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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

ME ENTIENDES QUE NO ES POR OFENDER

Columna póstuma de Juan Recaredo

Con frecuencia me llegan, por correo electrónico o incluso en redes sociales, dudas acerca del uso del lenguaje y déjeme le digo que a mí me encanta recibirlas, porque eso me da la oportunidad de investigar y compartir sobre este tema que me gusta mucho.

Precisamente al estar escribiendo estas líneas para usted, querido y adorado lector, me ha llegado a través de Facebook una duda —con su respectivo comentario— que en resumen dice: “¿Cómo se debe decir cuando explicamos algo? ¿‘Me entiendes’ o ‘me explico’? Porque yo sé que es mejor decir ‘me explico’ porque si usas la otra opción, la persona se puede ofender, porque le estás diciendo que es tonto y no entiende...”. No es la primera vez que escucho —o leo— ese comentario. No sé qué piense usted, pero a mí me parece que ambas formas, “me entiendes” o “me explico” pueden ser usadas indistintamente. Lógicamente al decir “me explico” lo que hacemos es depositar toda la responsabilidad de la explicación en uno mismo, y si no me entienden, entonces es “mi bronca” porque no estoy usando la manera correcta para explicar mi punto. No es que el otro esté menso, ¡para nada!

Sin embargo, la otra persona también tiene que poner un poquito de su parte para intentar entender lo que le estoy explicando. Lo que sí es un hecho indiscutible es que al decirle “¿me entiendes?” en ningún momento alguien está afirmando que el interlocutor esté menso, tarado, tonto o baboso. Ya si la persona decide ofenderse por una tontería así, entonces si sería conveniente reconsiderar la posibilidad de que sí lo esté.

Es como el caso que le mencioné hace poco en este mismo espacio, cuando nos referimos a un “buen amigo” que no está presente, pero lo hacemos enfrente de otros amigos y entonces tenemos que decir: “sin agraviar a los presentes”, porque pueden ofenderse si no les digo que ellos también son “buenos amigos”. ¿Pues qué clase de amigos serían ésos que se ofenden porque tengo otros amigos? Con esos amigos, ¿para qué quiero enemigos?

Bueno, ya se ofendió el amigo —o el tonto que no entendió nada— y entonces ¿qué hago? ¿Le pido disculpas o le ofrezco disculpas? Pues yo no haría ninguna de las dos pero para aclarar esta duda que también recibo con frecuencia, le diré que el verbo disculpar es como una calle de doble tránsito, funciona “de aquí para allá o de allá para acá”. Puede usarse para dar razones que lo descarguen a uno de alguna culpa como: “Discúlpame hermano, te volé a tu novia, pero ya no lo vuelvo a hacer”. En este caso el verbo disculpar funciona como sinónimo de perdonar. Pero también puede usarse en sentido reflexivo: disculparse. “Me disculpo por no haber ido a tu fiesta, mano, pero es que tenía una boda y era la mía… ni modo de faltar”. En este caso disculparse es equivalente a presentar una explicación o una justificación por la falta cometida.

Ahora discúlpeme usted, pero es momento de retirarme.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios. [email protected], Twitter: @donjuanrecaredo. ME PREGUNTA: Adriana Treviño: ¿Cuál es la diferencia, si la hay, entre desternillar y destornillar? LE RESPONDO: Destornillar es quitar tornillos, tarea que generalmente se hace con un desarmador o destornillador. Desternillarse es romperse las ternillas, unos cartílagos que están en las mandíbulas por abrir éstas demasiado. Generalmente se aplica desternillarse cuando se ríe uno mucho. LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Si tienes entre 14 y 16 años, es que tienes 15.

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