Verdades y rumores
Los que deberían poner más atención a la hora de seleccionar el personal que ponen como segundos a bordo de sus oficinas son los directores del Ayuntamiento de Torreón, pues se están tomando atribuciones que no deben e incluso son capaces de prometer más que funcionarios recién nombrados. Un caso que ya preocupa más de la cuenta es el de Protección Civil, a cargo del letradazo, ilustradazo y diplomadazo en Harvard Alfonso Mijares. Nuestros subagentes, disfrazados de mangueras rotas de bomberos, reunieron información sobre las travesurillas que hace su subalterno Carlos Antonio Mota Morillón, quien en nómina aparece con el cargo de ‘apagafuegos’, pero está comisionado como inspector.
El empleado municipal fue reportado en varias ocasiones por realizar funciones fuera de la ley y que no le corresponden, como tramitar licencias de Salud para negocios dedicados a la venta de comida; incluso lo han acusado de vender tarjetones con todo y sello falsificado de la jurisdicción sanitaria de La Laguna de Coahuila, además de planes de contingencia municipales, los cuales son necesarios cuando se establece un negocio. Según los subagentes, el ‘vivillo’ personaje llegaba a los negocios con el fin de inspeccionarlos, y cuando veía que les faltaba algún documento, sin importar que fuera de su competencia, se ofrecía a dárselo con el fin de “agilizar” los trámites, por lo que varios emprendedores cayeron a cambio de unos cuantos pesillos de propina voluntaria. Lo malo fue que cuando las autoridades estatales de Salud hicieron un barrido de rutina, se encontraron con unos cuantos documentos expedidos por sus oficinas, pero de cuya existencia no tenían conocimiento, tan bien falsificados que las autoridades estatales ya estaban pensando en contratarlos para que expidieran sus licencias.
Ahora todo recaerá en el Ministerio Público, y habrá que esperar si este caso no salpica a uno que otro funcionario de un rango más alto. Y ya que estamos hablando de funcionarios de segundo pelo que se sienten jefes, también fue balconeado por algunas lenguas viperinas un caso en la dirección de Inspección y Verificación a cargo del amigazo del séptimo piso Rolando Anaya, quien tuvo que sacar de su organigrama a Roger Peniche Álvarez, hijo de la titular de Atención Ciudadana, Claudia Álvarez. Este joven, quien fungía como inspector, y fungía, porque dejó de hacerlo al menos en esta dependencia, se aprovechaba de su cargo para realizar operativos en cualquier negocio, y cuando veía que les faltaba algún documento oficial saludaba con sombrero ajeno y simulaba tener contactos para ‘ayudarles’ a arreglar la situación. Al darse cuenta de la situación, don Rolando prefirió sacarlo de su equipo y hacer juego con la campaña en contra de la mordida que realiza el alcalde Jorge Zermeño, y más ahora que dicen se harán ajustes entre los directores, y su cargo en inspección estaba entre azul y buenas noches.
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Vaya que quien sorprendió con sus superpoderes de teletransportación fue el alcalde de Torreón, Jorge Zermeño, o al menos así lo presumió su dirección de Comunicación Social, a cargo de Antonio Zamarrón, porque mientras el alcalde presume sus fotos en plena gira por China, don Toño entregó un comunicado de prensa ayer con fotografías del alcalde supervisando los trabajos de rehabilitación en el canal de la Vega del Caracol al oriente de Torreón. Los ojos de sorpresa no se hicieron esperar entre la incómoda prensa, quienes se cuestionaron cómo el edil había podido volar desde China para inaugurar una obra y regresarse tan rápido. Algunos pensaron que había conseguido un vuelo supersónico; otros, que los chinos ya tenían viajes de teletransportación y le dieron una mano a don Jorge para que pudiera venir a inaugurar la obra y así mostrar lo bueno que es hermanarse con ellos; los malpensados y oficiosos corrieron a decir que el error era de la Dirección de Comunicación y que eso ponía en duda la credibilidad de la comunicación del Ayuntamiento. Lo cierto es que ese talento oculto del alcalde no lo tiene ni Obama.
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Con la quinta visita que realizará el presidente Andrés Manuel López Obrador a la provincia de Coahuila esta semana, ni tardos ni perezosos sus funcionarios cercanos que presumen sangre de ‘dinosaurius coahuilensis’ empezaron a moverse para presentarle al preciso un panorama de cómo se encuentra la entidad. Uno de los primeros que saltó para apuntarse en el tour fue el expriista Javier Guerrero, quien apenas supo de la nueva gira de don Andrés empezó a realizar un recorrido a las carreras por algunos nosocomios a su cargo. Fue tanto el alboroto que generó don Javier en el Seguro Social de Torreón que terminó por crear tremenda confusión, pues a los encargados del seguro en Torreón les pasaron un itinerario con logotipos del Gobierno federal y terminaron pensando que recibirían la visita del gran Tlatoani. La logística anunciaba que habría una visita a la Clínica 16, por lo que personal médico y administrativo pa’ pronto puso a blanquear sus batas clínicas para esperar al presidente con ansias y de paso mostrarle las carencias con las que a diario tienen que atender a los sufridos pacientes. Nuestros subagentes, disfrazados de residente sin beca, nos comentan que la emoción les duró poco al saber que el itinerario que habían recibido correspondía a la visita de don Javier, por lo que cabizbajos guardaron los bombos y los platillos e hicieron uno que otro corajillo. Aun así, el día pactado para el recorrido el funcionario federal los dejó vestidos y alborotados, tanto que los jefes que nunca asoman la narices en domingo, día que se supone acudiría don Javier, tuvieron que volver a guardar sus ‘tacuches’ y renegar por segunda vez; a ver si no le dan la queja al presidente y en lugar de recibir felicitaciones Guerrero no termina regañado por su jefe por andar de oficioso.
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La gira del preciso por Coahuila iniciará en Matamoros, por lo que el alcalde del municipio del melón y la sandía, Horacio Piña, anda del tingo al tango con los preparativos; incluso cuentan nuestros subagentes que ha instruido a sus directores más cercanos para que hagan lo posible para que el recorrido del presidente sea por aquellas calles que han barrido y pintado para la ocasión, que escondan a los regidores de los otros partidos, incómodos para la Cuarta Transformación, pero sobre todo le recuerden al jefe de jefes que el anfitrión es hijo de la gloria nacional del beisbol Horacio Piña García, aprovechando el particular gusto presidencial por el beisbol. Dicen, que lo que más incomodo ha puesto a don Horacio es que para la visita presidencial a Matamoros se espera haga presencia el gobernador Miguel Riquelme, que se encuentra de gira por China, aunque el alcalde se ha encomendado a todos los santos para que el “góber” no acaparará la atención del presidente, como suele pasar cada vez que el jefazo de Morena visita la provincia.
La que decidió cruzar el lecho seco del río Nazas, a propósito de la visita presidencial esta semana, fue la alcaldesa de Gómez Palacio, Marina Vitela, quien para no tener que formarse en el aeropuerto como cualquier mortal ha tratado de contactar a cualquier conocido, familiar, amigo, allegado o lo que sea quien sea que la pueda acercar al presidente López Obrador en Matamoros. Nuestros subagentes, disfrazados de familiar en la nómina de la 4T, dicen que incluso doña Marina tiene una lista de peticiones preparada para dársela al presidente en cualquier oportunidad, la lista contempla la solicitud para terminar y equipar el Hospital General de Gómez Palacio, la potabilizadora de agua, la reconsideración del Metrobús para La Laguna de Durango y sobre todo algún cariñito en el presupuesto 2020 para el municipio, todos temas que han estado en la agenda de la ciudad desde administraciones anteriores. Lo que llama la atención es que la alcaldesa de la alternancia esté batallando tanto para tener un acercamiento con el Gobierno federal, siendo del mismo partido, bueno, al menos de un tiempo para acá, a tal grado que recurra a la estrategia priista de la fila de lideresas que estiran la mano cada vez que llega el gobernante.
