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¿Renace la democracia?

ALBERTO AZIZ NASSIF

De Hong Kong a Cataluña, de Francia a Líbano, y de Ecuador a Chile, se extiende una protesta en donde resulta difícil saber si se trata de una gran coincidencia o hay un trasfondo más profundo que pueda explicar lo que pasa. Quizá sea una forma en la que está renaciendo la democracia.

En los últimos meses, semanas y días se ha visto un ciclo de protestas sociales que tienen lugar en distintas geografías del mundo y, tal vez, obedecen a diferentes razones. Hay una mecánica de movimientos sociales, con una chispa que desencadena la protesta y luego surge su expresión masiva en las calles. Estas expresiones se pueden agrupar en dos tipos: las protestas por motivos económicos de precariedad frente a políticas y programas neoliberales que desequilibran a los sectores populares, son conflictos distributivos y, por otra parte, están las protestas por razones de identidad, en donde una decisión judicial o política amenaza la vida de amplias comunidades, son conflictos autonómicos. Lo que unifica estas expresiones es el uso de las redes y la explosión masiva de miles de ciudadanos en las calles. ¿Este nuevo ciclo de protestas que expresa el poder de la calle podría ser un renacimiento democrático?

Se trata de sociedades a las que les sobran las razones para tomar las calles, han sido lastimadas por décadas de precariedad, han experimentado los abusos de un poder que no escucha, hasta que llega el incendio social. La representación política se ha deteriorado de manera importante y los partidos políticos se han vaciado como instrumentos de participación, hoy son instituciones muy desprestigiadas. Cuando la política institucional se vacía, la calle se vuelve la alternativa para luchar por causas legítimas. A primera vista parece que se han estrechado los límites de la tolerancia social y ha fallado el sistema de mediaciones sociales. El estallamiento callejero se ha convertido en una vía cotidiana para la impugnación social.

El movimiento indígena en Ecuador obligó al gobierno de Moreno a cambiar la sede del poder y a dar marcha atrás a un programa de incremento de precios a los combustibles, por "recomendación" del FMI, con lo cual se afectaba de manera directa la economía popular en ese país. En Chile estalló un movimiento social muy potente que se inició con el aumento de las tarifas al metro y cada día se ha vuelto más amplio. El presidente Piñera declaró una guerra con lo cual arrojó gasolina al fuego y después dio marcha atrás, pidió perdón, suprimió los aumentos y levantó el estado de sitio, pero ya no pudo contener al movimiento de protesta. A la precariedad se sumó una amplia represión. Cuando la ciudadanía toma la calle, el movimiento escala y cambia de dimensión, por eso no se puede apagar con el cambio de la medida desencadenante, porque los agravios que acumulan llevan décadas. El movimiento indica que modelo chileno ha fracasado para generar mejores condiciones de vida de la población. En unos días Piñera pasó de decir que Chile era un oasis en América Latina a anunciar que estaba en guerra en contra de poderoso enemigo. El movimiento va para largo y su futuro es incierto.

En Hong Kong la pelea por una autonomía judicial ha mantenido un movimiento durante varias semanas en la protesta. En Francia los famosos chalecos amarillos han movilizado a los llamados "invisibilizados" de la Sociedad y han puesto en severos aprietos al gobierno de Macron, que ha modificado varias políticas antipopulares. En Líbano pasó algo similar por el intento de poner impuestos al uso de redes sociales como WhatsApp, como un mecanismo recaudatorio ante la grave crisis de endeudamiento de ese país y ahora se pide la caída del gobierno. El proceso en Cataluña ha sido complicado y la dura decisión del tribunal en contra de algunas de las cabezas del independentismo, volvió a encender la chispa de la protesta callejera. Un conflicto autonómico que también va para largo.

El poder de la calle desborda las mediaciones tradicionales, pone en crisis a los sistemas políticos y ubica en el centro de la protesta social un nuevo ciclo democrático…

Twitter: @AzizNassif

Investigador del CIESAS

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Escrito en: Editorial Alberto Aziz Nassif

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