El medio tiempo del Super Bowl representa quizá los quince minutos más codiciados por las agencias de mercadotecnia en Estados Unidos. La tradición que la NFL ha logrado crear con el espectáculo que preparan para ese lapso ha creado una espera excepcional por parte de los millones de personas que suelen observar por televisión este evento.
Con la fabulosa presentación de Shakira y Jennifer López las redes sociales dieron cuenta del éxito logrado por las dos en el medio tiempo del juego final de la NFL el domingo pasado. Aquí y allá se habló del poder latino, en virtud de la excepcional demostración de la colombiana y la neoyorkina descendiente de familia puertorriqueña, identificadas, en una síntesis socorrida especialmente en Estados Unidos, como "latinas". Otras muchas voces enfatizaron la condición de mujer de las estrellas de ese medio tiempo y no faltó el unidimensional comentarista deportivo que se refirió a una de ellas como "la esposa" de un famoso futbolista.
Mujeres, latinas, colombiana, neoyorquina, puertorriqueña y, sin duda, talentosas. Subir al escenario del Super Bowl para protagonizar esos quince minutos es cosa que muy pocas personas pueden referir en su hoja de vida, esa que se utiliza para solicitar chamba.
Con el sabor de su presentación aún fresco y con lo emotivo del juego, hoy pongo a consideración una reflexión acerca del talento. En la última década del siglo pasado, referirse a empleados como "el talento" pasó de ser una moda a una cuestión de gestión de personal estratégico. En su momento se habló de guerra por el talento. En una revisión de veinticinco definiciones de talento ofrecidas por profesionales de recursos humanos y administración, es común encontrar definido el término por palabras como capacidad, habilidad, competencias, excepcionalidad, desempeño y actitud.
Algo más debe ser lo propio del talento como para merecer una distinción y no solamente considerarse sinónimo de las palabras referidas en el párrafo anterior. En esas mismas veinticinco definiciones se vislumbra lo que podría ser lo propio del talento. En un resumen apretado, encuentro que el talento hace referencia particularmente a la práctica, intensa, convertida en valor. No hay talento sin práctica, sin disciplina, sin constancia. No cae del cielo, sino que eleva a él, por decirlo de algún modo.
Podemos decir que Shakira y J.Lo son dos mujeres talentosas. En esta expresión aludimos a las personas como poseedoras de dicha cualidad, y seguramente la asociaríamos a una condición excepcional, extraordinaria. Pero también podemos decir que ellas poseen talento, es decir, capacidad, maestría, y desempeño extraordinario. En el mundo del trabajo, se ha generalizado la asociación de gente o alguna gente con la palabra talento. En algunas industrias, por ejemplo, en el espectáculo, se habla de "talento" para referirse a actrices o actores, en tanto que el camarógrafo sería eso, solo un camarógrafo.
Pero esto que no es más que una simplificación y reducción del término da pista para comprender mejor al talento como una apropiación sistemática de una práctica convertible en valor. En los orígenes del uso del término en el ámbito de las empresas, la época de "la guerra por el talento", se enfatizó tanto la condición de cualidad en la persona que se dio un peso enorme a gente como sinónimo de talento que perdió intensidad el abordaje de la preparación, la práctica, la disciplina necesaria para dominar una actividad o varias de modo excepcional, es decir, talentosamente.
Para volver al origen de este texto, y al entusiasmo fácil con que se calificó la excepcional presentación de Shakira y J. Lo como prueba del poder latino y femenino, habría que poner acento en cómo se han preparado ellas para sus quince minutos de Super Bowl. Es probable que se piense que allí está el poder latino, en esos quince minutos, y no en los años de constancia, preparación, ensayo y demás que hay detrás de esos quince minutos. Hay talento en ellas porque para presentarse por un cuarto de hora han tenido que practicar cientos o miles de horas…para desarrollar ese talento.
Si tomamos como referencia los resultados de la prueba PISA, ¿cómo estamos preparando al talento o al poder latino?