Por su parte el custodio me agradeció sinceramente mis sencillas enseñanzas. Otro recuerdo es una ocasión que voy saliendo de unas de mis oficinas virtuales: un adulto joven va llegando en una gran moto y le digo: "cuando sea grande me gustaría tener una moto como la suya...", sonríe y me solicita que si le tomo una serie con su moto. ¡Claro que sí! ¡Se topó con el mejor fotógrafo de Torreón!, créanme los que me leen le tomé no menos de media docena de fotos que al verlas exclamó: Wow… (guau), "My Good!" ¡Qué buenas fotos!", antes de despedirnos me dice: soy (no recuerdo su nombre) pero sí su apellido: Asplan e inmediatamente vino a mi mente un colega con ese mismo apellido y lo pregunto: ¿qué es tuyo el doctor Asplan? y resultó que eran primos hermanos. Pudiera recordar otras muchas ocasiones que me ofrecí a tomarles fotos a parejas o grupos que me dieron las gracias por los tips de cómo tomar mejores fotos con un simple teléfono celular o con una tableta; no sería honesto si no les dijera como otras personas, otras parejas o grupos que me mandaron por un tubo. Y volví a recordar una vez a los señores Papadakis-Sosa por todos los tips que me habían enseñado hacía más de cinco décadas para tomar mejores fotos.
Fue hasta el año de 1975, radicando en Piedras Negras, Coah., donde fui asignado a cumplir con un año de Servicio Social en un hospital civil, cuando ya con una mejor condición económica, pude darme el gusto de comprar una mejor cámara no para profesionales pero al menos si para aficionados a la fotografía y con ella, poniéndola "en automático" empecé a tomar muchas fotos que tan pronto como me era posible brincaba el Río Bravo y las dejaba en la Botica del Águila para su rápido revelado e impresión, recordado siempre a mis queridos señores Papadakis-Sosa por los tips y otros consejos para tomar las mejores fotos que pudiera captar y créanme que en todos mis recorridos por todo el país, décadas más tarde, ya con mejores cámaras puedo presumir que sin haber tomado jamás un curso de fotografía, me vanaglorio de las miles de fotografías que por más de 18 años capté sobre todo en los 121 Pueblos Mágicos que recorrí así como todas las que tomé en mi recorrido por los 32 estados de la República, los 38 municipios de nuestro estado y entre otros lugares por las 26 maravillas de México, trece naturales y las otras hechas por la mano del hombre y qué decir de zonas arqueológicas y cientos de lugares más que supe de ellos a través de la revista México desconocido la cual me enseño de lugares paradisíacos que se ubican a través de todo el territorio nacional; mentiría si no les dijera que hubo decenas y decenas de fotos que me salieron mal sobre todo oscuras por no haber calculado bien la cantidad de luz que se necesitaba, pero les recuerdo que tal solo ponía mi cámara en "automático" y agregar que nunca tome un curso de fotografía lo que de seguro me hubiera ayudado a tomar fotos mejores; tan solo me dejaba llevar por mi intuición y sobre todo por la sensibilidad que fui adquiriendo a través de los años. En total tuve tres cámaras de distintas marcas, todas ellas japonesas, dos de ellas las utilicé hasta que dieron lo que tenían que rendir, la que compré más recientemente, hace más de quince años, todavía de rollo y flash, llegó un momento en que ya no encontraba rollos mucho menos pilas para el flash, de tal manera que termino como pieza de museo en un lugar de la capilla de Santa Rita de Casia. Estas cámaras fueron substituidas por los teléfonos celulares y sobre todo por las tabletas a las cuales me tuve que adaptar.
Sigo siendo un amante de la fotografía las más recientes fueron las que tomé con mi celular y mi tableta en mi recorrido por los últimos pueblos mágicos que me faltaban de recorrer: Zimapán, Hidalgo,; Aquismón, S.L.P.; Amealco de Bonfil, Qro.; y finalmente Comonfort, Guanajuato, donde terminé mi recorrido por los 121 Pueblos Mágicos, como hace mencionar una Constancia donde se menciona tal dato, firmada por el Presidente Municipal.