EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

Cómo quebraron el sistema ejidal en La Laguna

YO RÍO LIBRE

JULIO CÉSAR RAMÍREZ

Continúa Héctor Ehrenzweig, ciudadano de Torreón, la reflexión en torno a la implementación del neoliberalismo en La Laguna, que servirá para comprender la estructura de la tenencia de la tierra y concesiones de agua y para responder, ¿a quién debe beneficiar el agua disponible de la región?

Hubo una revista de la Región Lagunera -dice- que consignó magistralmente el momento crítico en que se llevó el ejido al fracaso total. "Insisto en que "se llevó al ejido" porque fue una situación inducida y no casual; se le dejó quebrado y sin salida."

La revista se llamó "brecha". "Me basé en su número 8, febrero de 1991, porque desde su portada anuncia el contenido: "Tormenta en el desierto lagunero: La SARH y Banrural colapsan los algodonales; víctimas, miles de ejidatarios", y porque explica la debacle con detalles y entrevistas a productores que relatan la tragedia humana provocada intencionalmente. Ahora sabemos que era para dar entrada al neoliberalismo.

En los ciclos agrícolas 1989-90, el promedio regional de producción de algodón fue de 3 toneladas por hectárea; pero sólo en 1990 fue de 1 tonelada por hectárea. Dice la revista: "Con relación al cultivo algodonero, a los ejidatarios de nueva cuenta les fue mal al concluir el ciclo agrícola 1990, el año en que, para ser sujetos de crédito oficial, se les exigió una producción mínima de tres toneladas por hectárea. Por lo que sabemos, la producción fue tan baja en la mayoría de los ejidos, que se habla de un "colapso" en dicho cultivo. Ello motivó la demanda de investigación sobre las causas que lo originaron, comprometiéndose el presidente de la República a integrar una comisión especial para tal efecto. A la fecha no se han dado a conocer los resultados."

Así que se estableció que sólo quien tenga producción de 3 toneladas por hectárea tendrá crédito y el presidente se fue sin explicar. ¿Será que fueron tan malos los productores? Veamos.

Causas del desplome. El periodista Antonio Jáquez describe el relato de 5 productores que sembraron 8.5 hectáreas de algodón. Según la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), el siniestro fue total debido a que los insecticidas no tuvieron el efecto esperado, porque después de la aplicación llovió y se lavó la planta de insecticida.

Según los campesinos, la baja producción se debió a que no se inspeccionaron los cultivos a tiempo y les impusieron productos que no sirvieron para combate de plagas (¿caducos?), además no les dejaron hacer aplicaciones oportunas. Los productores reportaron en tiempo la presencia de plagas y todo lo retrasaron los técnicos de SARH hasta llegar a ser innecesarios los plaguicidas por haber llegado a situación irreversible. Sin embargo, se aplicó de nuevo insecticida, haciendo más inversión en control de plagas que no iban a controlar, pero sí a engordar la cartera vencida.

En su investigación periodística, el autor ve el caso ilustrativo de lo que pasó en la región: la Asociación Rural de Interés Colectivo (ARIC), que aglutinaba a 10 Uniones de Ejidos, empresa que en papel tenía buena intención pero que en realidad fue negocio de pocos, líderes campesinos formando grupos de interés con funcionarios.

"Fue en el '88, recuerda Torres Castillo, cuando explotó por primera vez a gran escala una nueva veta de corrupción: la adquisición de insecticidas innecesarios y de mala calidad. Durante su gestión, Garza Sánchez autorizó la compra desmedida de insumos para la planta mezcladora de insecticidas de la ARIC, a causa de la cual esta empresa ejidal fue llevada a la quiebra". Era la SARH encargada del control de agroquímicos.

Otra operadora del desastre, Banrural impuso el "crédito en asamblea", que en realidad fue crédito individual y combatía la organización campesina. Banrural determinó el monto de créditos y SARH estableció en los ciclos 89-89, 90-90 y 91-91, un cuadro básico que determina la política de combate a plagas.

La estrategia de control de plagas tuvo serias fallas técnicas; se dieron graves retrasos en riegos y cambio brusco y radical imponiendo semilla Delta Pine-90, no trabajada en la región. Todo dio un resultado: la mayoría campesina quedó endeudada. Ya no era sujeta de crédito.

Como en el transcurso de los años se combatió mal las plagas del algodonero y éstas fueron creando resistencias contra insecticidas, se incrementaron aplicaciones para su combate, hasta llegar a hacer incosteable su cultivo.

Continuará.

@kardenche

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1594283

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx