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Las palabras tienen la palabra

COLUMNA PÓSTUMA DE JUAN RECAREDO

Salvemos a la verdadera conversación Mi esposa tiene una amiga, gran amiga y más que amiga, comadre que amadrinó a nuestra hija cuando tomó el sacramento de la confirmación. Se conocieron en el consultorio del pediatra, cuando coincidían llevando a sus bebés a la revisión médica periódica. Empezaron saludándose, y luego se ponían a platicar y así empezó una gran amistad, como es lo normal. ¿Es lo normal? Era, porque ya las cosas han cambiado. Ahora mi hija cuando lleva a mi nieto con el pediatra, llega y se sienta sin saludar. Es que dice que si saluda nadie le contesta. Nadie le presta atención ni a ella ni a ninguno de los presentes porque todo mundo está enfrascado mandando y recibiendo mensajes por el teléfono móvil. Es increíble que la gente que en otras circunstancias practica los buenos modales, se haya convertido en gañanes maleducados que te ignoran o cortan cualquier principio de conversación por estar picándole al aparatito, “conversando” con personas que están en otra parte. Luego, te metes a ver que es lo que están platicando y te decepcionas al encontrar que se comunican casi puras cosas intrascendentes: “Estoy aquí con el pediatra”. “Yo ando en el súper”. ¡Selfie con mi café!.. etc. Nada consistente. Lo que más sorprende es que incluso las señoras o señores que se reúnen a tomar café a media mañana en un restaurante inician conversaciones que se interrumpen a cada rato porque empiezan los sonidos raros de un celular que llama, la persona sin dar ninguna excusa a los presentes contesta y se levanta de la mesa para escuchar con más claridad o se aísla concentrada en contestar los mensajes escritos picándole con el dedo al teclado. Los demás esperan, pero antes de que uno termine, ya está el otro llamando y así la conversación con los presentes fracasa. Dicen que en algunos restaurantes europeos al entrar le decomisan a los clientes sus teléfonos celulares. ¡Pues muy bien! Me parece una gran medida, aunque muchos me tachen de anticuado, o como dicen ahora: de grinch, aunque ni sepan qué están diciendo con eso. Claro que puede haber alguna urgencia para utilizar el teléfono móvil, pero será en casos excepcionales. Es absurdo que - ya me ha pasado varias veces - hasta una junta de trabajo se acabe inopinadamente porque suena un celular, el usuario se levanta y al momento suena otro y otro y la junta, con todo y que los jefes le habían dicho a la secretaria: “No me pase llamadas”, se la pasan arreglando el mundo, pero el mundo exterior e ignorando a los presentes. Soy don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios: [email protected]. Twitter: @donjuanrecaredo. ME PREGUNTA: Paty Blanco: ¿Qué significa “misántropo”? LE RESPONDO: La palabra misántropo se refiere a toda aquella persona, hombre o mujer, que siente aversión por todo el género humano. LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Cuida los minutos que las horas se cuidan solas.

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