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Estrés

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YAMIL DARWICH

El tema viene a colación por la triste noticia publicada a finales de diciembre del 2019: una universitaria murió, aparentemente por la presión ejercida en el ITAM, universidad de prestigio nacional, principalmente en el área económico administrativa, con altas exigencias académicas y la insensibilidad, hasta bullying, reconocido en el trato dado a los estudiantes por profesores que, de fondo, desconocen o no participan del humanismo. De pronto parecieran sádicos, según denuncias públicas.

Ahora se afirma que no fue suicidio sino epilepsia; para el caso es lo mismo: la muerte como consecuencia del estrés, causal importante del incremento de suicidios entre jóvenes.

La Guía de Intervención mhGAP, publicada por la Organización Mundial de la Salud, refiriéndose al suicidio,enuncia que: "es el acto deliberado de quitarse la vida. La autolesión es un término más amplio que concierne al envenenamiento o lesión intencional autoinflingida, la cual puede o no tener un objetivo o resultado fatal".

La noticia se complementa con lo declarado por el especialista: "depresión, ansiedad y consumo de sustancias, son los tres grandes problemas de salud mental que afectan a los mexicanos", advirtió Eduardo Ángel Madrigal, director del Instituto Nacional de Psiquiatría.

Los señalamientos son contra la administración del ITAM,donde al parecer, a lo largo de los años, han permitido una cultura de exigencia abusiva, justificándose en la calidad académica, yendo más allá del arte-ciencia de enseñar,permitiendo a algunos profesores ejercer presiones intimidatorias, ocasionando estados depresivos que, con el tiempo pueden llegar a favorecer el suicidio. "Viva el programa, aunque el alumno muera", decían los malos educadores del pasado.

Desafortunadamente en México no hemos logrado desarrollar un sistema nacional que asegure el seguimiento en calidad académica. Existen organizaciones como ANUIES, que hacen verdaderos esfuerzos y otras, dedicadas a aglutinar a particulares, que se mueven en el campo de los intereses materiales, individuales, luego educativos.

Es incuestionable que nos hace falta asegurar la calidad de la enseñanza, que se logra con la buena elección de la materia prima: el profesor y el alumno; en ambos casos hemos colocado la politiquería por encima de la razón de ser de la universidad.

Los profesores, aún cuando sean profesionales altamente calificados, hasta exhibiendo grados de doctorado, no siempre -en realidad pocas veces- presentan las características necesarias: saber qué, cómo, para qué y maneras de motivar para aprender; muchos se amparan en el conocimiento técnico científico, pero carecen de la formación necesaria en temas de pedagogía y didáctica;otros buscan enriquecer su currículum; también hay ´ganapanes´ y algunos más pretenden aliviar su frustración al no sobresalir profesionalmente, a pesar de sus muchos diplomas.

Me viene a la memoria un caso vivido en mis primeros años universitarios: un alumno brillante que terminó su carrera con altos honores y luego, inseguro, prefirió continuar con la maestría y doctorado. Sin encontrar un trabajo que le satisficiera, terminó ´dando clases´.

El ´profe´ debe tener la actitud para enseñar; no todos los profesionistas que se dedican a la docencia universitaria poseen particularidades humanas para saber como acercarse a los muchachos y atenderlos integralmente; yo conozco algunos de ellos que sobresalen, como Antonio Bernal Imperial -finado- o Rubén Sámano, quien con edad avanzada continúa enseñando con su ejemplo y aplica lo predicado por la Dra. Margarita Gómez Palacio: "enseñar con los labios y comprender con el corazón".

Dar clase se ha transformado en simplemente exponer temas y esa es la gran queja; se debe buscar el desarrollo de habilidades y competencias para la vida, iniciando con las individuales, luego las profesionales y también las sociales, predicando con el ejemplo.

Formar buenas personas va más allá de llegar, dar clase y salir corriendo; algunos son verdaderos ´mortificadores por placer´… ¿Usted conoce casos?

Las instituciones educativas deben asegurar la adecuada selección de sus profesores y luego insistir en su formación docente, asegurando en ellos la característica indispensable:que sean decentes.

En algunas áreas el bullying es característico, caso de la enseñanza médica, donde el maestro y el alumno desarrollan una particular relación sadomasoquista -te admiro y te aborrezco-, todo ocasionado por la exigencia, sin considerar los principios docentes.

Conocí a uno que advertía: "el cien es para Dios; el noventa para el autor del libro; el ochenta para mí y lo que queda para ustedes" y así iniciaba su supuesta cátedra, generando desasosiego y hasta ansiedad en sus alumnos, aplicando el peor método, logrando que los muchachos aborrecieran su clase, la materia y hasta la carrera. ¿Conoce a alguno que abortó sus estudios universitarios por ansiedad o temor?

Mucho tenemos por hacer en cuestiones educativas, empezando por exigir a los directivos que cumplan con su función humanística -algunos llegan a autocalificarse de inspiración cristiana- y hagan de sus profesores verdaderos promotores de "sacar lo mejor que hay en cada quien".¿Usted que opina?

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