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Estamos a las puertas de una guerra total en Siria

JORGE ALVAREZ FUENTES

Los graves acontecimientos militares de la semana pasada en Idlib, último bastión de los rebeldes que se oponen y combaten con las armas al régimen de Bashar el Assad, presagian una cruenta guerra total de Turquía contra Siria. No se trata de una escalada más en esta catastrófica guerra que se prolonga van a ser 9 años. El mundo está a las puertas de una nueva y peligrosa confrontación militar internacional. La situación es una verdadera tragedia para la población civil, atrapada en medio de las operaciones de la aviación y la artillería tanto turca como siria, con los rusos en alerta máxima en control del espacio aéreo, tratando de contener a ambos vecinos, permaneciendo firme como el principal aliado del régimen sirio. Ankara ya ha anunciado la ampliación de sus operaciones, llamadas "Escudo de Primavera", lo que ha significado el despliegue adicional de miles de efectivos, el derribo de 2 bombarderos sirios, la destrucción de más de 100 tanques y la "neutralización" de miles de soldados sirios. Lo anterior en respuesta a la muerte de 33 soldados turcos en un bombardeo realizado el jueves 28 por la Fuerza Aérea Siria. Las bajas militares turcas se estiman en 54, sólo en febrero.

Las Naciones Unidas estiman en cerca de un millón de sirios los que han debido desplazarse en las últimas 12 semanas, constituyendo el mayor éxodo de civiles desde 2011. Al menos 465 civiles han perdido la vida, entre ellos 145 menores. Para complicar aún más la situación, Turquía, por conducto del presidente Recep Tayyip Erdogan, amenaza de facto con dejar pasar a decenas de miles de refugiados sirios a través de las fronteras marítimas y terrestres con Grecia, de no obtener el apoyo activo de la Unión Europea y de la OTAN, ante los actuales enfrentamientos, aumentando los temores de una nueva crisis migratoria, similar a la gravísima ocurrida en 2015. La contención de las partes se vislumbra imposible y lejano o ilusorio un alto el fuego en Idlib; cada día que pasa las relaciones entre Turquía y Rusia se deterioran más, a medida que continúan los combates, proliferan las bombas, se extiende el uso de drones, ensañándose la guerra con los civiles. Si bien todo el mundo sabe quién es quién en este conflicto, el intento de Damasco de reconquistar Idlib, para buscar asestarle un golpe de gracia a sus opositores, ha provocado un enfrentamiento frontal con Ankara. En las últimas horas los rebeldes sirios, con el apoyo de las tropas turcas, han retomado el control de la estratégica población de Saraqeb y la ofensiva turca, a gran escala, busca hacer retroceder a las fuerzas sirias las cuales no sólo amenazan los puestos turcos de observación, que habían sido coordinados con las fuerzas rusas sobre el terreno. Son precisamente los llamados Acuerdos de Sochi, mediante los cuales se establecieron medidas para desescalar el conflicto, los que han volado por los aires. La artillería turca ha sido dirigida hacia más de 200 objetivos en las ciudades de Hama, en el centro de Siria, a Nubl y Zahraa en el noroeste y a Latakia en la costa mediterránea. Turquía insiste en sus declaraciones públicas y en sus comunicaciones diplomáticas, en tono desafiante, que "el régimen de Assad ha sido una amenaza para la seguridad nacional de Turquía, para la región y para Europa, ya que se ha comportado como una red criminal dedicada al terrorismo en contra de su propia gente". Rusia, por su parte, mantiene un firme apoyo político, militar y diplomático al régimen del presidente Assad, junto con Irán, insistiendo que tiene el derecho a defenderse y a aplastar a los "terroristas" (en alusión a los rebeldes), habiendo ordenado el viernes pasado a dos buques de guerra, con misiles de crucero Kalibir, a que se aproximen a las costas sirias, ampliando las operaciones ofensivas de su flota anclada en el Mar Negro. Las tensiones en las fronteras terrestres y en el Egeo han ido en aumento, luego que las autoridades griegas procedieran a bloquear la entrada de 15 mil inmigrantes sirios a lo largo del río Evros y que más de 13 mil refugiados se aglomeraran en varios puntos fronterizos, debiendo usar gases lacrimógenos y granadas aturdidoras en Pazarkule e Ipsala. La isla griega de Lesbos, a 7 kilómetros del territorio turco, es, desde años, una auténtica prisión y una trampa mortal en el Mediterráneo, a pesar de lo cual, siguen arribando 400 personas al día. El gobierno de Erdogan, sabe muy bien que puede amenazar y tomar venganza de Europa con simplemente no poner freno al paso de decenas de miles de refugiados.

Las conversaciones telefónicas sostenidas en días pasados entre los presidentes Erdogan y Putin probablemente no logren detener la dinámica de los acontecimientos. Ahora bien, un portavoz de Moscú ha declarado que se dialoga para celebrar una reunión de alto nivel el 5 o 6 de marzo, a fin de tratar de acercar a las partes y hacer todo lo posible para que se cumplan los acuerdos en la zona norte, procurando "normalizar la situación en Idlib". Sin embargo, lamentablemente no podemos ser muy optimistas, luego que resultara infructuosa una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, convocada por Turquía. Como resulta más que evidente, hay otras amenazas hoy en el mundo y no sólo la ampliación y el impacto global de la pandemia del coronavirus.

@JAlvarezFuentes

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Escrito en: editorial EMBAJADOR JORGE ALVAREZ FUENTES

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