¿Dónde quedó el primer museo de Torreón?
Eran los años sesenta y en la ciudad de Torreón no existía ningún museo. Aunque la región era pujante y se encontraba en constante desarrollo, había un evidente vacío en términos culturales que la propia sociedad buscaba llenar. En este contexto, una lagunera donó el primer museo para la ciudad, del que hoy no queda nada.
La colección privada estaba conformada por obras de arte, piezas arqueológicas, más de tres mil libros, artesanías mexicanas, muebles antiguos, pinturas e incluso un mural, y pertenecía a Magdalena Mondragón, periodista y novelista lagunera, reconocida a nivel nacional por ser la primera mujer en dirigir un periódico en México, y por haber realizado entrevistas al presidente estadounidense Franklin Roosevelt y al recién exiliado Plutarco Elías Calles.
LAGUNERA DESTACADA
Yolanda Mondragón, sobrina de Magdalena, le recuerda como una mujer de carácter fuerte, muy centrada, de voz firme, inteligente y muy directa.
"No se andaba con rodeos", agregó Yolanda Marrero, cuñada de la periodista.
Magdalena Mondragón Aguirre nació en Torreón el 14 de julio de 1913 y murió el 5 de julio de 1989 en la Ciudad de México. Trabajó en diferentes periódicos, nacionales y locales, entre ellos, El Siglo de Torreón, con una trayectoria de más de 50 años en el periodismo.
Cuenta con una gran cantidad de libros y novelas, una de las cuáles, "Yo, como Pobre", fue editada en Estados Unidos y seleccionada como Libro del Año en Lengua Extranjera, además de que se consolidó como parte de un programa de lectura en el vecino país.
Su padre era médico, Adolfo Mondragón, y contaba con gran prestigio social en la ciudad, pues en 1905 fue fundador de una de las primeras clínicas en Torreón, la Casa de la Salud de La Laguna, que luego sería conocido como Sanatorio Mondragón. La finca aún se conserva en la avenida Morelos y calle 8, parte de su estructura tiene un torreón en esta esquina.
"Su hija, Magdalena, creció en un ambiente de una persona culta, preparada, proclive a la lectura, a las artes, a la música, lo que la influenció de manera muy importante, a tal punto que su papá lejos de desalentarla por inclinarse a la escritura, las artes y el periodismo, la apoyó", explicó Carlos Castañón Cuadros, director del Archivo Municipal.
Dada la escasa oferta educativa que había en la ciudad en aquellos años, Magdalena cursó una carrera comercial y luego emigró a la ciudad de México para continuar su formación como escritora en la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde también cursó una maestría en Letras.
"Ella terminaría por convertirse en la periodista más importante que ha dado la Comarca Lagunera en su historia, fue la primera directora de un periódico nacional en el país, además tuvo la dicha de entrevistar al presidente Roosevelt, en Estados Unidos, durante una estancia en Washington", comentó el historiador.
Magdalena no había llegado a la ciudad norteamericana por motivos laborales sino de forma personal, sin embargo, su instinto periodístico prevalecía ante todo y, aprovechando los contactos que tenía su padre, terminó por ser recibida por el presidente en la Casa Blanca.
Siendo una mujer exitosa en su trabajo e interesada en la cultura, tenía relación con el ambiente intelectual en México, guardaba amistad con pintores, escritores, muralistas, artistas.
La familia recuerda que, en uno de los viajes de Magdalena a Torreón, vino acompañada por su amigo Diego Rivera, quien se sentó en una silla que aún se conserva en la entrada del hogar, pero ante su corpulencia y gran altura, la silla de madera terminó por romperse y el artista cayó al piso.
En su vida tan fructífera, Magdalena fue acumulando obras de arte, piezas arqueológicas, reunió una biblioteca con más de tres mil ejemplares, artesanías mexicanas, muebles antiguos, pinturas e incluso un mural, logró así juntar una impresionante colección privada que, con generosidad, decidió en los años sesentas donar a la ciudad de Torreón.
PRIMER MUSEO
La colección privada de Magdalena Mondragón estaba valuada en un millón de pesos. Torreón en ese momento era considerado como el cuarto centro urbano en términos de indicadores económicos y demográficos del país, pero no tenía museos ni galerías artísticas, por lo que la lagunera decidió donar su biblioteca y su acervo a la ciudad que la vio nacer.
El tesoro artístico contaba con más de 80 cuadros en los que figuraban obras de Orozco, Desiderio Xochitiotzin, Manuel González Serrano, Luis Arenal, Aurora Reyes, José Clemente Orozco y otros, aparte de un mural de ocho metros de longitud de quien era el muralista más joven del país en aquellos años, Carlos Humberto Valencia.
En el texto "Magdalena Mondragón: su vida y su obra", la escritora Blanca Galván refiere que, con la intervención de notarios públicos y la directiva del Club de Leones, se dio fe de la donación del legado cultural el 8 de abril de 1969. El inventario eran siete hojas que describían los objetos, así como los tres mil libros de literatura moderna, teatro, novela, científicos y de arte.
"Dado el acendrado cariño que le tiene a Torreón, es su voluntad que este acervo pase en propiedad a la ciudad, con la condición de que se construyan un mínimo de tres salas adecuadas para la presentación y exhibición de los objetos inventariados", señala la fe notarial que se firmó. De acuerdo al inventario, había 87 pinturas, 16 esculturas además de artesanía mexicana y los libros en mención.
Se avisó mediante una carta al entonces gobernador, Braulio Fernández Aguirre, sobre la necesidad de contar con este museo, en enero de 1969, y luego al nuevo mandatario, Eulalio Gutiérrez Treviño, quien aseguró que se construiría el espacio. El acervo se mantuvo en resguardo, mientras tanto, en el sótano de la Escuela de Medicina, pero tras una fuerte lluvia y debido a problemas en el drenaje del lugar, la biblioteca se dañó en su totalidad y algunas piezas -que supuestamente estaban bajo llave-, desaparecieron. El saqueo había comenzado.
El Primer Museo de Torreón finalmente fue ubicado en el edificio adjunto a la preparatoria Venustiano Carranza -en bulevar Revolución y Paseo de la Rosita, hoy ya demolido-, y llevaba el nombre de la periodista. En el segundo piso estaba la biblioteca, en la entrada quedaron instaladas esculturas de piedra, la espada de Venustiano Carranza. En la planta baja, objetos que pertenecieron a los primitivos laguneros, desde conchas petrificadas hasta entierros conservados. En otra sala estaba el mural de Valencia, numerosos y valiosos cuadros en óleo, acuarela, grabado, esculturas antiguas y modernas, artesanías, entre otros artículos.
Desde 1983, Galván advierte en su texto que el museo se encontraba muy descuidado y que se habían robado muchos objetos, entre ellos, las espadas y guantes con que Venustiano Carranza practicaba esgrima, cartas de Diego Rivera y Frida Kahlo, además de obras de arte como las de Wenceslao Rodríguez, con las que testimoniaba la presencia de los primitivos laguneros.
"Lo donó con la finalidad de que Torreón contara con un museo, era una época donde no existía ninguno en la ciudad, ahorita estamos rodeados de una serie de instituciones muy importantes pero eso no existía en aquellos años, Magdalena Mondragón fue una mujer muy visionaria y con un espíritu muy generoso decidió donarlo, con un procedimiento formal y un acuerdo con el rector, ante notario", explicó Castañón.
MILLÓN
de pesos, pero de los años 60, era el avalúo de la colección donada a Torreón.