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La importancia de la identidad cultural

MTRO. FRANCISCO PINEDA

Tener una buena claridad sobre los grupos a los cuales pertenecemos debido a nuestra identidad con ellos, es siempre una gran ventaja para entender un concepto de nosotros mismos, y estar cómodos con la gente con quien socializamos y el medio ambiente en que vivimos.

Recientemente, tuve la oportunidad de interactuar con residentes de las ciudades que componen una de las fronteras mas importantes de México con los Estados Unidos. Las personas con quien conversé compartieron sus puntos de vista sobre lo que significaba residir y ser parte de las culturas de ambos lados de la frontera. El tema de enfoque fue el sentido de pertenencia a uno u otro lado de la frontera, es decir, a la cultura con la cual se identificaban. Las conversaciones informales incluyeron sus experiencias, el uso de los idiomas español e ingles (o una combinación de ambos), y opiniones en general con el objetivo único de tener una "fotografía instantánea" de lo que significa estar identificado con la cultura de la frontera del norte. Uno de los aspectos mas interesantes de esta experiencia sobre la cultura fronteriza es lo que llamo "la conexión" y "desconexión cultural", o sea, la habilidad de sentirse parte de ambos países como resultado de haber estado expuesto o haber participado en las dos culturas.

Una de las personas con quien conversé fue un empresario, propietario de una cadena de restaurantes en México, y quien había nacido y crecido en los Estados Unidos, pero que a edad temprana se había trasladado a México con su familia. Esta persona, de descendencia mexicana, y también una persona exitosa en el mundo de los negocios en México, hablaba los dos idiomas sin dificultad. De acuerdo a esta persona, su identificación con ambas culturas depende de las circunstancias, específicamente del país en donde se localizaba. Para él, estar físicamente en tierra mexicana significaba sentirse apegado a las costumbres y tradiciones del país, y viceversa, esto es, un apego a la cultura estadounidense cuando se ubicaba en el suelo de ese país. Al preguntarle sobre la factibilidad de esta situación, su respuesta fue: "es como presionar un botón de encendido y apagado", o sea, "apagar" una cultura y "encender" la otra.

Por identidad cultural, me refiero a una sensación basada en un autoconcepto relacionado con pertenecer a cierto grupo social. Cuando internalizamos valores, creencias, reglas y practicas sociales de una cultura, nos identificamos con esa cultura, y como resultado, la cultura se transforma en parte de nuestro autoconcepto. Esta identidad cultural normalmente está asociada a clase social, educación, orientación sexual, historia familiar, idioma, nacionalidad, religión, origen étnico o racial o cualquier grupo con características particulares, por ejemplo, alguna profesión, y normalmente cambia dependiendo de nuestras experiencias personales. Por ejemplo, una persona puede cambiar o modificar su identidad religiosa después de una experiencia personal de impacto emocional o intelectual significativo. Una ilustración de este caso sería el caso de una persona que por razones personales decide cambiar de la religión cristiana a la musulmana. Esta sensación de pertenencia a un grupo señala interés o simpatía hacia ese grupo, en donde se crea un estilo de comunicación diferente, preferencias en las relaciones interpersonales, esencial en la manera en que uno se ve a si mismo, y la forma en como nos relacionamos con el mundo. La identificación o inclinación hacia una cultura tiene que ver con el hecho de coincidir con los valores, posturas socioeconómicas y perspectivas ideológicas de la cultura que se está adoptando.

Una identidad cultural se adquiere principalmente por la influencia de la familia, o aquellas personas que fueron parte de la formación de una persona. Igualmente, esta identidad es fuertemente influida por el medio ambiente en que se vive o se ha adoptado. Muchas veces la identidad se mantiene, pero como dije anteriormente, en otras ocasiones cambia dependiendo de las experiencias personales, y a medida que la persona madura intelectual y emocionalmente.

En el caso de la población que ha vivido gran parte su vida en la frontera de Estados Unidos y México, la gente adopta (muchas veces inconscientemente) la cultura del otro país no solamente para ajustarse a esa cultura, sino para identificarse con ella. En otros casos, puede haber conflicto debido a que la persona siente la necesidad de escoger entre las dos culturas. Con respecto al empresario que conocí, es claro que él tiene la capacidad y habilidad de ser parte de una u otra sociedad de manera genuina y espontánea, ya que comparte varios factores culturales de ambos países: el idioma, la comida, la música, el origen étnico, la nacionalidad, historia familiar, etc. Y por supuesto, se considera una persona feliz. Gracias por su interés en esta columna.

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