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Las palabras tienen palabra

Cantando en la capilla

JUAN RECAREDO

Si a usted le gusta cantar —y aunque no le guste—, seguramente ha escuchado la expresión a capella. Si alguien está cantando sin música, la expresión original para nombrar eso es: “a capella”, pero en español se ha modificado y es: a capela. En italiano se traduce como “en la capilla”. O sea que cuando estás cantando sin música acompañante, estás cantando a capela que es como decir que estás cantando “en la capilla” porque antiguamente en las iglesias no estaba permitido entrar con instrumentos musicales.

Cuando llega la duda sobre algo del lenguaje, hay que buscarle y no quedarse con ella —con la duda— porque, al menos a mí, me pone muy incómodo no quitármela de encima… la duda.

Tenemos por ejemplo el verbo definir que es algo así como determinar con precisión algo que está dudoso.

Muy bien, pero eso mismo es también terminar, concluir algo. Una vez que algo que estaba dudoso queda ya definido, entonces la duda ya no existe y ahí se acaba el asunto, es decir, se le da fin. ¡Claro! Era de pensarse que definir es darle fin a algo. La misma palabra lo está diciendo.

En algunos casos no se requiere ni siquiera imaginación: Una pulgada se supone que es la medida de un dedo pulgar. Bueno, hay que reconocer que es ésta una “definición bastante indefinida” pero ya tenemos una idea por lo menos aproximada que nos la da el nombre mismo de la pulgada. Falta aclarar de donde a donde se midió el pulgar para poder definir con exactitud que la pulgada es equivalente a 2.54 cms, independientemente del tamaño del pulgar que se haya tomado como base.

Tenemos también los pies como medida. En principio se considera como base el pie humano promedio y luego se determina que un pie es equivalente a 12 pulgadas, o sea a 30.48 centímetros.

Oiga y nuestro “catálogo de letras” ¿cómo debe llamarse, abecedario o alfabeto? Pues si aplicamos un poquito de lógica podremos deducir que, si tomamos como base las tres primeras letras de la versión latina, o sea la a, la b y la c, el catálogo se debe llamar A-BE-CE-DARIO y si tomamos las dos primeras letras de la versión griega, que son alfa y beta, entonces el catálogo deberá llamarse ALFA-BETO. ¡Así de sencillo es! Si ponemos algo en una balanza, lo normal es que “la balanza se balancee” ¿verdad? La palabra balanza viene del latín balancia y ésta de bilancia que quiere decir BI (dos) y LANX (plato).

Pues sí, una BA-LANZA se llama así porque tiene dos platillos que sirven para calcular el peso de lo que se pone en uno de esos platillos, en relación con otro objeto de peso conocido que se coloca en el platillo opuesto.

¿Y qué es el balance? Pues el movimiento que hace un cuerpo en equilibrio, inclinándose a un lado y otro y aplicando el mismo principio, el balance o la confrontación del activo con el pasivo para averiguar el estado financiero de un negocio. Todo eso es muy lógico.

Como lógico es el nombre de un ganapán. Un ganapán es un hombre rudo, tosco ¿y por qué se llama ganapán? Pues porque se gana el pan haciendo “mandados” cortos, llevando y trayendo recados, realizando trabajos de escasa importancia. Claro y lógico ¿verdad? Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios:[email protected]. Twitter: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA:

Bruno García: ¿Qué significa charrasqueado?

LE RESPONDO:

Una charrasca es un arma blanca. Puede ser un sable, un cuchillo o una navaja. Un tipo “charrasqueado” es el que presenta la cicatriz de una herida causada por una charrasca.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

Todo parece más encantador cuando se ve a la luz de los recuerdos.

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