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Las palabras tienen la palabra

No sales de perico perro

COLUMNA PÓSTUMA DE JUAN RECAREDO

Existen expresiones con las que aderezamos nuestra conversación y entonces alguien se pregunta y me pregunta: ¿de dónde surge esta o aquella expresión?

¿A qué expresiones me refiero? Le doy algunos ejemplos, como: "hacerse la mosquita muerta", "darle vuelo a la hilacha", "eso fue en el año del caldo", o "pero lo bailado, ¿quién me lo quita?".

Mi abuelo decía mucho: "Si sigues así, si no estudias y te preparas, nunca vas a salir de perico perro. ¿Habrá alguien que haya tenido la ocurrencia de cruzar una perica con un pastor alemán y que haya resultado un perico perro?

No es tan mala la idea. Imagínese un perro que cuidara la casa volando alrededor y que en lugar de ladrarle a los presuntos ladrones les advirtiera de viva voz que si volvían a acercarse por ahí le iba a llamar a la policía… ¡excelente sistema de seguridad. No, claro, es sólo una expresión, una manera de decir las cosas.

"Ni para qué buscarle mangas al chaleco" o "por qué tratar de encontrarle tres pies al gato…". En esta especie de zoológico verbal, hay algunos de estos dichos que sí tienen explicación o que son tan obvios que se explican por sí mismos. "Fulanito se defendió como gato boca arriba", por ejemplo, o la otra también en relación con los mininos que reclama a ver quién es el que va a poner el cascabel al gato.

Bueno, esta última expresión sabemos que se refiere a una fábula, la de que los ratones, cansados de las agresiones gatunas, querían evitar el factor sorpresa cuando el gato se aparecía tratando de atraparlos. Entonces, acordaron ponerle un cascabel en la cola al micifuz.

Ni duda cabe que era una brillante idea porque así todos iban a darse cuenta cuando el gato se acercaba. Lo única que faltaba era quien era el suicida que le iba a poner el cascabel al gato. "Aviéntatela tú…". "N'ombre, ni de chiste… mejor tú que eres muy bueno en eso…", discutían los ratones.

La cosa es que son expresiones perfectamente válidas que se aplican generalmente en sentido figurado y buscarles una justificación gramatical, en la mayoría de los casos, es como buscar una aguja en un pajar.

"Tan malo el pinto como el colorado" es una clara alusión a las peleas de gallos, que en versión internacional se parece a "salir de Guatemala para entrar a Guatepeor".

Oye, tú "traes la música por dentro", "me traes de un ala", "te despachaste con la cuchara grande", pero "a fin de cuentas", se me hace que "eres pura llamarada de petate".

Así que mejor "no te andes por las ramas" y "vete con pies de plomo", para que no te vayan "a dar gato por liebre". Tampoco "te pongas los moños" y pues, bueno, creo que "este arroz ya se coció". "Pinto mi calavera y ya no juego".

Soy don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios: [email protected]. Twitter: @donjuanrecaredo.

ME PREGUNTA:

Lilia: "Vi que decía el tiroides en una revista. Yo digo que si es una glándula, debería llamarse la tiroides. ¿Usted qué opina?".

LE RESPONDO:

Es una glándula y en América la usamos más en femenino, aunque en España se dice más en masculino.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

Es triste llegar a viejo, pero es más triste no llegar.

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