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CXIX Aniversario de la Revolución Mexicana en Gómez Palacio

CRÓNICA GOMEZPALATINA

MANUEL RAMÍREZ LÓPEZ (CRONISTA OFICIAL DE GÓMEZ PALACIO)

Comentábamos en la crónica anterior que los rebeldes laguneros habían acordado reunirse el día previo al levantamiento armado, en un espeso carrizal que entonces existía en el cauce del Río Nazas, frente al cerro de Calabazas, para ocultarse de la vista de las autoridades, que ya tenían conocimiento que se gestaba un movimiento de insurgencia nacional. Previamente los conjurados habían celebrado en la ciudad de Torreón, Coah., el día 8 de noviembre de 1910, una histórica reunión secreta de dirigentes de los comprometidos, en la que se acordó declarar la guerra al gobierno constituido. Una semana más tarde, en otra junta celebrada en la casa de don Nicho Reyes, que estaba en la avenida Aldama, entre las calles Escobedo y Patoni de Gómez Palacio, fue nombrado como Jefe de los Revolucionarios el Sr. Mariano López Ortiz, quien el día del inicio de la revuelta, el 20 de noviembre de 1910 no se presentó a tomar el mando y fue considerado como traidor a la causa, conociéndose luego que tenía comisión con el Sr. Madero y estaba a su lado en territorio estadounidense, solamente que no tuvo la precaución de dar aviso de su ausencia a los conjurados por esa razón se le tomó como desertor sin serlo. Esa imprevista situación obligó a los levantados a elegir como Jefe del movimiento a Jesús Agustín Castro Rivera y a Orestes Pereyra Cornejo como segundo al mando.

El tiempo y el destino se encargaron de demostrar que esa elección había sido acertada, ya que ese caudillo logró llenar páginas gloriosas en la historia de la nación y alcanzó los más altos honores a que puede aspirar un militar en su carrera en el ejército, pues tuvo el alto honor y privilegio ser designado Secretario de Guerra y Marina en el gobierno de don Venustiano Carranza y en 1939 Secretario de la Defensa Nacional cuando el general Lázaro Cárdenas del Río fue Presidente de la República, enormes distinciones que sólo alcanzan excepcionalmente, algunos soldados de la patria. También fue comandante militar y gobernador en Chiapas, Oaxaca y Durango y a su muerte a los 65 años de edad en la ciudad de México en 1952, fue trasladado con todos los honores en un tren militar para ser sepultado en el Panteón Municipal de Gómez Palacio, años más adelante sus restos fueron trasladados a la Rotonda de los Hombres y Mujeres Ilustres de Durango, en esa ciudad capital. El 15 de septiembre de 1997 su nombre fue colocado con letras doradas en el recinto del Congreso del Estado.

El general Orestes Pereyra Cornejo, otro de los Precursores de la Revolución Mexicana en nuestra ciudad, también debe ser considerado como merecedor de los más altos merecimientos, pues fue uno de los combatientes más íntegros y valientes y con un acendrado patriotismo, su entrega a la causa de la lucha armada, en compañía de sus hijos Orestes y Gabriel Pereyra Miranda merece un sitial de honor en nuestra historia patria. Señalamos a continuación datos curriculares de algunos héroes nuestros a quienes les debemos admiración y respeto por sus grandes hazañas: el General de División Jesús Agustín Castro Rivera nació el 15 de agosto de 1987, en el rancho Eureka. dentro de la Hacienda Media Luna, del actual municipio de Gómez Palacio, Durango perteneciente ese tiempo al Partido de Mapimí con la cabecera en Lerdo, por cuestiones políticas y administrativas, que en 1905 fueron legítimamente modificadas debidas al dinámico crecimiento de la población gomezpalatina, que superó ampliamente en importancia, crecimiento y desarrollo a las antes citadas poblaciones, mismo que se mantiene hasta la fecha y el cual se incrementó en gran escala con la llegada del ferrocarril Central Mexicano en 1883 que cubría la ruta de la ciudad de México, D. F., a Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez, Chihuahua, incorporando definitivamente a Gómez Palacio al progreso y a la superación.

El general Orestes Pereyra Cornejo, nació en Santa María del Oro, Durango, el 28 de enero de 1961 y desempeñaba el oficio de hojalatero y también se desempeñó con lealtad y patriotismo a la causa de la Revolución combatiendo valientemente en el norte de nuestro país y al término de la Convención de Aguascalientes fue comisionado a Sinaloa y en un combate contra las fuerzas carrancistas cayó prisionero en la región del Fuerte, siendo ejecutado en el acto a fines del mes de noviembre de 1915. Sus restos también reposan en Durango, junto a los del general Jesús Agustín Castro, Acompañaron a los citados jefes el general Juan Pablo Estrada Lozano, quien fue el Primer Jefe de la Junta de Gobierno Revolucionaria de Gómez Palacio, otro distinguido combatiente fue Epitacio Rea Flores, nacido el año de 1889 en Lerdo, quien cumpliendo comisiones vitales para su causa que ordenara el Sr. Madero se le definió como un hombre de extrema confianza, valeroso y osado, fiel villista que solamente regresó a su tierra natal hasta la muerte del general Villa que fuera asesinado en Parral. El general Juan Pablo Estrada murió el 10 de julio de 1965 en Gómez Palacio y el Coronel Rea Flores falleció el 4 de octubre de 1963 en Lerdo, siendo ambos sepultados en los respectivos Panteones Municipales de esas ciudades.

Otro destacado revolucionario fue el general Gregorio García Arizmendi, el general más joven de la contienda armada, nació en 1892 y se incorporó a la rebelión antes de los 18 años de edad. Custodiando a don Venustiano Carranza siendo todavía coronel, fue abatido en batalla por gente de Benjamín Argumedo el 15 de julio de 1913,y llevado a Parras para ser sepultado, se le impuso el rango de general después de muerto, por su valerosa actuación en campaña, sus restos mortales descansan actualmente en un panteón de Torreón, Coah. Una importante comunidad del municipio de Gómez Palacio lleva su nombre.

En seguida haremos una breve narrativa de los acontecimientos que se dieron las horas previas al primer combate del día 20 de noviembre de 1910. Tomada la determinación de levantarse en armas, los conjurados se dirigieron a las ruinas de la vieja hacienda de Santa Rosa de Lima, (hoy Colonia El Campestre) lugar donde habían enterrado las pocas armas y parque que serían los escasos elementos de combate con que contaban, procediendo a entregarlas a los más indicados y tomando rumbo al norte por la hoy avenida Nicolás Bravo, con grandes precauciones avanzaron hasta la actual calle Escobedo, donde sorprendieron a un humilde policía a quien desarmaron y dejaron atado en una casa en ruinas, para proseguir al oriente hasta llegar a las cercanías de la hoy avenida Morelos y calle Patoni, donde se encontraba la Casa Municipal, los juzgados y la cárcel, trepando por bardas cercanas para atacar a dos fuegos el penal, ya que otros rebeldes lo hicieron por el frente, tomando de sorpresa a los guardias a los que dominaron causándoles varias bajas, procediendo en seguida a liberar a los presos, a los que invitaron a unirse al movimiento, incorporándose algunos, por lo que de la modesta sala de armas les dieron algunos fusiles máuser y unos pocos cartuchos, en paralelo atacaron a un pequeño grupo de rurales que estaban en la zona del mercado público y que acudieron al escuchar las detonaciones, a los que también derrotaron y despojaron de armas y cabalgaduras, para proseguir al centro de la población en algunos negocios que vendían armas y en las casas de empeño, rompiendo las puertas para apoderarse de algunos de esos elementos, igual lo hicieron con algunos caballos que pudieron encontrar.

Con premura, se marcharon con rumbo a las serranías del poniente y antes de llegar a la población de Lerdo, se detuvieron a descansar en el paraje denominado el Puente Blanco, (ubicado a la altura del actual vivero lerdense), donde fueron alcanzados por soldados de caballería provenientes de Torreón, mismos que tenían su cuartel frente a la actual Alameda Zaragoza. Ante la llegada de los federales, los rebeldes dirigidos por Jesús Agustín Castro se parapetaron para hacerles frente y proteger a sus compañeros desarmados y a pie, que escaparon para ocultarse en los cerros de Lerdo, después de un tiroteo, los rebeldes montados, igualmente se alejaron para alcanzar a sus gente y en conjunto dirigirse a algunas haciendas, recibiendo algunos apoyos forzados y otros más voluntarios de parte de los propietarios y de los campesinos simpatizantes con la causa de la revolución que aportaron algunos contingentes, armas y alimentos. El grupo ya más numeroso se internó a la Sierra del Rosario, donde se estableció para desde allí lanzarse a los pueblos cercanos para posteriormente buscar más apoyos humanos y materiales y enfrentarse desde luego a las guarniciones militares que los protegían, favorablemente fueron bien recibidos por el pueblo mexicano, que igualmente sufría las mismas penurias y carencias. De esta forma se fueron incrementando sus fuerzas y el mes de mayo de 1911, se enfrentaron directamente al poderoso destacamento federal de más de 6,000 soldados que custodiaban la ciudad de Torreón, misma que fue conquistada por los rebeldes revolucionarios que medio año antes se levantaron en armas contra el gobierno porfirista, un puñado de hombres carentes de lo más necesario para el combate, pero con un corazón lleno de indignación por las afrentas recibidas y una gran determinación de cambiar el deprimente estado en que se encontraban, por una patria libre que les diera una vida digna y satisfactoria que se merecía el pueblo de México, logrando con esa victoria acelerar la caída de Porfirio Díaz, que se fue al exilio para nunca regresar.

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Escrito en: Crónica gomezpalatina

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