El peor castigo para un ser vivo es el destierro, el abandono y la indiferencia, muchas veces debido al ajetreo de la vida diaria, la velocidad con que se vive y se trabaja, hacen que nos quede poco tiempo para relajarnos y atender como se debe a nuestros seres queridos, pues aunque a veces nos quede un poco más de tiempo, nos sentimos cansados o rebasados por los acontecimientos y el trabajo de ese día, que preferimos socializar con personas afines a nosotros, a nuestros trabajos y a nuestras aficiones, que con nuestros seres queridos.
Por desgracia, si esto sucede con mucha frecuencia entre las personas… con mucha más razón existe el abandono para con los animales.
El abandono no significa únicamente que no les demos de comer o de beber, o no esté aseado el lugar donde están nuestras mascotas. Creo que el abandono va mucho más lejos, es decir, algunas personas son dueñas sólo a medias de sus perros y gatos, ya que mantienen a estos gran parte del día fuera de sus casas o los sueltan según ellos para que se "desaburran" o para que vayan a defecar a la casa del vecino y no en la propia.
Existen también abandonos sutiles, pues algunas personas compran perros por moda o los reciben de regalo, sin tomar en cuenta la responsabilidad que esto significa, pues los abandonan en el jardín o en el patio de sus casas sin salir casi nunca, sin verlos o jugar con ellos, mucho menos los sacan a pasear, pues los ensucian, les lastima la mano con la cadena o correa, o bien por que los hace sudar.
En este mundo globalizado, tendemos a imitar costumbres ajenas a las nuestras por el solo hecho de verlas en la televisión. Eso si, la imitación de tales costumbres es a la mexicana, pues sólo imitamos lo que vemos en la tele o en las redes sociales, sin tomar en cuenta que sólo son espectáculos arreglados para hacer lucir al conductor y al querer imitar nosotros tal o cual cosa esto no es práctico o no tiene el resultado sugerido en el programa de televisión.
Ahora, por influencia de países del primer mundo, a nuestros perros nos los entrena una persona, nos los baña, los alimenta otra persona y los saca a pasear otra persona más. Me pregunto: ¿yo no sé de quién es el perro? ¿De quién lo tiene en su casa o de quienes lo alimentan y lo atienden?
Por desgracia, sé que este y otros tipos de abandono, para con nuestros seres queridos y para con nuestras mascotas, se irán haciendo más comunes y frecuentes con el paso del tiempo, pues repito, es uno de los costos que tendremos que pagar en este mundo de competencia y de adicción al trabajo que nos avienta a un estilo de vida a toda prisa en la cual la única constante es el cambio, aunque muchas de las veces no sepamos ni ¿para qué? y sólo lo hagamos por inercia o por moda o por imitación.
Y ahora, para terminar, una gota de filosofia: Sé amable con todos, sociable con muchos, íntimo con pocos, amigo de uno y enemigo de nadie. Benjamin Franklin.