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¿Cuotas y cuates?

Sin lugar a dudas

PATRICIO DE LA FUENTE
"Cuando la gente le teme al Gobierno, hay tiranía; cuando el Gobierno le teme a la gente, hay libertad".— Thomas Jefferson

En ocasiones, la terquedad no necesariamente es una mala consejera. Sin embargo, de la terquedad a la obsesión por que las cosas sucedan a nuestro modo hay una línea delgada que debemos evitar cruzar.

Sin mayor preámbulo: mal arranque para la CNDH en tiempos de la 4T. Es una verdadera lástima. Todo apunta a que el titular del Ejecutivo considera que la cruzada personal de doña Rosario Ibarra de Piedra, una de las luchadoras sociales más admirables de nuestra historia reciente, convierte a su hija Rosario en el perfil idóneo para presidir la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Sí, de ese tamaño el equívoco, pero, bueno, tal como comentábamos al principio de esta columna, pareciera ser que el ponernos tercos y empecinarnos es la marca de la casa.

Todo indica que por gracia y designio del Espíritu Santo y real decreto palaciego, el simple hecho de ser hija de Rosario Ibarra también dota y provee a Rosario Piedra de los conocimientos, habilidades y pericia necesarios para tan importante y delicada encomienda.

Además, no importa, son banalidades el hecho de que la semana anterior doña Rosario haya afirmado desconocer que en México se violenta al gremio periodístico, sumado a otras pifias vertidas a la opinión pública con singular desparpajo y sin dejo de preocupación alguna.

Y para el deleite del público sorprendido ante esta nueva comedia de enredos, farsas y chanchullos legislativos cortesía de la actual Administración, también se dieron muestras de que el marco jurídico puede ser ignorado, pues antes de cualquier consideración legal y otras engorrosas nimiedades que estorban, la afinidad político-partidista y el cariño van primero. "Independientemente de la legalidad, no sería justo quitarle la CNDH", López Obrador dixit sobre Piedra de Ibarra.

Hasta donde me quedé, no estamos bajo el yugo de una monarquía donde las capacidades y derechos se transmiten por lazos consanguíneos. ¿O sí?

Los organismos autónomos no deben ser botín personal de los políticos ni estar a merced de intereses sexenales. En México, sin importar el color que nos gobierna, siempre ha existido la tentación de infiltrarlos, cooptarlos o controlarlos. Ello pone de manifiesto la fragilidad e inmadurez de nuestra democracia, democracia que en ocasiones parece no resistir ni mostrar el suficiente aplomo frente a coyunturas momentáneas.

Estamos en la obligación de vigilar que la autonomía e independencia de determinados organismos se preserve a toda costa. El poder precisa, siempre, de contrapesos y equilibrios.

Por la fuerza, ni los zapatos entran. Bien haría Rosario Piedra Ibarra en honrar el legado que representa y excusarse de dirigir la CNDH. Por desgracia, todo apunta a que hará caso omiso a las miles de voces que con atinada razón consideran que su designación ocurre en el peor momento y a partir de prácticas equivocadas y claramente ilegales.

Así empieza, intuyo, y así terminará su gestión: sin gas, descafeinada y con escaso margen de maniobra. Lástima.

No se puede ser juez y parte. Punto. Piedra Ibarra es hija de una mujer admirable en todos sentidos y no dudo que ella también lo sea, pero eso ni la convierte en su madre ni la hace merecedora de absolutamente nada. Las capacidades y méritos, ojalá lo entendiéramos, no afloran en automático ni se heredan por parentesco.

Como ella, muchos. Siendo justos, la enfermedad de las cuotas y los cuates no es un mal privativo que comienza y acaba con la 4T. En México, desde siempre, nuestra clase política ha privilegiado el amiguismo sobre cualquier otra consideración a la hora de otorgar y repartir los espacios de poder y toma de decisión.

Empero, en el caso que hoy nos ocupa -la CNDH- el meollo del asunto es que además se trata de un organismo que hasta hace poco era independiente y estaba blindado frente a los caprichos y vaivenes de los Poderes de la Unión. Ha quedado demostrado que no es así.

Lástima por nuestro país y por la independencia de los organismos autónomos que tanto esfuerzo nos ha costado construir.

A la larga, qué caro nos saldrán los caprichos inherentes a los estilos personales de gobernar.

Twitter @patoloquasto

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