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Los riesgos de la confrontación internacional aumentan

EMBAJADOR JORGE ÁLVAREZ FUENTES

El fin del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, firmado en 1987 entre Estados Unidos y Rusia, con el que comprometieron a inhabilitar los misiles terrestres, tanto convencionales como nucleares, con alcance entre 500 y 5500 kilómetros, constituye un gravísimo retroceso para la paz y la seguridad internacionales. Su no renovación, la cual se daba por anticipada, pone en grave riesgo el régimen de control de armas de destrucción masiva, producto de la guerra fría, aumenta la probabilidad del uso de armas nucleares en caso de conflicto y presagia una renovada carrera armamentista mundial, sin limitaciones.

EUA se apresta a probar en las próximas semanas nuevas armas que estaban prohibidas por dicho pacto, cuenta ya con presupuesto para desarrollar nuevos misiles tierra - aire, habiendo anunciado que emplazará proyectiles en Asia en los próximos meses, como una medida de contención frente al desarrollo de misiles de mediano y largo alcance por parte de China, a la que, por cierto, usó como otro pretexto para salir del tratado (además de denunciar, desde hace meses, el incumplimiento de Rusia), no estando la potencia asiática sujeta a ningún control global de armas y no siendo parte de ningún tratado de desarme.

A este escenario de riesgos en ascenso debe agregarse la obtención, por parte de Turquía, de un avanzado y versátil sistema antiaéreo ruso, el S-400, que pone en jaque de nueva cuenta a la Organización del Tratado del Atlántico del Norte, contribuye a socavar los cimientos de la seguridad europea y tensa aún más las relaciones entre Washington y Ankara, habiéndose cancelado la venta estadunidense de un centenar de aviones F-35 a Turquía. Rusia dispone de unos polémicos misiles, los SSC-8, capaces de transportar cabezas nucleares, con plataformas móviles de lanzamiento, de rápido despliegue y difíciles de detectar, los cuales pueden alcanzar las principales ciudades europeas en cuestión de minutos. ¿Acaso resultará cierto que Moscú mantiene algunos de estos misiles en Kaliningrado, un enclave ubicado entre Lituania y Polonia, como temen algunos analistas en Occidente?

Hoy en día, queda sólo un pacto nuclear vigente entre EU y Rusia, el tratado START, que limita el número de cabezas nucleares emplazadas por las dos potencias, (en la actualidad unas 1300, entre ambos) que ha mantenido sus arsenales nucleares por debajo de los niveles de la guerra fría. El START vence en febrero de 2021. Si no se renueva, -lo cual es muy probable, dadas las dinámicas internas de Trump y de Putin- desaparecerá, por primera vez en 50 años, toda limitación y marco legal vinculante y verificable respecto del número de sus arsenales nucleares. China ha reiterado que no tiene la intención de negociar su capacidad nuclear, por lo que cuanto más incremente sus arsenales, menos probable será que EU y Rusia decidan reducir los suyos. A la peligrosa e incierta geopolítica de nuestros días se suma el regreso de un potencial conflicto nuclear, que se creía enterrado, conforme van en aumento los riesgos de una eventual confrontación bélica con Corea del Norte o un desenlace militar resultado de una provocación en contra de Irán.

Estamos a las puertas de una nueva época mundial insegura e impredecible; una "tercera revolución bélica", en la seguramente van a proliferar nuevos tipos de armas, exentas de cualquier control o restricción, en una carrera armamentista multipolar marcada por una feroz competencia tecnológica. Entre las nuevas amenazas, que se derivan de armamentos de gran capacidad letal, están los misiles hipersónicos, capaces de desplazarse a velocidades entre 7 mil y 25 mil kilómetros por hora y de sortear los actuales sistemas de defensa antimisil; los dispositivos autónomos como los nuevos drones de largo alcance o los llamados robots de guerra. Sin embargo, las disputas entre EU, Rusia y China por la supremacía armamentista, seguramente se van a dirimir no sólo en el terreno nuclear, sino en el ámbito cibernético, mediante el desarrollo de capacidades defensivas y ofensivas para espiar, censurar, afectar, perturbar, inhabilitar, controlar y contrarrestar acciones militares en el ciberespacio. Y en esta dinámica de preparación para el conflicto están también inmersos otros poderosos aliados y enemigos: la India confrontada con China y Pakistán, Corea del Norte enfrentada con Japón y Corea del Sur, Israel y Arabia Saudita en contra de Irán.

Los riesgos de posibles confrontaciones internacionales son mayores, se extienden y están inmersos en una vertiginosa transformación. Frente a estos riesgos y dada una probada actuación responsable y congruente en favor del desarme general y completo, México no puede ni debe permanecer expectante o al margen. Los escenarios que sobrevengan comprenderán tiempos particularmente desafiantes para la paz, sobre todo si el gobierno de México hace suya, de nueva cuenta, la necesidad de impulsar nuevos acuerdos multilaterales que vayan, ahora, más allá del armamento atómico y que abarquen el nuevo catálogo de amenazas del Siglo XXI. Ello va a demandar una política exterior que asuma, de manera plena, la inescapable dimensión geopolítica de los conflictos.

@JAlvarezFuentes

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