Cultura

Folclor y pasión tras bambalinas

La compañía Yoliztli Widen realizó una presentación por su noveno aniversario

(El siglo de torreón / Saúl Rodríguez)

(El siglo de torreón / Saúl Rodríguez)

SAÚL RODRÍGUEZ

Paul Valéry, poeta francés, mencionó que la danza no se limita a un mero ejercicio, una diversión, un arte ornamental, o un juego de sociedad. El ensayista plasmó en su texto (Filosofía de la danza) que ésta es un asunto serio, un arte fundamental.

Su antigüedad es inmemorial. El ser humano la ha empleado desde hace miles de años. De repente se vio en su estado primitivo y se dio cuenta de que poseía más posibilidades articulares y musculosas que las que requería para satisfacer sus necesidades principales.

Pero conocerse a sí mismo también es elemento imprescindible en la canasta básica de la vida. La danza funge como una ruta para descubrir los misterios del espíritu a través del cuerpo.

Es factor de identidad. Orgullo de un pueblo, de una nación. El folclor pinta sus colores en ella como si se tratara de un lienzo en constante movimiento, el cual se acciona en el danzante desde su primer contacto.

Sentado en una butaca del teatro Alberto M. Alvarado, hora y media antes de subir al escenario para su actuación con la compañía de danza folclórica Yoliztli Widen, Raymundo Herrera compartió que entró al mundo de la danza con la pusilanimidad como compañera de baile. Tenía 18 años. Recordó que ni siquiera acudió a su primer ensayo a causa del estigma de la masculinidad frágil, aquel que en tinta de prejuicios lanza el discurso de que el hombre no debe bailar.

Pero tras el telón de su renuencia, un cosquilleo comenzó a evolucionar al compás de su curiosidad. Dio sus primeros pasos con el son de un aventurero que se desprende del temor e invita a bailar siendo libre. "Fue de las mejores decisiones que he tomado a lo largo de mi vida".

DETRÁS DE ESCENARIO

La compañía Yoliztli Widen pertenece a la Fundación Doctora Imelda Widen. Actualmente la conforman dos grupos: uno de Torreón y otro de Gómez Palacio. Es dirigida artísticamente por los profesores Saúl Rodríguez Ulloa y Francisco Gómez Maciel. El pasado domingo se ofreció una presentación en el teatro Alberto M. Alvarado en miras a su próxima gira internacional en Shanghái, China.

Como miembro de Yoliztli Widen, Herrera ha recorrido el orbe. Vestido con el orgullo de las tradiciones mexicanas ha visitado países como Rumania, Guyana, Trinidad y Tobago, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Etiopía y Baréin. Su memoria se convirtió en una maleta cargada de anécdotas.

"En la primera presentación que tuvimos en EAU, al finalizar se hizo una pequeña fiesta ahí mismo. Me llamó la atención que unas chicas árabes se acercaron a preguntarme que si así bailábamos en México, en nuestras fiestas. Me sorprendió porque no saben mucho de nuestra cultura y creen que ésta es el mexicano con el sombrero acostado en el nopal, por ende creen que bailamos exactamente igual que como nos vestimos para el folclor".

Tiempo antes del llamado al escenario, Herrera invitó a pasar a los camerinos para compartir el ritual que siguen los danzantes antes de cada actuación.

La imagen que emergió fue la de la comunión. Los miembros de la compañía se auxiliaban entre sí para vestirse. Se respiró compañerismo. Las mujeres, envueltas en telas floreadas, se colocaban los tocados que coronaban sus peinados. Los hombres se engalanaron de charros, norteños y nayaritas.

El programa indicó la lista de sones: bailes típicos de Tamaulipas, Sinaloa, Coahuila, Nuevo León, Nayarit y Jalisco.

La tensión, los nervios y las ganas de bailar abrieron pista con la silenciosa danza de la concentración.

"Llega un punto en que haces una conexión y te puedes comunicar sin hablar con tu pareja de baile. Tú la vez, ella te ve y ya sabes para qué lado moverte. La práctica hace que nos conozcamos. Veo las has habilidades de la persona. Veo mi fortaleza y mis debilidades y entre todos nos complementamos para un espectáculo de calidad".

En el séptimo número de la noche, Herrera salió al escenario vestido con el traje de gala empleado en la danza de los machetes. Allí, Raymundo representó su lucha por el amor de una dama, así como en la vida real ha contendido: danzando.

Tradición. Raymundo Herrera viste un traje de gala nayarita minutos antes de tomar escenario. (EL SIGLO DE TORREÓN / Saúl Rodríguez)
Tradición. Raymundo Herrera viste un traje de gala nayarita minutos antes de tomar escenario. (EL SIGLO DE TORREÓN / Saúl Rodríguez)
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Escrito en: Compañía Yoliztli

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