Vaya que levantó ámpula el comentario de Javier Hernández mundialmente conocido como "el Chicharito". Al ser presentado oficialmente con la Galaxia de Los Ángeles y respondiendo a la pregunta de si le faltó algo por hacer en el fútbol europeo. Javier respondió: "hubo gente que no me dejó jugar, pero es parte del fútbol" "imagínate si regreso como una leyenda del fútbol mexicano, por más que esto les moleste a muchos". Y vaya que si les molestó a muchos. En México no sólo admiramos a nuestros héroes deportivos sino que les pedimos que sean sencillos y humildes. El que se nos salió del huacal sin duda fue Hugo Sánchez que se rehusó al consabido. "Yo sólo hablo en la cancha" no señor, Hugo habló y sigue hablando lo que se le pega la gana, la mayoría de las veces no hace sentido, pero a él no le importa ya que sabe que predica desde su púlpito, desde su lugar en el Olimpo de los dioses del deporte mexicano, lugar que se ha ganado a conciencia, gracias a su determinación y soberbia hacía los que han intentado minimizarlo.
Nada que ver con otro "dios" de nuestro muy exclusivo Olimpo, Fernando Valenzuela, lo suyo nunca ha sido la palabra, callado como una pared, pero con una presencia de ánimo y espíritu que miles de parlanchines quisieran, un temple a prueba de serie mundial contra los Yanquis a los 21 años. Fernando fue un suceso que sacudió la ciudad que alberga Hollywood. Otro ejemplo de sencillez y grandeza Julio César Chávez el más grande, un hombre accesible y sincerote, con el no hay medias tintas, si quieres llegar a él hay que hablarle al chile. Un grandioso boxeador protagonista de combates de epopeya.
¿Y las damas? Claro que hay material para grandes ídolos y leyendas, Lorena Ochoa ganadora de 27 torneos de la LPGA y la máxima figura mexicana de todos los tiempos en el golf. Paola Longoria la mejor raquetbolista de todos los tiempos, desde el 2011 número uno en el ranking, invicta tres años y medio, tres oros en panamericanos. Y aquí un ejemplo de lo que puede ser una leyenda sin necesidad de tener una carrera extraordinaria, Enriqueta Basilio, recientemente fallecida y se convirtió en leyenda al ser la primera mujer en encender el pebetero olímpico en México 68.
Como verán, las leyendas surgen la mayoría de las veces por grandes méritos y otros por estar en las grandes citas y hacerse notar en el momento exacto, Girón en Moscú 80, le robaron descaradamente el oro en clavados. El Sargento Pedraza que llegó vomitando a la meta en segundo lugar en la marcha de 50 kilómetros en el 68. El Tibio Muñoz ganando el oro olímpico. Salvador Sánchez noqueando al arrogante Wilfredo Gómez, la leyenda de Sal creció aún más cuando perdió la vida en un accidente automovilístico. Son solo algunos ejemplos de los que se han convertido en leyenda, que de eso precisamente se componen las leyendas, de lo que platican los viejos a los jóvenes, muchas veces exagerando y otras de plano inventando acontecimientos que nunca ocurrieron. Pero siempre estas figuras serán citadas en las pláticas de generación en generación.
De ahí lo complicado para Chicharito que se autonombró como Leyenda. La mayoría de la gente no se lo perdonó y lo fustigó. ¿Dónde quedó aquel joven afable y sencillo? Pues ahora como dice el, nos guste o no, es un adulto con unos pergaminos que muy pocos pueden presumir. Una trayectoria marcada por la realeza europea y marcando goles en todos lados.
Javier tendrá que esperar, solo el tiempo añejará su legado, para que sea citado como hacen los viejos con Pirata Fuente, Chava Reyes, Enrique Borja y ya no digamos el ya citado Hugo, Rafa Márquez y el Cuau. Y para ti amigo lector, ¿Chicharito ya tiene un lugar en la inmortalidad del deporte nacional?