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¡Benditos distractores!

JULIO FAESLER CARLISLE

Los acontecimientos el día de ayer en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión son altamente preocupantes por varias razones. La presidente de la CNDH Piedra esquivó su obligación de hacerle una observación a la Guardia Nacional que repudió con el lujo de fuerza que todos presenciamos por TV la llegada de los migrantes centroamericanos a Tapachula. La actuación de la GN fue imperdonable.

Para la señora Piedra fue más importante atacar a la administración anterior de la Comisión que aludir al rudo trato que recibieron los hondureños, salvadoreños, nicaragüenses y guatemaltecos que tienen que pasar por nuestro suelo para migran a los Estados Unidos.

El que PML se haya lanzado dando a voz de alarma por el comportamiento de nuestras fuerzas armadas mexicanas fue una acción de solidaridad con los centroamericanos pero había que llevar a la presidenta de la CNDH a pronunciarse contra la brutalidad desplegada en Chiapas al gusto del presidente Trump más que al de AMLO.

Con obtusa lealtad los morenistas en el Salón Verde cerraron sus oídos a una necesaria discusión entre pares. PLM con una experiencia parlamentaria oceánicamente mayor que la de cualquiera de sus colegas deploró con pena el hecho calcado de los antiguos tiempos del PRI.

La conducta de nuestro gobierno no ha de realizarse al gusto y a la manera que lo deseen otros, léase Estados Unidos, sino de acuerdo con nuestra propia decisión. Hay otras maneras de tratar las caravanas centroamericanas.

Así como hay necesidad de otras formas de tratar el difícil problema de la salud en México que es la máxima prioridad a que se enfrenta la mayoría de 125 millones de mexicanos. Todos, hasta el menos instruido entre nosotros entendemos el que un sistema nacional de salud tiene que ver con la posibilidad financiera de emprenderlo. Los esfuerzos del Seguro Popular instalado por gobiernos panistas iban rindiendo servicios, si se quiere con algunas deficiencias, a millones que no están inscritos en los servicios del IMSS o del ISSSTE. El que el presidente quisiera inaugurar él mismo un mecanismo mejor es explicable pero no a costa de desmontar el que no requiere sino ajustes para hacerlo más eficiente. Así como en el caso de la CNDH prevaleció la inquina contra la administración anterior, aquí, en el mucho más complejo asunto de los servicios de salud, prevaleció la obsesión por denostar al aparato creado por los "adversarios" y por cambiar membretes alegando que era un ejemplo de horrenda corrupción. Así, de la noche a la mañana con un simple click de computadora, se anuló el padrón del Seguro Popular dejando fuera más de de 250 enfermedades ya contempladas dentro de él.

Hay una profunda preocupación al iniciarse el segundo año amloista. La preocupación brota porque con la salud no se juega. Es cierto que la popularidad de amlo aun no se ha deteriorado según muchas encuestas, pero tratándose de una cuestión que toca directamente la persona misma de cada mexicano y su familia, la alarma con que reaccionan cientos de miles enfermos contra la falta de medicinas, de médicos y de instalaciones no se remedia con gestos seductores. Ni tampoco que, en la desesperación del momento, con remedios improvisados de momento como el de la quimioterapia para niños.

No hay, en realidad, un asunto que tenga mayor importancia personal que la salud. Más que la violencia, la corrupción o la impunidad. ¿Tiene sentido dedicar multimillones a solucionar estos últimos problemas si estamos postrados en enfermedades que nos priva de la posibilidad de expresarnos o ganarnos el pan de cada día o que enfrentarnos a la muerte?

Lo grave de la insensibilidad del gobierno respecto de las quejas que se aumentarán contra el nuevo instituto. No se vale banalizarlas o distraer la atención en lugar de dar solución a temas que se multiplican sobreponiéndose uno tras otro para anularles importancia confiados en cómo la astucia del presidente de la república despacha cada uno de ellos son una sonrisa cautivadora, un cuento de hadas u otro que tira la culpa de todo a los neoliberales que lo antecedieron en el cargo al que parece, le va perdiendo respeto. El asunto de la salud del pueblo es el más serio de todos.

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Escrito en: Editorial Julio Faesler

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