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LA AUTOCONFIANZA VERSUS LA ARROGANCIA

MTRO. FRANCISCO PINEDA

La autoconfianza está relacionada con el concepto positivo de uno mismo con respecto a juicios, capacidades, y habilidades que tienen que ver con una buena salud mental y física, e interacciones sociales productivas. Por otro lado, una autoconfianza mal dirigida puede desencadenar expectativas de sí mismo que no son realistas, y quizás destructivas al crear un engrandecimiento personal que le permite verse superior a otros.

Existen personas a quienes admiramos y respetamos por su notable conducta moral y ejemplar en una sociedad. Personas con un estilo de vida honrado, justo, simple, moralmente recto, sensato, bien informado, con actitudes generalmente positivas, y quienes son capaces de cometer errores como cualquier ser humano regular. De seguro muchos podríamos nombrar una o más personas con estas características, o quizás, tuvimos la fortuna de tenerlos o haberlos tenido como guías o mentores personales, académicos, o profesionales.

En contraste, también existen otros individuos quienes se presentan socialmente como personas moralmente e intelectualmente superior después de creer que sus capacidades y virtudes son mejores que la mayoría, y que por lo mismo son intolerantes de las opiniones y comportamientos de otros; gente con una autopercepción de ser una persona superior a otras debido a sus rasgos personales, capacidades y logros, normalmente engreída, y alguien quien frecuentemente tiende a subestimarlas. Individuos quienes tienden a mostrar un grado elevado de confianza en si mismos, y tratan de imponer sus puntos de vista con cierto despotismo. Me refiero a la conducta arrogante que observamos en el trabajo, la escuela, los políticos, artistas, deportistas, amistades, familiares, etc.

Igualmente, también existen aquellos cuya autoconfianza está basada en logros concretos, y que manifiestan orgullo por lo logrado, más que una conducta arrogante. Un orgullo saludable versus un orgullo petulante que es visto en ciertos comportamientos arrogantes. En algunos casos se puede percibir la autoconfianza como un tipo de arrogancia, con la diferencia de que en la anterior no vemos a alguien quien observa a otras con menosprecio y despotismo. Esta autoconfianza normalmente es una conducta caracterizada por seguridad en si mismo más que todo.

Se puede decir que la arrogancia es aprendida y es causada por sentimientos de inseguridad, y la resistencia de no aceptar sus propias deficiencias o debilidades. Una conducta arrogante es considerada por varios autores consultados como un mecanismo defensivo que intenta proteger la autoestima y la falta de confianza. Una persona arrogante niega sus errores y tiende a ignorarlos y echar la culpa a otros, posiblemente por el temor de ser avergonzada en público o ser rechazada, particularmente por personas que el arrogante generalmente no conoce, o conoce muy poco. Su tendencia a controlar o sentir que gana en situaciones sociales, por ejemplo, en el trabajo, los deportes, o en relación de pareja, puede ser frustrante debido a su necesidad por dominar, llamar la atención y mostrar superioridad. Su necesidad de sobresalir y ganar es mas importante que sus relaciones interpersonales. Son gente que quizás presentan una ansiedad con máscara de autoconfianza.

Otro aspecto importante con respecto a la arrogancia es que en ocasiones es confundida con la conducta de una persona introvertida. Generalmente individuos considerados introvertidos no comparten lo que piensan, prefieren vivir una vida muy privada, y disfrutan su socialización con una o dos personas más que un grupo grande. Por lo mismo, no inician una conversación hasta que otros lo hacen, casi no sonríen, y muchas veces aparentan indiferencia y poco diplomáticos hacia otros, lo cual es interpretado como arrogancia.

No es fuera de lo común que muchos de nosotros en ocasiones nos sentimos arriba del promedio en términos de nuestras capacidades, conocimientos y habilidades. Creo que esto es normal, y dependiendo de las circunstancias, es saludable. El problema surge cuando este engrandecimiento se transforma en una aberración en la forma de arrogancia. Desafortunadamente esta arrogancia es valorada y recompensada socialmente, particularmente en el mundo de los negocios y la política, debido a la apariencia de poseer una personalidad agresiva, extrovertida, exigente, imponente y competitiva. Características que generalmente son vistas como exitosas en posiciones de liderazgo. Por otro lado, una persona con un buen nivel de autoconfianza también tiende a ser una persona exitosa y productiva, lo cual está basado en una autopercepción objetiva de sus capacidades y habilidades, sin la actitud altiva y condescendiente, común en un individuo arrogante. La diferencia reside en la fuente de esa sensación de autoconfianza. Gracias por su interés en este articulo.

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