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La familia y la comunidad beisbolera

EDGAR SALINAS URIBE

En La Laguna el béisbol sintetiza mejor que ningún otro espectáculo deportivo la convivencia familiar y comunitaria. El estadio Revolución se convierte en un espacio que resume sin pretensiones lo más común de las tradiciones gastronómicas locales: lonches de adobada o carnitas; gorditas; burritos; tacos de carne asada; semillitas; aguas de sabores y la famosa agua celis, y cerveza a un precio más accesible que otros centros masivos de diversión.

El fin de semana concluyó en casa, para Algodoneros de la Unión Laguna y para la afición local, la temporada 2018 del béisbol de la Liga Mexicana. Solo los interesados en la memoria cuantitativa guardarán la posición final del equipo. Pienso que, en el recuerdo general, esta temporada quedará grabada como la del regreso, pese a que el equipo no se haya ido.

Luego de la inminente posibilidad de ser vendida la franquicia, y a unos días de iniciar la Liga, el grupo encabezado por un joven empresario local se echó encima el reto de rescatar para la región esta tradición. No es un compromiso menor. Retaría a cualquier otro espectáculo en la Comarca a lograr lo que en las tribunas del anciano entrañable que es el Revolución se genera durante los juegos.

El béisbol aquí tiene un sello eminentemente lagunero. Para empezar los horarios son infernales por el calor. Pero no se puede ir contra natura del clima local y, por la época del año en que se juega la temporada, el primer lanzamiento tal vez puede ir a más de noventa millas, pero ciertamente la bola va a home a más de treinta y cinco grados de temperatura.

Mientras más joven es el juego, más personas mayores en edad pueblan las tribunas. Las del Revolución, en el béisbol, no dudan en recibir en su incómoda comodidad, a numerosos aficionados cuya credencial principal son las canas. Generalmente, como lo muestra la pantalla de vez en vez, siempre en compañía de quienes con ellos están por la vida en esa etapa del paseo por acá.

A veces los pasillos grises del desgastado cemento se pierden entre el ir y venir de niñas y niños que los invaden como si fueran peloteros que corren por las bases en busca de anotar la carrera ganadora. Entre canas y risas de cinco años, se van deshojando las entradas mientras el sol se esconde por detrás del Bosque Venustiano Carranza.

Como lonche mixto, entre las canas y las carreras párvulas decenas de parejas trituran semillitas como si en lugar de haberlas comprado les pagaran por hacerlo y junto con grupos de jóvenes pintan en su totalidad la esencia de las gradas en un juego de béisbol aquí: es la familia el chiste de todo esto.

Esto que parece un relato de un aficionado cautivo por la enorme espera de la nueva temporada, es en realidad un intento por invitar a valorar lo que en la sobriedad y la voluntad de convivir somos capaces de crear en un encuentro masivo que se repite cinco tardes noches de una semana. El béisbol es tan familiar acá, que nos resulta muy familiar su familiaridad. Y eso es un gran valor.

El ambiente familiar y comunitario que siempre se crea y recrea en el Revolución es un paréntesis en la cotidianidad invadida de violencias, frustraciones y resentimientos. Acá se viene a disfrutar, a aplaudir la carrera anotada; a lamentar el error inmediato; a olvidar el resultado porque, al final, se le ganó una noche más a la felicidad desde la sencillez.

Pienso que esta aportación de un deporte tradición y que en ocasiones parece en retiro, es un valor para preservar en La Laguna. No solo es béisbol. Es la comunidad que se crea allí. Quienes han ido saben de lo que hablo.

No sé a quién se le ocurrió el eslogan publicitario en esta ocasión, pero acertaron en decir que en el béisbol la Unión sí juega. Y cuando se juega así, la alegría es transversal y multigeneracional. Lograr eso es como un licuado de políticas públicas que sí funcionen.

En otros aspectos de la colectividad, de las empresas, de la ciudad se buscan prácticas a imitar porque funcionan. Se les llama mejores prácticas y se utilizan como ejemplo a seguir. Pues en el béisbol tenemos una hecha en casa por talento regional: familias dispuestas a serlo mientras en nueve entradas se recrea la tradición. Valoremos lo hecho aquí.

@letrasalaire

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Escrito en: editorial Edgar Salinas Uribe

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