EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

Crisis y protestas: es el presente y el futuro del mundo los que están en juego

EMBAJADOR JORGE ÁLVAREZ FUENTES

Conforme pasan los días y los meses, en el mundo, más y más personas, salen a las calles a protestar para demostrar su profundo enojo, insatisfacción y hartazgo por el actual estado de cosas, en su comunidad, su país y en el mundo. Millones de individuos manifiestan su rechazo ante las múltiples maneras en que ven canceladas sus aspiraciones y vulnerados sus derechos. Las movilizaciones, huelgas, protestas, marchas y mítines se suceden porque millones de hombres y mujeres, una inmensa mayoría de jóvenes, se encuentran atrapados en los sistemas en los que viven, y se han movilizado para ocupar los espacios públicos, participar y tratar de definir un destino individual y colectivo, distinto. Millones han superado la incertidumbre, la desidia y el miedo. Demandan cambios verdaderos en la manera de ejercer la política, de hacer crecer la economía y de distribuir la riqueza, de lograr avances en la sociedad. Motivados por una profunda insatisfacción, reclaman tanto el presente como el futuro que les pertenece, del que se sienten, con razón, defraudados y excluidos. Millones han decidido pasar de la denuncia individual a la acción colectiva, porque no quieren ser meros testigos de los beneficios prometidos de la globalización, la cual les resulta, por una parte, extraordinaria, esperanzadora, propia e inescapable, y, por la otra, avasalladora y ajena. La lista es larga, en donde se está cuestionando la democracia, la justicia y el porvenir de la humanidad: Hong Kong, Irak, Líbano, Argelia, Francia, Nicaragua, Bolivia, Venezuela, Chile, Perú, Ecuador, Haití, Honduras, Cataluña, Rusia, Turquía, Pakistán, Egipto, Palestina, Siria, Sudán, Indonesia, India.

¿Qué tiene en común las protestas? ¿Por qué continúa extendiéndose con rapidez un creciente malestar social en el mundo? ¿Son las protestas ciudadanas la manera más efectiva de alcanzar transformaciones de fondo? ¿Dónde quedó el papel de los partidos políticos? ¿Qué sigue después de las protestas, con su carácter inorgánico, contestatario, anti sistémico? ¿Cómo lograr acuerdos políticos? ¿Qué sentido y alcance tienen? ¿Cómo imaginar otras formas de liderazgo en medio de la desesperación y la ira acumuladas? ¿Cómo deben hacerse escuchar los ciudadanos y que sus legítimas demandas redunden en programas alternativos coherentes? ¿Cómo mantener el rumbo, el sentido creativo y esperanzador de los movimientos? La búsqueda de respuestas a tan complejas interrogantes quizás provea de algún significado a la inestabilidad, la inseguridad, las contradicciones y la confusión características de nuestro tiempo.

Las revoluciones y protestas se distinguen por su inesperada irrupción, su carácter intermitente, junto con sus prontas e imaginativas consignas y objetivos idealistas; pero las transformaciones de fondo, las del orden establecido, demuestran siempre ser mucho más difíciles y complejas de lograr. Salir y ganar las calles, movilizar y convocar a cientos de miles, resistir los embates policiacos, resulta muchas veces la parte más fácil, no así el alcanzar los objetivos trazados, centrados en cambiar el orden establecido, en oponerse a aceptar una terca realidad sancionada por las autoridades, en conseguir que se satisfagan las demandas de libertad, de justicia, de igualdad, para todos. A veces se trastocan regímenes, se consiguen ciertas reformas o se trastornan, parcialmente, las relaciones de dominación, pero las estructuras del poder que se concentran en las instituciones de gobierno y en el predominio de las redes de intereses interdependientes que sostienen el statu quo son tanto más difíciles de modificar. Siempre resulta mucho más difícil construir nuevas instituciones, establecer otro orden constitucional.

La globalización y los avances tecnológicos acelerados han exacerbado las disparidades entre países, regiones, comunidades e individuos. Las desigualdades políticas, económicas y sociales separan cada vez más a los gobernantes de los ciudadanos, quienes, en medio una polarización creciente, mantienen serias objeciones y se sienten traicionados. Las comunicaciones digitales han hecho también que más personas estén al tanto de las desigualdades e injusticias a nivel global, de la corrupción, de las disparidades económicas, de la crisis climática, de las amenazas a las libertades políticas, de la pertinaz ingobernabilidad y de los riesgos de la sustentabilidad planetaria. La flagrante inequidad, la desesperanza, han hecho que muchos movimientos sociales se radicalicen o se extravíen. Muchos dirigentes políticos parecen no comprender que el déficit de confianza ciudadana va en aumento. Si bien las situaciones de crisis y las circunstancias son únicas, hay factores comunes en la quiebra de los contratos sociales.

Hay un profundo descrédito para quienes han obtenido un mandato en las urnas o en la sucesión hereditaria, a fin de ser los responsables del poder político, los administradores de los bienes públicos, garantes del bienestar común. Numerosos gobernantes no están escuchando o entendiendo los reclamos populares y desconocen cuáles son los verdaderos problemas que viven hoy las personas. Son millones los que reclaman que los sistemas políticos, económicos, sociales y financieros funcionen para todos, de maneras más horizontales, justas, incluyentes y participativas, y que cesan de estar al servicio o sean el privilegio de unos cuantos. Ante la simulación y la apuesta autoritaria, muchas protestas se entrampan y desembocan en confrontaciones políticas abiertas, por lo que reclamos cívicos legítimos, por vías pacíficas, derivan en estallidos sociales sujetos a la represión de las fuerzas del orden, dando paso a procesos marcados por la violencia, la anarquía y el caos. Las formas tradicionales de ejercer el poder, de arriba para abajo, están siendo desafiadas en muchas latitudes. Hay un flujo incontenible de información y de desinformación, y hay también millones de personas comprometidas, dispuestas, conectadas, las cuales, podemos estar ciertos, seguirán protestando.

@JAlvarezFuentes

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: editorial EMBAJADOR JORGE ALVAREZ FUENTES

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1643656

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx