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Emergencia climática: salir a la calle

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

Desde los albores de la civilización, a partir de la primera revolución agrícola, la especie humana modifica el entorno que le rodea para satisfacer su demanda de alimentos y otros bienes que fue requiriendo a la par de que se sedentarizaba. Por tanto, empieza a ser inevitable que el crecimiento demográfico le conduzca a alterar su ambiente y así ha sido durante los últimos diez a doce mil años, transformando los ecosistemas naturales en ecosistemas antropizados.

Pero esa alteración de la naturaleza no fue tan drástica hasta hace tres siglos, cuando la revolución industrial y el advenimiento del capitalismo como sistema económico dominante le exigieron una fuente energética más potente que el uso de biomasa (leña u otras fuentes disponibles), iniciando la época de uso de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) que revolucionan la producción industrial fabril y los transportes.

La consecuencia de esto último derivó en algo que para entonces era imprevisible: la quema de estos combustibles carbonizaron el ambiente al ingresar en el aire grandes cantidades de dióxido de carbono hasta crear una barrera en la atmósfera que impide la salida de los rayos ultravioleta que el sol emana a la tierra y provoca su calentamiento. Así, el CO2 y otros compuestos químicos como el metano se convierten en Gases de Efecto Invernadero (GEI) que alteran el sistema climático global.

Son tales las cantidades de GEI que se han generado y acumulado en la atmósfera terrestre que superan las capacidades naturales de absorberlos y, peor que ello, dichas capacidades se van reduciendo ante la pérdida de cubierta vegetal producto de la indiscriminada deforestación que ha realizado el hombre en diferentes partes del planeta. La importancia de los bosques templados o las selvas tropicales es fundamental para contrarrestar la carbonización del ambiente, de ahí que nos preocupe la situación que priva en la Amazonia sudamericana o en México.

El asunto es que el daño ya está hecho y los esfuerzos por revertirlo no parecen ser suficientes, algunos países como China y los Estados Unidos, los principales emisores de GEI, no parecen interesados en aumentar sus esfuerzos para disminuir sus emisiones de modo tal que se nos indica que esos esfuerzos debemos centrarlos en adaptarnos y mitigar los efectos del Cambio Climático Global. El gobierno mexicano tampoco parece lo suficientemente preocupado por actuar en el sentido correcto al apostar la mayor parte de sus esfuerzos por continuar usando los combustibles fósiles y no priorizar la búsqueda de fuentes energéticas alternas.

Ante esta situación en la que gran parte de los gobiernos y las empresas contaminantes no muestran interés por actuar para reducir las emisiones de GEI, han surgido iniciativas ciudadanas que demandan actuar ya, exigiendo se declare una Emergencia Climática, entre ellas destaca la que promueven jóvenes como la adolescente sueca Greta Thunberg, quien en forma sistemática dejó de faltar a la escuela los viernes de cada semana en protesta por la poca atención prestada por su gobierno a este asunto, protesta que se ha generalizado en todos los países del orbe.

Ante la posibilidad cada vez más cercana de que la temperatura del planeta alcance o rebase 2 grados, surge la preocupación sobre las implicaciones que esto tendrá en la naturaleza, la población y la economía. Se espera una acentuación en los fenómenos meteorológicos extremos que afectarán el hábitat natural de una gran parte de las especies que conforman la biodiversidad del planeta, se modificarán los fotoperiodos de las plantas que alterarán sus rendimientos sobre todo en la agricultura de temporal, en algunos sitios como el trópico aumentarán las precipitaciones mientras que en los desiertos se reducirá la disponibilidad de agua, entre otros fenómenos que se traducirán en problemas para la producción de alimentos y la seguridad hídrica para la población.

Recientemente los expertos involucrados en la Comisión de las Partes (COP) sobre Cambio Climático Global, el organismo creado por Naciones Unidas que analiza y marca directrices para que los países enfrenten este fenómeno, ha establecido fechas en las que se anticipa se agudizarán los impactos que se avecinan, fechas no muy lejanas sobre las que tenemos que preocuparnos. Por ello, este movimiento por la declaratoria de una Emergencia Climática cobra fuerza y nos obliga no solamente a tomar conciencia sobre lo que implica, sino a actuar para exigir a nuestros gobiernos y a las empresas contaminantes a tomar medidas que eviten continúe el calentamiento de la tierra.

Es en este contexto que se inscribe la Huelga Climática convocada para el 20 de septiembre, donde los ciudadanos nos expresemos libre y pacíficamente para que en México se declare la Emergencia Climática nacional, convocatoria que proviene principalmente de los jóvenes que auguran un futuro no deseable que, lamentablemente, quienes formamos parte de la generación que provoca este desastre ambiental les estamos heredando. Por ello, este próximo viernes los laguneros salgamos a la calle y apoyemos esta bondadosa iniciativa ciudadana.

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