La hacienda de San José de la Goma

RECUPERA LA FINCA LA FAMILIA MERAZ Y VENDE A REFUGIO TARÍN

San José de la Goma engrandeció su superficie de terrenos en virtud de que el Sr. Leónides Meraz, miembro de la familia, adquirió el once de junio de 1873, un terreno laborable denominado La Labor de Toledo, con una extensión de doce fanegas de sembradura, en la suma de 480.00 pesos. Estos fueron propiedad del Sr. Primitivo Galarza, mismos que correspondían al latifundio de Juan Nepomuceno Flores que la Recaudación de Rentas del Estado de Durango le había embargado por adeudos de impuestos y eran pertenecientes a las tierras de la Hacienda de San Juan de Casta. Por otra parte, la Familia Meraz recuperó la Hacienda de La Goma, en vista de haber llegado el vencimiento de la sociedad de acuerdo con la escritura de retroventa de fecha 31 de mayo de 1873, en cuyo documento se avaló la compra de la finca con un precio de 23 mil 500 pesos y adquirida bajo la razón social de Viuda de Grimaldo e Hijas. En ese entonces la recibió su apoderado y Jefe de la empresa dedicada al comercio, propiedad en tiempo atrás del Sr. Dolores Grimaldo. En ese periodo le fue adjudicada a la Señora Juana Campos de Grimaldo, en la parte que le correspondió por su participación en el capital y utilidades en la misma sociedad.

De acuerdo con ese pacto estipulaba que el contrato concluyera el primero de mayo de 1875, de acuerdo con ese requisito la Sra. Juana Campos de Grimaldo --Viuda del Sr. Dolores Grimaldo-- y Cristóbal Rodríguez, dieron por concluido el contrato de sociedad en el tiempo expresado. En seguida, en esa misma fecha los herederos de la Cía. de Vinos Viuda de Grimaldo, en este acto representados por Juana Campos Viuda de Grimaldo y sus hijos Natalia y Jesús; ceden, traspasan y venden la Hacienda de La Goma al Sr. Cristóbal Rodríguez; ubicada en el Partido de Mapimí, incluidos los derechos y acciones de las sociedades mercantiles en la negociación de Avino; Sociedad Viuda de Grimaldo e Hijos y de la extinguida firma Viuda de Grimaldo y Cía. Así mismo todas las existencias, muebles y maquinaria que correspondía a las expresadas sociedades mercantiles en el traspaso de los derechos y acciones, que el Sr. Jesús Díaz, como socio de la extinguida firma Vda. de Grimaldo y Compañía cedieron a la Señora Campos de Grimaldo por escritura de veintinueve de mayo último de 1875; y agregándose todos los créditos activos de ambas firmas: Viuda de Grimaldo y Compañía y Viuda de Grimaldo e Hijos, y las que figuraban al cargo de la testamentaria de Grimaldo, de Juana Campos, de Jesús, Miguel y Natalia Grimaldo, quedando libre la parte cedente de toda evicción y saneamiento, por los traspasos de créditos activos.

Por otra parte, el Sr. Rodríguez, como comprador y cesionario se obligó a cubrir por su cuenta y encargo el pasivo de la casa V. de Grimaldo e Hijos; y se comprometió a dejar libre de toda responsabilidad a la Señora Campos de Grimaldi y a sus Hijas: Pagará también a la Sra. Campos, la cantidad de cincuenta y nueve mil pesos, en estos términos: 6,000.00 conformados: 3,000.00 en mercancías de abarrotes; 3,000.00 a plazos desde el primero de mayo de 1975 en 250.00 en mensualidades de cada una. 20,000.00 en una aceptación a un año, contando desde el primero del corriente junio. 20,000.00 en una aceptación de la Señora Florencia Contreras de Cúrbeles y giro del Señor Rodríguez a dos años contados desde la propia fecha que la anterior. 10,000.00 en una aceptación del mismo Rodríguez y giro de la Señora su esposa Sra. Genoveva Cúrbeles, a dos años seis meses, contados igualmente desde el primero de junio.

En ese sentido la cantidad de cincuenta y nueve mil pesos, y el valor del pasivo que quedaba obligado a cubrir el Señor Rodríguez, forman el precio total de la venta de la Hacienda de La Goma y traspasos de los bienes, derechos y acciones de V. de Grimaldi e Hijos, asignándose especialmente por precio de La Goma con la Labor de Toledo, treinta mil pesos, incluso el gravamen de quince mil pesos constituidos a favor de los Señores Castillo Hermanos; y por las existencias de maquinaria, derechos y acciones y demás bienes de la negociación de Avino, lo que se asignó la suma de cuarenta y dos mil pesos. Nuevamente la propiedad de la Hacienda de San José de la Goma y la Labor de Toledo, después de adquirirla el Sr. Cristóbal Rodríguez con fecha 1º. de mayo de 1875: Las fincas expresadas vende al Sr. Refugio Tarín, de acuerdo con escritura otorgada en la Ciudad de Durango, el día 18 de junio del año de 1879, y formulada por el escribano público Lic. José Cincúnegui, en ella se hace constancia nuevamente la venta al Sr. Tarín, mayor de edad, comerciante, con domicilio en la Villa Lerdo de Tejada; en el documento consta el consentimiento de la señora Genoveva Castillo de Rodríguez, vecina de la Cd. de Durango, autorizando la enajenación de la hacienda, situada en la Municipalidad de Villa Juárez de este Partido.

El Sr. Cristóbal Rodríguez expresó que la finca rural fue adquirida de la Sociedad Viuda de Grimaldo e Hijos, con las casas, terrenos, labores, tomas de agua, entradas y salidas, usos y servidumbres y cuanto más le fuere anexa y pertenezca; incluyéndose en la venta el despepitador con tornillo y la prensa correspondiente. La operación de la venta fue de Treinta Mil pesos, que el Sr. Tarín se obligó a pagar: Quince mil pesos que entregó en forma inmediata a los señores Castillo Hermanos para liberar las fincas de la obligación hipotecaria, constituida en escritura del día veintinueve de mayo de 1878: diez mil pesos fuertes para el treinta y uno de diciembre del 1879, que se comprometió pagar el señor Tarín al Sr. Rodríguez en Durango; así mismo acepta una libranza de cinco mil pesos, dentro del plazo fijado, desde el treinta y uno de diciembre de 1879 al treinta de mayo del próximo año de 1880, todo ello causando el interés del uno por ciento mensual.

Se pacta también y se excluyó de la venta la cantidad de tres mil trescientos pesos, renta de este año, que debe pagar el Sr. Doroteo Meraz por la hacienda de La Goma, Labor de Toledo y despepitador. En aquel tiempo de los señores latifundistas siempre utilizaban los documentos que avalarán sus transacciones comerciales y se auxiliaban del escribano público; y el notario de moda en esa época era Lic. Jesus Cincúnegui. En ese sentido el Sr. Cristóbal Rodríguez, mayor de edad, comerciante y vecino de la Ciudad de Durango se constituye responsable del pago de la renta de la Hacienda de La Goma, en favor del Sr. Refugio Tarín, en el caso que no lo haga el Sr. Doroteo Meraz, como arrendatario de la finca y el despepitador, ambos bienes tendría que pagar la cantidad de tres mil trescientos pesos fuertes o la parte que faltare de esa cantidad previa cesión en los bienes del mismo Sr. Cristóbal Meraz, por la renta del año próximo de 1880, de acuerdo con escritura de arrendamiento otorgado en la Ciudad de Durango a los diez y nueve de junio de 1879.