el edil parecía tener prisa por llevar a la incómoda prensa a que viera los trabajos de relumbrón que está realizando por toda la ciudad; en pleno viaje les preguntó a los representantes de los medios que si gustaban una botellita de agua, que si la música estaba bien, que si el clima… Eso mientras a algún imprudente reportero de esos que nunca faltan le dio por cuestionarle por qué realizaba este tipo de recorridos de obra en medio de la contingencia de salud que estábamos atravesando, a lo que el alcalde le respondió muy democráticamente que nadie los obligaba a acompañarlo. Tssss... Dicen que también la preocupación de don Jorge deriva de la incertidumbre de que un regidor al interior del Cabildo se encuentra aislado por sospecha de coronavirus, además de que una delegación de empresarios de origen italiano visitó recientemente el edificio municipal. Y hablando de regidores y funcionarios públicos de Torreón, el tema del COVID-19 fue el ideal para aplicar la frase "no te puedo contestar", aludiendo a que por "medidas" del distanciamiento social debían mantenerse alejados, una salida idónea para evitar hacer cualquier tipo de pronunciamiento. Bajo esa misma excusa las comisiones se realizan a puerta cerrada y sin avisar a nadie. La cosa es que parece que la cuarentena les ha llegado a muchas direcciones que desde hace rato no informan absolutamente nada.

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Ahora que se han aplicado medidas emergentes por el tema del coronavirus donde se pide a la población no salir de casa, a las dependencias encargadas de suministrar el agua potable tanto en Gómez Palacio como en Saltillo les importa poco, a tal grado que han dejado sin el vital líquido a cientos de ciudadanos, quienes no solo padecen del aislamiento al que nos obligó el temible coronavirus, sino que también empezaron a sufrir por la onda de calor. Aun cuando la Cuarta Transformación ha jurado y perjurado que para este nuevo modelo de gobierno lo primero es el pueblo, en la hermana república de Gómez Palacio el Sideapa dejó a más de nueve colonias sin agua o con muy baja presión debido a labores de "mantenimiento preventivo", según dijeron luego de que les tupieran a través de las inestables redes sociales; mientras que en la capital de Coahuila, donde cohabita el Chico Maravilla Manolo Jiménez, también miles de ciudadanos sufrieron por la suspensión de agua en las zonas sur, poniente y centro de la capirucha del sarape. Ya ni porque la empresa paramunicipal Aguas de Saltillo (Agsal), que es de Barcelona, sabe de las complicaciones que atraviesa el mundo a causa del virus.

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Y como reza el viejo y conocido refrán: "a río revuelto… inspectores listos", parece que para lo único que sí existe la visión metropolitana en la región es para hacer travesuras. Nuestros subagentes, disfrazados de funcionario en cuarentena, nos informan que con la adopción de medidas preventivas para evitar contagios, que hasta el momento en su mayoría habían sido meras recomendaciones, algunos encargados de las oficinas de Inspección y Verificación de Torreón y Gómez Palacio han estado haciendo uno que otro recorrido por restaurantes, cafés y negocios de diferentes rubros, para ver si están cumpliendo con los estrictos protocolos de la Secretaría de Salud, protocolos que ni ellos mismos conocen, pero que les sirven para intimidar a los establecimientos que no tengan a la vista los botes de gel antibacterial, desinfectantes o donde los empleados encargados de atender no porten cubrebocas. La cosa es que los inspectores aprovechan para solicitarles a los propietarios de los comercios una pequeña ayudadita, a cambio de hacerse de la vista gorda y no reportar la terrible falta, que ni es falta ni hay a quien reportarle, pero eso sí, ha servido para pasar la charola por varios negocios, más ahora que no tendrán bares y antros que inspeccionar. No cabe duda de que en los momentos de crisis, no falta quien se quiera pasar de vivo.

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