EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

El héroe del Nazas

Yo río libre

JULIO CÉSAR RAMÍREZ

Esa tarde, Gilberto regresó a la compuerta del canal del Coyote para darse cuenta que el agua turbulenta del Nazas arrastraba a tres jóvenes náufragos sin que nadie los pudiera sacar. Bomberos y Cruz Roja habían fracasado. Rápido se quitó la camisa, zapatos, pantalón y sin más se lanzó al río, amarrado a una soga.

Soportando con estoicismo los embates del agua que ya habían abatido a Antonio, consiguió llegar hasta donde estaba Melesio, no perdiendo en ningún instante su sangre fría y aplomo. El silencio era elocuente en ese momento, aunque de vez en cuando los gritos de angustia de la multitud lo rompía.

Sucediendo esto, Gilberto Íñiguez encontraba obstáculos en su labor o se enfrentaba a dificultades peligrosas o serias. Tras de llegar junto a Melesio, Íñiguez le ayudó a llegar hasta donde estaban los bomberos, quienes le tendieron los brazos para subirlo al trepil y ponerlo a salvo.

Uno a uno, luego ayudó a salir a Julián y Antonio. Por último, Íñiguez Moreno abandonó el agua recibiendo una ovación por su arriesgado trabajo.

Con tal hazaña vino el crepúsculo del 17 de junio de 1958. La noticia se extendió a la mañana siguiente. Los periódicos publicaban: "El vencedor en la batalla de ayer contra la turbulencia del Nazas".

Nacido en Gómez Palacio, Durango, en 1934, Gilberto Íñiguez Moreno era ferrocarrilero y beisbolista. Entraba a las 5 de la tarde a su puesto de "llamador" de tripulantes. El camión que llevaba a los trabajadores del riel se había parado precisamente en la compuerta del canal del Coyote. Vio Gilberto muchos mirones pero no sabía el motivo. El transporte siguió su marcha hasta el lugar donde checaban su entrada al turno los ferroviarios. Pero era temprano y Gilberto, muy joven, decidió regresar animado por develar el porqué del expectante gentío en el bordo del río. Miró así a los muchachos arrastrados por la brava corriente. No los conocía. Preguntó por qué no los sacaban. Los rescatistas yacían abatidos, no obstante. Urdió entonces que lo amarraran a la soga.

Los detalles de la hazaña del "Héroe del Nazas", su valentía y disposición a arriesgar su vida corrieron después de boca en boca. Enterado el Club de Leones le rindió homenaje el 12 de agosto de aquel año en el salón El Desierto del Hotel Río Nazas donde le obsequió un reloj Haste. La Casa Madero lo condecoró más tarde con su Medalla al Mérito, por gestiones del gobierno de Torreón. Hermila Silva, su novia en esos días, y Agustín Puente, que lo conocía en el gremio "ferroca", sección 9, recordaron su historia.

Íñiguez Moreno escaló todos los puestos ferrocarrileros hasta llegar a maquinista, el más alto, considerado en Estados Unidos al nivel de Ingeniero. Y como beisbolista fue seleccionado repetidas ocasiones y obtuvo trofeos que destacan el de Campeón Bateador en múltiples ligas.

Gilberto era uno de los 6,000 trabajadores ferrocarrileros que tenían base en Torreón en 1958, de los cuales unos 4,000 pertenecían a la sección de Transportes y 2,000 a las de Vía y Mecánicos. Se movía con facilidad en el servicio de patio, donde existían tres tipos de máquinas, todas a Diesel. En la División Torreón se levantaba en ese tiempo el riel angosto y se colocaba el de 112 libras, que era suficiente para soportar el peso del "moderno equipo". Entraban y salían de la ciudad unos treinta trenes diarios; movían hasta 40,000 toneladas de carga mientras otros de 200 a 300 pasajeros cada día.

Íñiguez Moreno pertenecía así al gremio protagonista, en esos meses, de una de las huelgas ferrocarrileras que serían de las más importantes y combativas del país, encabezada por Demetrio Vallejo y Valentín Campa. Torreón había cumplido, doce meses antes, 50 años de vida como ciudad.

El agua del río Nazas, turbulenta, estaba dedicada en un 81% a las labores ejidales y en un 19% a los pequeños propietarios. El torrente tumultuoso era controlado por la presa "Lázaro Cárdenas del Río" inaugurada once años atrás, en 1947. Todavía crecían las enormes arboledas y vivían aves y diversa fauna en las orillas.

Los rescatados del Nazas fueron Melesio Chávez Huerta, de 16 años, y los hermanos Julián y Antonio Camarillo Ruiz, de 17 y 18 respectivamente.

Gilberto murió en el 2002, a los 68 años de edad. Gómez Palacio y su gobierno, presidido en 1958 por Francisco Galindo Chávez, lo sumergieron en el olvido; más de veinte administraciones municipales le siguieron desde entonces y jamás lo reconocieron. Tienen pues una cuenta pendiente.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Yo Río Libre

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1668743

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx