Los resultados de las elecciones locales del domingo pasado, ofrecen una perspectiva de futuro sobre la forma de construcción del poder político en México, después de la llegada a la presidencia de la república de López Obrador y del partido Morena.
El fantasma amenazador del abstencionismo resurge, lo que para algunos es la prueba de una baja sensible en la popularidad de Andrés Manuel y para otros observadores más agudos, puede ser el fruto de un desencanto depresivo frente a los traspiés de la llamada Cuarta Transformación; la vuelta a la deserción cívica ancestral y el resurgimiento del viejo régimen autoritario con una nueva fachada.
En el caso de gubernaturas en disputa, los resultados en Puebla y Baja California dan el triunfo a los candidatos de Morena. La presencia del partido del presidente crece al gobernar en siete estados de la república, cuya población suma la cantidad de treinta millones de personas, lo que contribuye a la consolidación de dicho partido.
Sin embargo no todo es miel sobre hojuelas para el partido de López Obrador. A pesar de que en el caso de Baja California se lleva carro completo en Municipios y Diputaciones Locales, se produce un desplome de la votación de Morena con una baja del cincuenta por ciento, en relación a los resultados de las elecciones presidenciales del año pasado. Lo anterior indica que la suerte de Morena se encuentra inevitablemente vinculada a la figura de López Obrador y que la consolidación del partido guinda aún está por verse.
Respecto a las elecciones municipales en los estados de Durango y Tamaulipas el PAN obtiene el triunfo, lo que constituye un respaldo de los ciudadanos a la gestión de los gobernadores José Rosas Aispuro y Francisco García Cabeza de Vaca.
En resultado general el mayor número de votos partido por partido lo obtiene Acción Nacional, en virtud de que la mayoría de Morena se basa en un frente de partidos de izquierda cuya consolidación sigue siendo un proyecto, que depende tanto de la unidad de dicho mosaico ideológico y político, como de la presencia y popularidad del Peje.
Lo expuesto con anterioridad, quiere decir que las tendencias marcadas se pueden modificar en elecciones futuras, en función de que López Obrador conserve o dilapide el capital político que acumuló en los comicios del año pasado. El espacio de maniobra que nuestra imperfecta democracia ofrece a los diversos actores a saber, ciudadanos, partidos y factores reales de poder, ofrecen la posibilidad de cambiar el escenario en el corto o mediano plazo, de acuerdo a la capacidad de cada uno de tales protagonistas del quehacer público.
En nuestra Comarca Lagunera la pluralidad es el escenario dominante, con una ciudad de Torreón gobernada por Acción Nacional y los resultados electorales en comento, que hasta el momento indican que Morena gobernará en Gómez Palacio y Ciudad Lerdo continuará siendo priista.
El fenómeno del enorme abstencionismo al que hemos hecho referencia con anterioridad, en el caso de Gómez Palacio adquiere proporciones nunca antes vistas en los últimos tiempos, en la medida en que la candidata de Morena, la expriista Marina Vitela, obtuvo el triunfo con apenas veintitrés mil votos, resultado impresionante que revive la apatía de los peores tiempos de la aplanadora priista y en consecuencia, prende un foco rojo que nos alerta sobre la salud del sistema, y la debilidad cívica de la sociedad.
Los resultados de las elecciones del pasado domingo, confirman que la sacudida al sistema político que provocó el fenómeno López Obrador continúa. Depende de la capacidad de convocatoria de los partidos políticos y de cada mexicano en particular, el marcar el rumbo hacia un abstencionismo que fortalezca la consolidación de un nuevo régimen de partido de estado, o enfilar la proa hacia la consolidación de nuestra frágil democracia, en base a la participación ciudadana activa.
