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El abuso desde la autoridad: violación

PATRICIA GONZÁLEZ KARG DE JUAMBELZ

PARA BIANI LÓPEZ ANTÚNEZ HASSEY

Qué difícil es escribir la palabra "violación"; más aún, intentar explicarle a una niña (o a un niño) su significado.

Hoy, 8 de marzo, escribo en nombre de las mujeres y las niñas violadas, acosadas, abusadas, descuartizadas y minimizadas.

Siempre le tuve miedo a la palabra, y cuando mi hija cursaba primaria y me preguntó: "mamá, ¿qué significa la palabra 'violación'?", me quedé petrificada. Recuerdo que mi hijo mayor, de entonces 12 años, le respondió: "pasarse un alto es una violación porque viola una norma".

Sin embargo, esa respuesta solo aplazó lo que algún día tendría yo que explicar. Si violación es tomar por la fuerza a una persona con fines sexuales, ¿cómo hacer comprender a una niña o un niño todo lo que implica "fines sexuales", y que debe desconfiar casi hasta de sus maestros, de la autoridad, aun de sus tíos y primos?

Aquellos que se escudan detrás de la religión son peores que los más infames asesinos. Ni niña, ni niño, ni mujer merecen ser violados ni tocados por un "ejemplar con alzacuellos y crucifijo al pecho", como escribe René Delgado.

La violación es un delito y debería enviar, casi de por vida, a sus responsables a la cárcel.

Nuestra memoria es selectiva, y si tuvimos, como casi todos los niños, varias infancias, elegimos la más feliz, aunque haya que inventarla y mitificarla. Sin embargo, para aquellas niñas y niños abusados no siempre es posible enterrar aquellos recuerdos. Y lo más terrible es que esos menores se intuyen culpables por ser objetos del deseo de un adulto que abusa de su autoridad, porque la culpa es algo que va implícito en la educación judeo-cristiana.

¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que una niña o un niño hable? Aun para una mujer es algo muy difícil, tal vez insuperable.

Durante años, Fernando Martínez Suárez, sacerdote de la Legión de Cristo, abusó de varias niñas del Instituto Cumbres en Cancún. Lo más terrible del caso fue que era su maestra la responsable de llevarlas a su encuentro.

El 9 de marzo representa un logro sin precedente. Las mujeres hoy construimos, no destruimos. Cambiar una cultura por otra implica una tarea titánica. Antes de instalarse la cultura patriarcal, las mujeres fueron consideradas diosas, todopoderosas y dadoras de vida.

Biani: prosigue tu lucha hasta que estos delitos no prescriban y se refunda en la cárcel a todos los "asesinos seriales", porque eso son los pederastas, los seriales, y los no seriales.

Para que ya no se pueda matar en el nombre de Dios.

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Escrito en: editorial PATRICIA GONZÁLEZ-KARG DE JUAMBELZ

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