El circuito cerrado de videovigilancia o las llamadas cámaras de seguridad, se han convertido en una necesidad para ciudadanos que buscan proteger su patrimonio e integridad. (ARCHIVO)
Lo que hace algunos años se consideraba un servicio de lujo, el circuito cerrado de videovigilancia o las llamadas cámaras de seguridad, se han convertido en una necesidad para ciudadanos que buscan proteger su patrimonio e integridad.
La evolución de la tecnología y la reducción de sus costos, han permitido que este tipo de herramientas se conviertan incluso en material probatorio en la comisión de delitos, abusos de autoridades y una forma de control, ya que su instalación y conexión con los centros de control de las autoridades han permitido capturas y reducción de índices en robos.
La demanda de videovigilancia ha conseguido que los negocios que ofrecen este tipo de sistemas crezcan en la región, brindando desde instalación, servidores de almacenamiento de datos, hasta asesoría en el manejo de equipos.
A inicios del mes, autoridades estatales y municipales en La Laguna de Durango y Coahuila, iniciaron la instalación de cámaras de vigilancia y reconocimiento facial, como parte de la prevención del delito.
Mientras que los empresarios laguneros se han sumado con instalación de equipos en zonas industriales y comerciales de la región. Ahora, los ciudadanos buscan integrarse a este modelo de vigilancia para combatir a la delincuencia.
El circuito cerrado de videovigilancia o las llamadas cámaras de seguridad, se han convertido en una necesidad para ciudadanos que buscan proteger su patrimonio e integridad. (ARCHIVO)